ÉL
Dos días antes.
Me sudan las manos a chorros después de haber tocado el timbre. Mi pierna derecha se mueve involuntariamente y no puedo pararla por mucho que lo intento. Cada segundo dura un minuto mientras espero que abra la puerta.
Cuando lo hace me encuentro con lo que me temía, tiene cara de bulldog.
Resumiendo: está enfadada pero sigue siendo adorable.
—Así que... ¿«Déjame en paz»?—digo sin más, tanteando el terreno.
Una de dos, o me suelta una hostia o me cierra la puerta en las narices.
Su expresión está entre el enfado y la sorpresa. A lo mejor no se esperaba que me fuera a atrever a venir a verla después de esa nota tan directa que me escribió.
—¿Qué haces aquí?—pregunta ella con un tono de voz neutra.
Intento esbozar una sonrisa, pero me quedo en el intento por el miedo a que me vuelva a rechazar. Mi ego de macho está herido, ¿por qué iba a tocar su puerta, si no?
—¿Esto va a ser una guerra de preguntas? Porque me apunto.
—¿Tú eres tonto?
¡Toma ya!
—Menos de lo que parece, te lo prometo.
Tal vez y solo tal vez, no soy tan diferente a mi hermano con respecto a los comentarios "graciosos". Sin embargo, a mi me pasa solo cuando estoy nervioso. No tengo tanto delito, ¿no?
—Ya te dije que estoy ocupada.
Una de mis predicciones se cumplen porque agarra el pomo de la puerta para cerrarla en mi cara.
—¿Por qué quieres que no te mande más notas?—hablo atropelladamente cuando quedan dos centímetros para que la puerta se cierre.
—Porque no.
Su tono cortante me mata. Tal vez no hice las cosas bien. Tal vez me pasé de acosador. Si yo lo admito, parezco Joe de la serie You. Me falta la jodida gorra y los ojos de psicópata. ¿O los tengo?¿Tengo ojos de psicópata? Vale, me estoy pasando. Me estoy emparanoiando delante de ella y ahora seguro que sí los tengo.
Bajo la cabeza y miro al suelo, luego a sus pies descalzos y con las uñas pintadas de rojo. Necesito dejar de cagarla.
Yo solo quiero conocerle. Y me pasé, lo entiendo, pero es que esto de hablar con chicas no es lo mío.
Le miro de nuevo a la cara y... Joder. Me rindo. Solo estoy haciendo el gilipollas.
—Vale, pues nada, encantado—me despido de ella levantando la mano y me doy la vuelta para subir las escaleras.
No oigo la puerta cerrarse, pero no me vuelvo a mirarla hasta que le escucho hablar:
—En realidad...—me giro para mirarla cual Niña del exorcista—ahora no estoy ocupada.
Silencio.
¿Y qué digo ahora?¿Puedo ver esto como un rayo de esperanza?¿Puedo ilusionarme?
¿Qué le habrá hecho cambiar de opinión? De hecho, ya no parece enfadada.
—¿Quieres...hacer algo?—pregunto con voz más baja de la que pretendía, esta chica llega a intimidar. O soy yo el que es un cobarde.
—¿Qué se te ocurre?—levanta las cejas con interés.
—Tengo una idea, sígueme.
Ella coge la llave de la casa y me sigue escaleras arriba.
♡♡♡
¿Comparaciones con perros? ALWAYS. No lo puedo evitar, es que es muy gráfico.
¡Les leo en comentarios!
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¿Quién es ella?
General FictionÉl pasa notas por debajo de su puerta, tiene curiosidad por su ¿vecina? A ella le atormenta una melodía y debajo de su piel esconde la tristeza. ¿Quién es ella?