Vivir desde los 5 años en un orfanato y que aún no hayas sido adoptada puede que lo vean normal, pero para mí no lo es. Marcy, la directora del orfanato decía que no era malo pasar tanto tiempo en un orfanato, pero a fin de cuentas llegas a la conclusión que nadie quiere adoptarte.
Cada vez que veía que un niño o niña era llevada con su nueva familia no podía evitar sentirme de tal forma. Siempre me preguntaba qué tenían los demás que yo no tuviera.
—No te sientas así, Sky. Estoy segura de que una familia está aguardando por ti para que llenes de luz sus vidas, porque eso es lo que eres: eres luz en la vida de los que te rodean.
—Pero si yo era luz, ¿por qué mi familia me abandonó cuando más los necesitaba? —reproché.
Fueron las palabras de Victoria —una de las trabajadoras del orfanato—, que una vez me dijo después de que una familia escogió a otra de las chicas de la casa hogar hace un par de meses, y unos días antes de que conociera a los Jensen.
Los Jensen, una familia económicamente estable y de buen rango familiar dispuestos a acoger a una chica de diecisiete años en las cuatro paredes de su hogar.
Conocí a los Jensen una semana después de que la última familia me rechazó, el señor y la señora Jensen eran dos personas muy buenas, con buenos modales y una sonrisa que deslumbraba alegría con facilidad. Y eso era algo que diferencié de las demás parejas que había conocido en mis once años en este lugar.
Y por alguna razón me agradaron cuando los conocí, pero no quería hacerme ilusión; no quería volver a sentir esa sensación en mi pecho cuando cambiaran de opinión en adoptarme.
Pero no fue así, después de casi cuatro meses el proceso de adopción estaba por terminar, por lo que sólo quedaba el último paso: firmar los papeles y cambiar mi apellido por el de ellos, porque sí, los Jensen estaban dispuestos en adoptarme.
—¡Hora de levantarse! — dijo Victoria mientras abría la puerta de la pequeña habitación.
Abrí mis ojos y por medio de la venta —cuyas cortinas Kenzie olvidó extender, de nuevo— y los rayos del sol se colaban dentro de la habitación.
Me levanté y ordené mi cama, Kenzie —mi compañera de cuarto, la cual era solo dos años menor que yo y era mi mejor amiga— ya se encontraba despierta y estaba sentada sobre el colchón de su cama mientras garabateaba algo en su cuaderno.
— ¡Buen día, Sky! — saludó cuando notó que ya había despertado.
—Buen día, Kenzie — respondí mientras tallaba mis ojos.
Vi la hora en el reloj de la habitación y marcaba las 8:05 a.m., tomé mi toalla y ropa limpia y me dirigí al baño con destino a vaciar mi vejiga y tomar una ducha de veinte minutos.
Ya bañada y vestida me dispuse a arreglar mi cabello, la foto que tenía en mi mesa de noche llamó mi atención, era una foto de mis padres. Suspiré al recordar que hoy era 14 de marzo, hoy se cumplen doce años de aquel fatídico accidente donde perdí a mis padres.
Observé las flores que corté del jardín que descansaban en mi mesa de noche, le diría a Kenzie que me acompañara al cementerio a dejarla en las tumbas de mis padres. Kenzie me acompañaba al cementerio cada año desde que se nos permitía salir solas fuera de la casa hogar.
Perdida en mis pensamientos, no me percaté que Kenzie ya había salido del baño y se encontraba apilando la ropa que estaba esparcida por su lado de la habitación.
—Kenzie, recuerdas que...
—Me dijiste que querías que te acompañara al cementerio a dejar las flores, ¡claro! ¿vamos después del desayuno? —me interrumpió.
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Adoptada ✔ [Bilogía Adoptada #2] || Editando
Novela Juvenil¿Qué pensarías si estuvieras en un orfanato y luego de tanto tiempo te adoptan? Bueno, probablemente saltarías de la emoción, pero ese no es mi caso. Perdí a mis padres a los cinco años y pase los siguientes once años en un orfanato, hasta que los...