[KAROL]
Abro los ojos al escuchar el sonido de la alarma en mi celular, no es difícil apagarlo.
Me levanto de la cama con cierto hastió, busco mis anteojos, a esta hora usar los de contacto sería perder tiempo, además me siento mucho mas cómoda con los otros.¡¡¡Necesito tanto un café!!! – le grito al espejo.
Bajo con lentitud las escaleras, me sostengo del barandal para guiarme hacia la cocina, mis ojos aún se están acostumbrando a la luz del día, y extrañamente tengo un ligero mareo, que raro, eso nunca me pasa, así que necesito un soporte para no caer o tropezar con algún escalón.
Llego a la cocina y abro la gaveta donde se encuentra la bolsa del café, es un café colombiano que he encontrado en el supermercado que está a una calle de mi casa, es maravilloso, el aroma que emite al momento de estar bajando hacia el agua caliente de la cafetera es maravilloso.
Tomo la bolsa y puedo darme cuenta de que no queda nada.
- ¡Maldita sea, olvide comprarlo ayer! – me digo a mi misma.
- ¿Dónde tienes la cabeza Karol? – y me pego en la cabeza como simulando un castigo.No puedo comenzar el día sin ese café, tengo que ir a comprar una bolsa nueva.
Subo corriendo la escalera, saltando los escalones de dos en dos para llegar mas rápido, me pongo unos shorts y una playera cualquiera, mi chamarra y unos tenis algo viejos pero que me encantan.
Bajo para tomar mis llaves, mi celular y mi cartera.
Si me doy prisa, me dará tiempo de llegar al trabajo.Camino lo mas rápido que puedo, llego a la puerta del pequeño supermercado con respiración agitada, creo que hice menos de 5 minutos.
Las puertas automáticas se abren, el pequeño supermercado está casi vacío-
. ¡Perfecto!
La ruta hacia el pasillo la recorro casi de memoria, y como si estuviera por llegar a la meta de un maratón, llego al estante y veo que sólo queda una bolsa, pero al tomarla, otra mano también la toma,- dirijo la mirada hacia el dueño de aquella mano y por un segundo, por tan solo un segundo, el mundo se quedó quieto, sentí que mi respiración se detenía, quedé inmóvil, todo desapareció a mi alrededor, los pasillos, la luz, la música del supermercado, el sonido de los empleados acomodando productos, todo… Lo único que yo podía ver en ese momento eran ese par de ojos cafés, eran tan dulces y seductores a la vez, su cabello estaba ligeramente despeinado, sus rulos eran tiernos y encantadores y su barba estaba un poco crecida; parecía que también estaba recién levantado como yo.
Sí, todo eso pude ver en ese instante, en ese pequeño segundo. El diminuto periodo de tiempo que haría uno de los cambios más grandes de mi vida.
Él me miraba fijamente, sin pestañear, sus labios entreabiertos me indicaban que quería decir algo, pero no sé porque su boca no emitía ningún sonido…
Volví a respirar y todo lo demás volvió a su sitio, excepto nuestras manos que seguían en el mismo lugar, tomando la bolsa del café.[RUGGERO]
Hora de levantarse, 7:00 de la mañana, me incorporo de la cama, y doy un gran trago de agua a la ya acostumbrada botella sobre mi mesa de noche, me pongo los lentes y me dirijo al baño, pero a medio camino, escucho una voz:
- ¿Amor? Que bueno que ya despertaste mi cielo, necesito pedirte un favor. – me grita desde la cocina-.
- Claro amor, ¿qué necesitas? – respondo casi de inmediato, pero sin dejar de caminar hacia el baño.
- Se terminó el café, ese colombiano que te gusta tanto, ayer olvide comprarlo. Tendrás que ir a comprarlo. ¡Ahora!
- ¿¿Qué?? – no puede estar hablando en serio. Este día está comenzando muy mal.
- ¿¿Si me escuchaste?? - repite con un volumen mayor.
- ¡Si te escuché!,- bueno no vale la pena pelear por algo tan insignificante.
- ¡No quiero que te pongas de mal humor por no beber tu “maravilloso café de la mañana”! – me dice en tono sarcástico. Sí, así es ella.
- Bueno, entonces ahora vengo – me pongo lo primero que veo en el closet, peino con mis dedos mi cabello, sin importarme que se siguiera viendo despeinado, salgo de la habitación, y sin despedirme cierro con dureza la puerta de entrada.El supermercado quedaba a tan solo dos calles del departamento en donde vivíamos, así que llegué bastante rápido. Saludé a Sergio, el chico que siempre estaba en la caja de cobro, era muy atento conmigo y mientras me cobraba, usualmente establecíamos una agradable platica de cualquier cosa, un chico bastante agradable de unos veinte años.
Suena el tono de mensaje en mi celular mientras me dirijo al pasillo en donde tienen el delicioso café, y como ya me sabia de memoria la ruta, decidí ver de quien era el mensaje, el cual era de Miriam, mi novia, quien me pedía que también llevara otras cosas.
Sin prestar atención, llegué sin mirar al pasillo y automáticamente estaba frente al anaquel del café y al ver la ultima bolsa, la tomé… sin embargo también otra hermosa mano llego al mismo paquete, y sin pensarlo me giré a ver de quien era.
Sentí un cosquilleo por todo el cuerpo, mi temperatura comenzó a subir y me di cuenta de que mis ojos se abrían sin que yo pudiera hacer algo, no pude ni siquiera pestañear, ni respirar, ni pensar, quería hablar pero no podía, estaba totalmente perdido en esa mirada que brillaba como la mas hermosa esmeralda, en esos labios tan delicados y naturales, su cabello caía sutilmente sobre sus hombros, ella no se movía tampoco, parecía que nuestras miradas se habían estado buscando desde siempre y por fin se habían encontrado, y tenían miedo de perderse nuevamente.- ¡Perdón! – le digo un tanto avergonzado quitando mi mano del paquete.
- ¡No, no, perdóname tu a mí!, llévalo tu – me dijo quitando también la suya.
- ¡No, por favor, llévalo tú!, me parece que llegaste primero – insistí-.Los dos echamos a reír, pero era una risa nerviosa y tímida, se veía preciosa cuando sus labios hacían esa curva llamada sonrisa, ¿qué me estaba pasando?, ¿qué era esto que sentía?, Jamás me había pasado.
Nos quedamos en un silencio un poco incómodo y de pronto se me ocurrió algo.- ¿Qué te parece si lo echamos a la suerte?, aquí tengo una moneda, el ganador se lleva el premio. ¿Qué dices?
Me arrojó una hermosa sonrisa y con un “va, me late, ¡que lo decida la suerte!” saqué la moneda del bolsillo de mi pantalón.
-Que eliges, ¿cara o cruz? – le pregunté poniendo la moneda en mis dedos-.
-Mmm, ¡Cara! – me dijo emocionada, como si fuera una nena pequeña de 6 años, lo cual me hizo sentir una ternura que no había experimentado jamás por una mujer.Lance la moneda al aire, sin mirarla, estaba como anestesiado mirando sus ojos.
La moneda cayó al piso, los dos nos agachamos para ver el resultado.- ¡Cara! ¡Gané! – y luego dejó salir una risa tan contagiosa que comencé a reír yo también.
-Muy bien señorita suertuda, el café es suyo – le dije –.
-Soy muy suertuda, pero me parece que tú lo eres más porque esta señorita suertuda es muy compartida, espera aquí – me dijo- la verdad es que yo estaba bastante desconcertado.Regresó con una bolsa hermética que le había dado Sergio, al parecer ella también se llevaba bien con él; dentro de la bolsa ya estaba la mitad del paquete de café.
-Bueno, creo que eso será suficiente, hasta esta tarde que surtan nuevamente, le he preguntado a Sergio y me ha dicho que como a las 7:00 de la tarde ya estarán disponibles muchos paquetes, así que mientras tanto creo que sobreviviremos con esto, ¿no crees? – me dijo con la sonrisa más sincera y autentica que yo había visto, ¡qué mujer más increíble!
Me quede callado, mirándola, pero reaccioné – Claro, me parece una excelente decisión, ¡muchas gracias!, Mmmm- le dije como dando paso a que me dijera su nombre-
- A lo que ella de inmediato respondió - Karol, mucho gusto Mmmm – creo que ahora era mi turno.
- Ruggero, mucho gusto Karol. – le dije casi al instante-.[KAROL]
¿Ruggero? ¿será italiano?, pero que nombre perfecto para esos ojos, para ese cabello, para esa sonrisa, pero… ¿qué estoy diciendo?, todo esto es muy extraño, será mejor que me vaya, si, creo que es lo mejor.- Bueno, fue un gusto, pero tengo que irme – le dije caminando por el pasillo muy rápido, pero casi al instante escuche su voz:
- Espera Karol, es que estoy un poco confundido – me dijo-- ¿Confundido? No entiendo.
- ¿Si, me decías que Sergio te dijo que a las 7:00 ya estarán los paquetes aquí? ¿Eso quiere decir que volverás a esa hora?- Me giré hacia él y así sin pensarlo le respondí:
- Eso depende, ¿volverás tú?

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"Un café para dos"
Romance"Cuando dos miradas se encuentran, no son necesarias las palabras". ¿Existe realmente la perfecta historia de amor? ¿Pueden dos personas estar destinadas a encontrarse en el momento preciso? ¿Se puede vivir esa historia de amor por siempre? Puede s...