-Pero... ¿Quién de nuestra familia pudo ligarse con esas cosas?-, Dije intrigada.
-No lo sé, debemos llegar al fondo de esto-, Dijo Hayley.
-Pero, ya no hay nada en esta biblioteca que nos pueda decir algo-, Negó Adrien.
-Oye Adrien ahora que recuerdo, hoy tenemos un asunto de negocios-, Exclamó Hayley.
-¡Es cierto!, debemos ir a cerrar el trato con el funcionario de casinos-, Exclamó Adrien.
-Disculpen, pero las ayudaremos luego, necesitamos atender esto-, Dijo Hayley con pena.
-No... No importa-, Respondió Alaska.
-Pero pueden venir con nosotros-, Dijo Hayley.
-No, nuestros padres están en la mansión con esas cosas, debemos deshacernos de los mitras-, Respondí.
-¿Están seguras?, Alaska no quiero que te pase algo-, Dijo Hayley con preocupación.
-No te preocupes, no me pasará nada-, Respondió Alaska con sonrojo.
-Esta bien, entonces... Adiós, amor-, Susurro Hayley, marchándose, pero no sin antes darle a Alaska las llaves de su coche.
-Adiós Victoire, cuídate, las ayudaremos lo más antes posible-, Exclamó Adrien, como siempre tan sonriente, pero con genuina preocupación en su mirada.
Fuimos al coche de Hayley, de regreso a casa, durante el camino, en la carretera, trataba de buscar a aquel vagabundo, algo me decía que no era una simple visión. Apenas veía, la niebla era más espesa de lo normal, no miraba más que oscuras sombras que reflejaban los burdos árboles.
Comencé a sentir un leve escalofrío, y una exuberante incomodidad me acechaba. Por suerte, Alaska era quién estaba conduciendo. Cambié de dirección mi mirada hacia el lado derecho y una especie de cuchilla gigante iba a caer sobre nosotras, esta golpeó y partió a la mitad el coche de Hayley. Por unos centímetros más nosotras estaríamos muertas, bajamos de lo que quedaba del Ford, vi rápidamente lo que cayó encima.
Era una gran chuchilla, de un color bronce, esta estaba recubierta de sangre fresca. Escuché un fuerte rugido que azotó el bosque entero, miles y miles de buitres salieron volando sin rumbo, el rugido era parecido al que había escuchado en el sueño y en al jardín.
-Será mejor que nos escondamos-, Dijo Alaska tomándome de la mano.
Nos adentremos en el tétrico bosque, el ambiente era muy oscuro, y pesado, me incomodaba demasiado, especialmente las ramas de los arboles, parecían garras, tratando de incrustarse en tu piel, se escuchaba más de algún cántico de los buitres, y con cántico me refiero a ese chirrido incómodo que hacen para tratar de que te alejes, observé a todos lados, y vi un gran árbol con un hueco.
-Alaska, mira ahí, ven-, Dije tomando a Alaska y llevándola hasta el árbol.
Las dos nos resguardamos dentro del árbol, esperando a que no nos encontrará el ser, que por su rugido era más que obvio que se trata de un mitras.
-Este árbol, ¿lo recuerdas Victoire?-, Preguntó Alaska en voz baja.
-¿Recordarlo?, no-, Susurre.
-¿Cómo no lo vas a recordar?, aquí nos resguardamos cuando eramos niñas, nos escapamos de casa, y nos perdimos en el bosque, justamente aquí buscamos cobijo, hasta que nos encontraron, mira incluso está la marca que tu tallaste con la cuchilla que le robabas a papá-, Dijo Alaska enseñándome la marca.
Leí aquella marca, decía: "Aventureros Jussieu", toque ese abrupto tallado mal hecho, y recordé miles de cosas, una breve pauta de mis recuerdos infantiles vinieron a mi...
Estaba parada dentro de la habitación de mamá, ella lloraba. Una pequeña niña se le acercó, era la misma de mi sueño, por lo visto ninguna de las dos me podía ver.
-Mamá, ¿Por qué lloras?-, Preguntó la pequeña.
-Por nada, hija, por nada-, Respondió mamá tratando de fingir felicidad.
-Mamá, ¿Por qué tu cama esta cubierta de sangre?-, Preguntó ingenuamente.
-Eso... Es solo pintura-, Dijo mamá, abrazando a la niña.
-Te amo mamá-, Dijo la niña tiernamente.
-Yo igual, Victoire-, Dijo mamá.
Mi visión se esfumó rápidamente y regresé a la realidad.
-Alaska, ¿Por qué nos escapamos de la casa exactamente?-, Pregunté viendola a los ojos.
-Yo... No lo recuerdo-, Dijo.
-Trata de recordarlo por favor, deb...-
-Silencio-, Susurró Alaska, tapándome la boca.
Escuché unos fuertes pasos, gracias a las hojas secas en el suelo que suenan cada que las pisan, identifiqué que tan cerca estaba el sonido. Repentinamente el mitras apareció frente nosotras, pero por suerte no se dio cuenta de nuestra presencia, este comenzó a olfatear y a buscar por el área.
Hasta que un pequeño tejón se acercó a él, tratando de olfatearlo, él mitras se percató de él. Lo levantó con su calaveruda mano, y lo observó de cerca, contemplando la morfología del tejón, era como un encuentro, era algo tan admirable de ver... Pero él mitras comenzó a apretarlo con su mano, el tejón chillaba y se retorcía de dolor, con cada segundo que pasaba el mitras iba cerrando cada vez más y más su mano, las viceras y sangre escurrian del tejón, el atroz ser sonreía de manera maquiavélica, los chillidos se hacían cada vez más dolorosos y tenues.
-¡Basta!-, Salió Alaska del árbol, enfurecida por tan cruel escena.
El mitras soltó al tejon semi muerto, vio a Alaska como una fiera.
-Alaska Jussieu, la chiquilla depresiva , a la que la vida trata injustamente, arremetiste contra un enfermero, le clavaste la jeringa en el ojo, y luego lo apuñalaste con unas tijeras, pudiste haberlo dejado inconsciente, pero decidiste matarlo, acabaste con su insignificante vida, y ahora acabaré con la tuya-, Exclamó levantando la mano.
Alaska comenzó a levitar, debía hacer algo o perdería a mi hermana. Vi algo resplandeciente entre las hojas, dentro del árbol, lo saqué, era la cuchilla de papá, estaba ya un poco oxidada. La tomé, y decidida, a herir al mitras, salí del árbol, corrí hacia él ser con la cuchilla empuñada, y nerviosa por que no se rompiera antes de penetrar al mitras. Me acerqué lo suficiente y le clavé el arma cortante, en él corazón. El mitras soltaba gritos desgarradores, y agonizaba de dolor.
-No te llevarás lo que por derecho me pertenece-, Exclamé imponente, refiriéndome a mi vida y familia.
Alaska cayó al suelo, pero sin daño alguno. Él mitras silenció su agonía y su cuerpo desapareció en una humareda, no dejando más que su silueta en el suelo.
-Alaska, ¿Estás bien?-, Acudí a ayudarle.
-Si Victoire, estoy bien, será mejor que nos apresuremos a ir a casa-, Dijo Alaska agarrándose las cabeza.
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La Mansión del Silencio
Misterio / SuspensoVictoire regresa a la mansión familiar, de su viaje a Madrid, luego de haber obtenido su doctorado. Al llegar ella nota algo distinto, una esencia diferente a la de antes, un cambio drástico, siente que no pertenece ahí, pero a la vez, si. Mezclando...