Mi experiencia en la Universidad de San Cosme
Desde chico mi sueño era estudiar Psicología, creía que el trabajo de los psicólogos era enseñar a la gente a olvidar sus preocupaciones y ser felices, así me dijeron mis papás.
Me hablaban de la Universidad San Cosme (USC).
Se ubicaba lejos, en la capital.Mis padres siempre fueron buenos, no tengo quejas, pertenecían a una orden religiosa cristiana denominada Congregación de San Cosme. Era una buena iglesia, tampoco me quejo de ellos.
Todo comenzó días antes de empezar la Uni. Me empezaban a tratar más atentos, me daban regalos, permisos, me cumplían caprichos, todos los días mi platillo favorito.
Decían que porque cuando comience la carrera ya no me verían tan seguido debido a que era lejos y me extrañarían.
Tenía sentido.Llegó el día de partir, fui a la capital, el primer día todo bien, era una Universidad muy humilde, pequeña, modesta y discreta.
Eramos 16 estudiantes, solo tenían la carrera de Psicología. Curiosamente cuando comenzaban a presentarse todos, mencionaban que desde chicos nos habían enseñado algo muy parecido nuestros padres, que la psicología trataba de "ayudar a la gente a olvidar sus problemas y ser felices".
Tal uniformidad de pensamiento me resultó escalofriante, que todos digamos casi exactamente lo mismo el primer día de clases, y nos lo habían enseñado nuestros papás.
Todos pertenecientes a la Congregación de San Cosme. No había gente perteneciente a otra iglesia o religión. Aún más raro.
Los profesores eran buenos y atentos, la enseñanza era divertida, pero lo que enseñaban allí no lo había leído en libros de psicología antes.
Habían dos directivos principales, que conocían a todos nuestros padres, por tanto como muestra de confianza nos pidieron que los llamemos "tíos".
Aseguraban que asistieron a nuestros nacimientos y nos conocían de pequeños. Que tenían contacto con nuestros padres y eran sus amigos.Muy raro...
Pasados unos días todo se iba tornando más raro, los directivos se tomaban más libertades con nosotros.
La tercera semana se debía asistir a una misa especial, en la cual dedicaríamos nuestros votos a San Cosme, el santo patrón de la Universidad.
No le veía nada de malo, total desde chico ya sabía de esas misas a las que asistían mis padres.
Llegó el día y todo fue tan raro...La misa comenzó, el sacerdote vestía de negro con una túnica celeste. Nosotros los 16 alumnos estábamos sentados cerca del altar, todos juntos.
Y habían muchos otros espectadores, que eran los padres de nosotros los alumnos.
Se veían todos tristes, cabizbajos, se podría pensar que todos aquellos padres estaban llorando de felicidad por el orgullo que les causa que nosotros sus hijos estemos listos para empezar la carrera de Psicología y además seguir su religión encomendándonos a San Cosme.
Pero el llanto era muy débil y no habían sonrisas, eso me asustó.Uno a uno fueron llamando a los alumnos.
Llamaron a un compañero primero, se levantó de su asiento, y fue al altar.
Apenas se levantó dejó un espacio libre, observé al público desde allí y pude ver a mi madre, llorando terriblemente y mi padre dándole un abrazo consolador.
En un momento mi madre levantó la mirada y me vio, lo cual sólo logró que eche a llorar peor.
Volví a mirar en dirección al altar. Mi compañero estaba allí, junto al sacerdote.
El sacerdote le hizo una oración, le dio de beber una cucharada de agua bendita y mi compañero se desvaneció.
Comenzó a moverse epilépticamente en el suelo del altar, la gente comenzó a aplaudir.El sacerdote se agachó, le tomó la cabeza y lo miro directamente a los ojos hasta que se calmó.
Se levantó del suelo mi compañero totalmente calmado, y se dirigió a una puerta tras el altar.
De nuevo todos aplaudieron.
No me extrañaba demasiado tampoco, ni a nadie, desde chico observaba estas demostraciones de poder de parte de los sacerdotes en las misas de la Congregación de San Cosme.
Bien, uno por uno mis compañeros fueron llamados al altar. A todos les pasaba exactamente lo mismo.
Los nervios aumentaban en mí, nervios con miedo.
Hasta que tocó mi turno.
Me levanté, me dirigí al altar entre medio del público.
Observé a mi madre llorando en su lugar, ella levantó la mirada.Le sonreí para que le sirva de consuelo. En ese momento ella no se contuvo más y se levantó de su asiento.
"CORRE JEREMIAS, VETE LEJ..." exclamó antes que mi papá le tape la boca con sus manos.
En ese momento uno de los asistentes del Sacerdote intentó acercarse a mí pero logré evadirlo.
Me largué a correr en ese mismo instante sabiendo que algo malo estaba por pasar.
Corriendo por el pasillo central esquivando a uno y otro asistente que intentaba detenerme.La adrenalina era impresionante.
Al salir de aquel templo fui directo a la calle, corrí y corrí varias cuadras hasta no poder más. Por la adrenalina sólo corría, sin darme tiempo a fijarme si alguien me perseguía o no.
Luego de unos días escondido y vagando sólo, volví a mi casa caminando desde la capital, varios kilómetros a pie, ya que no tenía dinero y sobrevivía gracias a esos comedores de caridad a los que asistía cada vez que llegaba a una ciudad nueva, si es que la ciudad disponía de uno, no todas tenían.
Cuando llegué a casa no estaban mis padres. Estaba todo cerrado.
Entré por la entrada secreta que usaba cuando era niño, la que conectaba el jardín con el sótano. El celular de mi padre estaba en su habitación, apagado por falta de batería.
Lo puse a cargar y lo primero que hice fue revisar sus mensajes, la última vez que conversó fue el domingo de aquella misa, hace cinco días.
Muy raro todo.
Anoté el número de mi compañero de habitación en la Universidad, le escribí y tras unas horas me respondió.
Me olvidó completamente. No me recordaba, y su actitud era muy extraña.
Desde ese domingo de misa en la USC no volví a ver a mis padres.
Me bañé, comí un poco de jamón de la Heladera, tras esto fui a mi habitación buscando ropa.
Una nota pegada en mi armario decía: "Jeremías, si lees esto significa que pude avisarte y escapaste, pero nosotros no. Ellos no te dejarán libre mucho tiempo, no te quedes en casa, huye, te amo". Era de mi mamá.Desde aquel día ando vagando, de ciudad en ciudad, sin saber nada, nada de nada.
Por favor, si alguien lee esta humilde nota que posteo en Internet, quiero que atiendan a sus amigos, a sus padres, si hablan de mandarlos a Universidad San Cosme, cuídense, no acepten.
Si alguien resulta advertido y toma precaución con este mensaje yo estaré suficientemente satisfecho.
Debido a que lo publico en distintos sitios de Internet y siempre me lo eliminan misteriosamente, me veo en la necesidad de publicarlo repetidas veces. Cada vez que accedo a internet lo posteo en un sitio diferente.
Si mis padres me leen, yo soy Jeremías, sigo libre.
Si eres alguien que leyó esto buscando información en Internet sobre Universidad San Cosme, genial, llegaste justo a tiempo para leerme y evitar cometer una locura.
Espero no sea demasiado tarde...Huye, corre, escapa, rechaza, lo que sea pero no vayas.
Atte: Jeremías.
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Helena
ParanormalLa historia de varios jóvenes totalmente extraños entre sí convergen alrededor de un misterioso libro. Un libro que estuvo guardado por más de 1500 años y que una pareja tuvo el honor de heredarlo. La pareja Wassmut solo quería servir a Dios, encon...