Voz

4K 650 26
                                    

En los meses que Jaebum llevaba viviendo con YoungJae y sus padres no había soltado palabra alguna. Era casi como un huésped, aunque ayudaba con todos los quehaceres del hogar, incluso se ofreció a encontrar trabajo para ayudar con los gastos, petición que fue negada rotundamente por el omega, pues su pierna aun no sanaba completamente. Jaebum no se encontraba completamente cómodo viviendo como un "parásito" según el, aunque YoungJae se encargara de recordarle que no era así.

El alfa dormía plácidamente en la habitación que habían preparado especialmente para el, estaba un poco helado debido a que se encontraban en pleno invierno. Se sobresaltó cuando sintió la puerta abrirse lentamente, girándose también cuando sintió un cuerpo subirse a su cama para luego quedar frente a frente con el tierno rostro de YoungJae. Ellos no eran muy cercanos, solo mantenían una "relación" de dos inquilinos que comparten un mismo hogar, por lo tanto, cercanías de ese tipo no eran para nada comunes, aunque no se quejaba del todo, YoungJae era muy tierno.

—Hace frío, ¿no?— preguntó, recibiendo un asentimiento por parte de Jaebum.— Esta habitación es mucho más cálida que la mía, pero aun así estás temblando.— YoungJae se acercó un poco más a Jaebum pasando uno de sus brazos por su cintura.— ¿Soy cálido?— Jaebum asintió.— ¿Aún tienes frío?— Negó.— Entonces está bien.— el omega cerró los ojos listo para dormir, mientras que el alfa intentaba no pensar demasiado en el dulce aroma que este emanaba de su cabello.

La mañana siguiente Jaebum despertó debido a un peso sospechoso sobre su cuerpo. Un dulce aroma llegó a su nariz y al momento de abrir los ojos se encontró con una cabellera rubia frente a sus ojos. Era YoungJae quien descansaba sobre su cuerpo sin intenciones de quitarse. Jaebum entró en pánico, pues si bien el quería a toda costa zafarse del menor sobre el, su lobo meneaba la cola contento y lo obligaba a rodear con sus brazos el cuerpo del omega. Estuvo unos segundos conteniendo su respiración hasta que sintió a YoungJae moverse.

—Hm... Buenos días Jaebumie...— el menor restregó su ojo derecho viéndose condenadamente adorable a los ojos de Jaebum. Mientras despertaba notó la situación en la que se encontraba, rápidamente intentó separarse de Jaebum, pero un par de manos sobre sus muslos se lo impidieron.— ¿J-jaebum?— el nombrado parecía ido, pero cuando levantó su intensa mirada de las piernas del menor notó sus mejillas rojas y como intentaba no mirarlo a los ojos. De inmediato retiró sus manos de los muslos del omega, quién apenas estuvo libre rodó hasta el suelo levantándose rápidamente.— I-ré a preparar el desayuno.— dicho eso salió de la habitación de Jaebum dejándolo perdido en sus pensamientos.

—Tonto tonto.— regañó a su lobo.— tendrás que calmarte si no quieres espantar a la única persona que te trata con cariño e igualdad.— su lobo pareció gemir angustiado antes de por fin calmarse.

Jaebum estuvo un par de minutos más sentado sobre su cama hasta que por fin decidió levantarse y ayudar al omega con el desayuno. Estuvo evitando su mirada en todo momento ya que la vergüenza lo superaba, pero luego de pensarlo bastante entendió que lo mejor sería disculparse.

Se acercó al menor quien comenzaba a poner las cosas sobre la mesa y jaló la parte trasera de su camiseta. Este de inmediato se giró encontrándose con la mirada culpable de Jaebum.

—¿Qué sucede?— Jaebum, aun manteniendo su mirada, juntó ambas manos mientras hacía una reverencia ante YoungJae.— Oh, no no, no tienes que disculparte, ¿si? No estoy enojado. S-solo un poco avergonzado.— Jaebum levantó su cabeza lentamente y asintió.— Gracias~. Debo ir a comprar un par de cosas, espérame aquí.— el omega tomó sus auriculares y se vistió con una sudadera negra.

Jaebum hubiera continuado su día normal, pero un mal presentimiento se apoderó de el y no pudo evitar salir tras YoungJae. El pueblo estaba un poco lejos por lo que tendría que caminar mucho, pero realmente no le importaba, solo quería asegurarse de que YoungJae estaría bien.

Lo divisó a lo lejos hablando con una anciana. Luego de estar un par de minutos más hablando se despidieron. La anciana caminó directamente a su casa mientras que YoungJae volvía a poner sus auriculares en sus oídos, estaba a punto de cruzar la calle.

Todos los instintos de Jaebum se encendieron cuando YoungJae dio el primer paso sin prestarle atención al camión que se dirigía a toda velocidad hacia el.

—¡¡YoungJae cuidado!!— el menor no escuchaba. Aquella carretera parecía infinita. Sabía que corriendo no llegaría jamás, a menos que...

YoungJae sintió que alguien gritaba su nombre, pero no prestó atención, pues era normal a veces tener esa sensación de que alguien te llama cuando en realidad no es así. Lo que sí escuchó fue el estruendoso sonido de la bocina de un camión. Todo su cuerpo de tensó y en lugar de correr se quedó estático. Su corazón latía con fuerza, sus manos sudaban y había comenzado a llorar.

Sin siquiera esperarlo o haberse preparado algo impactó contra su cuerpo. Sintió como su respiración se detenía a causa del miedo, pero... ¿por qué no dolía? Estaba seguro de que si un camión te arrollara sería extremadamente doloroso. Al contrario de esto, se sentía muy suave y acogedor. Abrió los ojos aún lleno de miedo, pero tenía que ver lo que había pasado.

Cuando finalmente su vista estuvo clara se encontró con un montón de pelo y un aroma demasiado conocido. Un gran lobo lo aprisionaba entre sus brazos dejándolo casi sin aire. Soltó un quejido y el grisáceo aligeró su agarre.

—Y-yo... Estaba muy asustado...— abrazó el cuerpo del gran alfa. Sabía perfectamente de quién se trataba y no podía estar más feliz.— Muchas gracias Jaebum... Me has salvado la vida.— los ojos del alfa se expandieron mientras de a poco volvía a su forma original.

—¿C-como sabías que era yo?

—Tu aroma es único y... Espera, ¡hablaste! ¡has dicho algo!— el omega lo miraba con una gran sonrisa mientras aguantaba sus ganas de saltar a sus brazos, pues no era el momento.— ¡Tu voz es muy grave! Siempre creí que sería un poco más aguda que la mía... Pero está bien, esa voz va muy bien contigo, ¡debes hablar más seguido!— su emoción parecía desbordarse en cada palabra que decía.

—¿Estás sorprendido por eso y no por el hecho de que soy un alfa? Porque supongo que lo notaste, soy un alfa.— YoungJae soltó una risita.

—¿Debería sorprenderme? Eres un alfa, ¿y? Oh... Espera... Los alfas están acostumbrados a ser tratados con superioridad. No esperas que yo...

—¡Para nada!— Jaebum negó efusivamente.— Creí que estarías decepcionado.

—¿Decepcionado de qué?

—De mí, los alfas... Somos rudos, debemos imponer respeto... Pero yo soy tan débil y blando.— la sonrisa de YoungJae era muy dulce y su mirada estaba llena de ternura.

—Eres el alfa más genial que he conocido. No eres nada débil. Solo eres demasiado dulce para vivir en un mundo lleno de alfas malos.— el pelinegro bajó su mirada avergonzado.— Deberíamos volver a casa, no haré las compras hoy.— YoungJae le dió su sudadera a Jaebum, pues su camiseta había desaparecido cuando se transformó.

YoungJae temblaba un poco, estaban en pleno invierno y el había preferido darle su sudadera a Jaebum. Este último notó como el menor intentaba recuperar el calor, así que inesperadamente pasó uno de sus brazos por sobre sus hombros atrayéndolo un poco a su cuerpo. Jaebum era cálido y el frío que sentía YoungJae hace un par de segundos había desaparecido por completo.

Le daba exactamente igual que el mayor fuera un alfa. Siempre había sido muy respetuoso, cálido, amable y una excelente persona, y el que ahora supiera que se trataba de un alfa no cambiaba en absoluto la excelente opinión que tenía sobre el, porque Jaebum era extremadamente precioso y su naturaleza no lo cambiaría.

Weak [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora