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Nathaniel siempre había sido un niño muy particular.

Gozaba de la soledad, le gustaba la tranquilidad de su vida. No le agradaba tener la atención de muchas personas, era por eso que se reservaba de cualquier contacto que no fuera Juleka. Aunque ella se había pegado a él más que nada.

El joven disfrutaba del dibujo. Le encantaba tener momentos para si mismo, los cuales eran la mayor parte del tiempo. Visitaba frecuentemente museos, siempre estaba enterado de las nuevas exhibiciones. Le gustaba mucho observar las estrellas por la noche, investigar sobre ellas. Su habitación estaba llena de libros, y cada vez que deseaba ver alguna película, prefería ir en horarios en los que sabia que solamente habría una cinco o diez personas además de él, así el ir solo lo ayudaría a prestar atención al filme.

Su vida era sencilla y cómoda. Aunque al final del día, antes del atardecer, siempre esperaba al lado de su ventana, dentro de su habitación, a esperar que un chico en particular pasara en su skate por la calle, frente a su casa.

Desde los seis años, Nathaniel había tenido cierta curiosidad sobre aquel chico que cada tarde, sin falta, pasaba en su patineta con la mirada al frente, haciendo su recorrido frente a la fachada del menor, y finalmente desaparecer detrás de un árbol que impedía a Nath seguir viéndolo en su trayecto.

Siempre maldecía a aquel árbol. Pero el ver pasar a aquel chico, por unos segundos, era la mejor parte de su vida.

Y así fue durante diez años.

Aunque, algo cambiaba poco a poco en aquel joven adolescente conforme los años pasaban.

El pelirrojo pasaba la fregona por el piso, limpiando los restos del vomito del joven, quién se encontraba sentado junto a la cama

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El pelirrojo pasaba la fregona por el piso, limpiando los restos del vomito del joven, quién se encontraba sentado junto a la cama.

-Aquí tienes- le pasó un vaso de agua para seguir limpiando.

-Gracias...- dijo tomándolo débilmente y posando aquel objeto de vidrio sobre sus labios de tono morado.

Se escuchó como alguien bajaba las escaleras rápidamente. La puerta de la habitación estaba completamente abierta, por lo cual de inmediato pudieron visualizar a Juleka llegando a la sala.

-¡Nathaniel!- se notaba molesta, acercándose rápidamente a la habitación, ignorando que era la de su hermano- ¡Te estuve esperando en el parque, y me llamas y solamente me dices que estas aquí! ¿Cómo se te ocurre llegar a...- se detuvo al ver la situación, Luka se encontraba sentado sobre el suelo, su rostro parecía horrible y la habitación apestaba cigarros y otras sustancias que no parecían inofensivas a la salud.

El mayor ni siquiera levantó la mirada, se mantuvo mirando el vaso mientras Nathaniel se acercaba a ella.

-Nath, ¿Qué demonios...?- Juleka seguía confundida.

-Lo encontré inconsciente, será mejor mantenerlo limpio- explicó en un tono bajo.

-No necesito su ayuda- la voz de Luka resonó en la habitación- No sé quién eres pero, si mi propia familia no ha podido ayudar, no entiendo que te hace pensar que serviras de algo aquí...- intentó levantarse, pero volvió a caer al suelo.

Mess || Luka x NathanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora