Capítulo 3

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—Quisiera que Hogwarts fuera real.

La idea de Hannah no es tan descabellada, ser un mago estaría genial. Claro que no podríamos usar magia fuera de Hogwarts siendo menor de edad, fuera de eso sería fantástico.

— ¡Hannah es muggle! —Exclamó Julian señalando a la rubia, ésta hizo un gesto haciéndose la ofendida.

—Ojalá y un basilisco te mire a los ojos y quedes petrificado, elfo doméstico —se defendió.

No pude evitar soltar una risa al oír las palabras de Hannah, creo que ella está obsesionada con esas películas.

Una discusión se desató entre ellos dos, así que vi prudente levantarme del sofá y huir de ahí antes de que esos dos terminen desatando el caos. Recorrí el pasillo que da para el jardín y caminé hacia los columpios que estaban a un costado de éste. De pequeña solía sentarme aquí a observar el cielo y las formas que las nubes adquirían; de noche me gustaba pensar que mis padres eran parte de las miles de estrellas que iluminaban el cielo. No fue hasta que leí un libro de ciencia donde explicaban que las estrellas son esferas de plasma que emiten su propia luz, mis ilusiones de infante se esfumaron, pero eso no evitó que siguiera pensando que mis padres eran estrellas en el cielo nocturno que cuidaban de mí. A veces imaginar cosas me hacía olvidarme de mi triste realidad.

El jardín del orfanato era mi refugio durante mis primeros días —e incluso mi primer año— en la casa hogar. Cuando vi que mi tía Valerie fue a mi habitación donde dormía en su casa y sacó todas mis pertenencias, el miedo me inundó. Me subió al auto casi a empujones y manejo durante largos minutos donde la ansiedad no dejaba de crear suposiciones sobre qué estaba pasando, no fue hasta que me bajó del auto en la entrada del orfanato y me dejó sentada en las escaleras junto a mis cosas y ella se fue en su auto, en ese momento supe que me habían abandonado y tenía que empezar a vale por mi propia cuenta.

Pero díganme, ¿qué podía hacer una niña de cinco años quien había perdido a sus padres y su tía la había abandonado?

Mi vida no era una película mucho menos un libro donde a la niña huérfana la abandonan y al instante un alma generosa se apiada de ella y se la lleva para cuidar de ella y cuando se encariñan decide adoptarla; sí, hasta en mis pensamientos eso suena estúpido.

— ¿Recordando los viejos tiempos?

Bajé mi vista del cielo para centrarme en la figura de Erik en el columpio a mi derecha, estaba tan metida en mis pensamientos que no me percaté de su llegada.

—Hola Erik —le saludé.

Erik es uno de mis amigos más cercano en el orfanato junto a Kenzie, tenemos la misma edad, pero llegamos en diferente tiempo al orfanato.

—Supongo que la melancolía pre-adopción ya te llegó.

—Y yo supongo que ya estás al tanto porque no recuerdo haberte visto en el desayuno de esta mañana —bromeé.

Erik soltó una leve carcajada y negó con la cabeza.

—Jordan se la pasó hablando sobre no-sé-qué-cosa hasta pasada la media noche y me desperté casi a las diez de la mañana, cuando bajé Hannah me comentó que saliste con Kenzie y la enana y luego me contó que te vas el viernes.

Hannah y su manía de contarles a los demás sobre la vida de uno, esa niña tiene complejo de reportera de espectáculos. No me sorprendería que el día de mañana la viera en uno de esos programas de farándula o en una columna de chisme en una revista.

— ¿Todavía recuerdas cuando llegaste al orfanato? —Erik hizo un sonido de afirmación con su garganta.

—Recuerdo que una castaña torpe derramó su jugo sobre mi camisa la mañana siguiente a mi llegada al lugar. La niña estaba tan roja de la vergüenza que me compadecí de ella.

Adoptada ✔ [Bilogía Adoptada #2] || EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora