Notas que cambian.

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Isabel sostenía aquella nota en su mano, pero no le dio el significado debido, ella no sabía lo importante que era lo que trataba de decir.

Distante caminó para encontrarse con se hermano y dirigirse posteriormente a la ceremonia.

-¿Qué es esa nota? Preguntó Acheron.

-Nada nada-Contesto ella.

-Déjame leerla

-Toma, quédatela sí quieres

El muchacho leyó aquella nota y para Isabel, la expresión de sí hermano le causó desconcierto.

-¿Quien te dio esto?

-Un muchacho, esta por... Espera creo que ya se fue.

-Isabel, guarda esto muy bien y no lo comentes con nadie.

-Pero...

-Tu sólo hazme caso.

Antes de que Isabel pudiera decir algo, su hermano ya se alejaba igual que el otro muchacho, Dante.

. . .

Ya había pasado un mes desde lo ocurrido y no había señales de nada. El tiempo y su vida corrían a su ritmo normal.

Isabel no se sentía totalmente destrozada ni tampoco feliz. Ella nunca tuvo una buena relación con su papá, pero a pesar de todos los problemas, sentía un poco de dolor.

Ella siempre pensó que el dolor es inevitable, pero también es pasajero.

Anteriormente había perdido a otras personas, grandes golpes para ella, eso le trajo experiencias con el dolor, más cuando su mejor amigo André murió, aprendió a controlarlo para evitar destruir su persona. Por eso se mostraba más "tranquila" en esta ocasión.

En fin, al llegar a su casa, subió a su cuarto y se recostó en su cama. Recordó a Dante y su extraña frase, buscó en su bolso la nota, al encontrarla observó que el escrito había cambiado, ahora decía "Y el viajero del tiempo podrá mostrarte tu verdad".

Isabel extrañada tomó la nota y la lanzó a la basura sin darle el verdadero valor que ella jamás descubriría, por ahora...

. . .

Al amanecer Isabel se levantó y comenzó sus labores normales, ella tenía que seguir adelante, se bañó, vistió, arregló y salió camino al colegio. Ella asistía al Andover Institute en Massachusetts juntó con sus tres mejores amigas.

Al llegar a su salón, 215, saludo a sus compañeras como costumbre, pero de pronto una chica de otro grado, la cual no conocía, le entregó otra nota, ella parecía hipnotizada, su aspecto era de alguien distraído. Sólo le dijo "el viajero la envía, hasta pronto Isabel" y se fue.

-¿Qué le pasa a la gente de hoy en día? ¿Mandar notas de aspecto extraño es normal ahora?- dijo un poco exaltada.

-¡Isa! Tal vez es tu admirador secreto-comentó Mariand, una de sus amigas.

-O tu acosador y/o asesino personal- dijo sarcásticamente Rachel.

Cada una de sus amigas era diferente y única, pero a todas las quería por igual, Mariand era la más tierna de todas, de estatura media, cabello castaño rizado y unos grandes ojos cafés. En cambio Rachel era más dura, pero sabía apoyar cuando era necesario. Ella tenía unos rebeldes rizos castaños claros casi rubios, unos ojos de color y forma de avellana acompañados de unos pequeños y delgados labios.

-No lo se Mariand, empiezo a pensar que sólo quieren coquetear o jugar, no lo sé.

-¿Tienes idea de alguien que quiera hacer eso?-dijo Rachel.

-Sospecho de alguien que conocí hace un mes durante vacaciones, no recuerdo bien su nombre, era algo con "D", Den... No... Dus...No... No me acuerdo.

-¿Dante?-dijo Mariand.

-¡Eso! ¿Cómo sabes?-dijo Isabel.

-Se me ocurrió por "La Divina Comedia", dijiste que el nombre era con "D" y ¡Bum! Lo dije.-

-Bueno sea mi acosador o no, me sa igual no tengo tiempo de estar pesando en cosas sobrenaturales que obviamente no existen. Voy a casa, ¿Vienen?

-No podemos, ya habíamos hecho planes, pensábamos que no vendrías al colegio.-dijeron un poco desanimadas sus amigas

-Ok, nos vemos.

Cada una tomó un rumbo distinto, Isabel recibía una llamada de un número privado, al contestar, volvió la cabeza a la calle y lo único que logró ver fue un destello cegador. 

Damaged SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora