10. Kaito

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Después de una larga charla sobre el descubrimiento de América, sonó el timbre que anunciaba la última hora de la mañana.
- ¿No te aburres?.- me dijo Carter.
Asentí con la cabeza. No me había enterado de las explicaciones de la profesora de historia, debido a que, estuve pensando en mi hermano todo el rato. Hace tiempo que no le veo.
Nos levantamos y nos encaminamos hacia el Aula 318, donde nos espera la profesora de francés.
Tomamos asiento y empezamos la lección con las listas de los verbos en el Passé Compossé.
Al finalizar la hora, recojo mis libros y adelanto a Carter para salir y buscar a mi hermano, cuando choco contra alguien.
Se me caen los libros al suelo.
- ¿Es que no miras por dónde vas?.- mascullo mientras recojo mis libros.
- Deberías tener más cuidado.- digo aún sin mirar a la persona con la que me he chocado.
- Lo siento, no era mi intención de verdad.- dice una voz masculina.
Me levanto y veo a un chico muy atractivo de pelo castaño y ojos marrones con un círculo marrón-verdoso alrededor de la pupila.
Me quedo anonada por su belleza.
- Soy Kaito.- dice con una sonrisa.
- Encantada, soy Cassandra.- le digo devolviéndole la sonrisa.
- Olvida el incidente, ha sido un error.- añado.
- Gracias, la verdad es que es un halago que una chica tan guapa como tú me perdone por ir mirando a las musarañas.- me dice.
Me sonrojo, y el también se empieza a sonrojar.
- No hay de qué. Agradezco que alguien tan guapísimo como tú se haya chocado conmigo.- digo devolviéndole el cumplido.
Ambos nos volvemos a sonrojar.
- ¿Te apetece quedar esta tarde?.- me pregunta.
- Claro. Con mucho gusto.- respondo con una sonrisa.
- ¿Te parece bien si te paso a buscar a tu habitación a las seis?.- pregunta.
- Por mí perfecto.- digo sonriendo de nuevo.
- ¿En qué habitación estás?.- pregunta.
- 514, Ala Oeste.- digo giñándole un ojo.
- Hasta las seis pues.- se despide con una sonrisa y me da un beso en la mejilla.
Acto seguido, desaparece por el pasillo.
- Le molas, le molas.- canturrea Carter a mi oído.
- Oh, ¡Venga ya!, ¡Si soy horrible!.- digo.
- Lo que eres es tonta, por decir eso.- me dice ella.
- ¿Te apetece comer algo?.- me pregunta.
- Sí, tengo hambre y son las 14:30 p.m.- digo.
Ella me conduce hasta la cafetería. Esperamos nuestro turno, y cuando nos toca, cogemos una bandeja y nos servimos cada una a su gusto.
Nos sentamos en una mesa con Ethan y Ashton y su equipo de rugby. También hay alguna chica.
De repente, alguien viene por detrás y me tapa los ojos. Me despojo de sus manos y me giro para ver su rostro.
Es mi hermano.
- ¡Mario!.- grito lanzándome a sus brazos.
Se ríe.
- ¿Cómo estás?.- pregunta sonriendo.
- ¡Genial!, ¿Y tú?.- pregunto animada.
- Bien, ya que tengo a mi hermanita pequeña y fuerte como una bola de algodón.- dice riendo.
Me uno a sus risas.
Mi hermano no se parece en nada a mí. Mis padres le adoptaron dos años antes de que yo naciese. Él era afroamericano, mientras que yo, era italiana de pura cepa.
Mario tenía algún que otro tatuaje en los brazos.
Éramos muy diferentes. A él le encantaba el hip-hop, de hecho, le encanta rapear y ha ganado varios premios y concursos de rap, mientras que a mí me gustaba más el indie, el pop y algo de electrónica.
- ¿Que tal tu primer día?.- preguntó interesado.
- Bastante bien, aunque hay cosas que tendré que aprender con el paso del tiempo.- digo entre risas.
- Ya te acostumbrarás. Bueno hermanita, me tengo que ir. He quedado con unos amigos para componer nuevas rimas y raps.- anuncia.
- Pasadlo bien, luego nos vemos.- digo despidiéndome de él con un abrazo.

Breath Before The KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora