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El pequeño Nath de tan solo ocho años, se limpió las lágrimas, no queriendo que algunas de las madres de sus compañeros lo vieran llorando y por supuesto no quería que su propia madre lo viera porque entonces tendría que darle explicaciones, tendría que decirle a su madre de la crueldad de los niños.

Él no quería asistir a esa tonta fiesta pero su madre no dejaba de insistir en llevarlo a las diferentes fiestas de cumpleaños en un mal intento de hacerlo olvidarse de la mala situacion entre los dos héroes de su vida y como niño pequeño aún no sabía cómo era que sus padres ya no se querían. Lo que no sabía la señora Kurtzberg era que sacaba a su hijo de un infierno para llevarlo a otro.

Se sorbió los mocos e intentó contener su llanto pero no podía. Aunque sabía que si seguía llorando, los niños se burlarían aún más de él.

Era la fiesta de cumpleaños del hermano de una de sus compañeros que estaba cumpliendo diez ese día; Luka Couffaine, quien jugaba en la parte del jardín con sus mejores amigos. Todos estaban vestidos de sus Power Rangers favoritos. El cumpleañero era el ranger negro mientras que sus mejores amigos vestían el traje azul, rojo y el negro. Los colores se repetían depende del gusto de los niños por los personaje. Incluso había niñas con los disfraces de las rangers amarilla y rosa, y aunque a Nath no era niña, vestía con el traje amarillo.

En cuanto llegaron a la fiesta las miradas con desprecio de los niños no se hicieron esperar. Para ellos Nath se había vestido de mujer. Y el pequeño pelirrojo solo quería quedarse solo en alguna parte escondida de la parte trasera mientras terminaba con su rebanada de pastel, pero claro que los niños no lo iban a dejar solo.

— ¡Marica! — le gritó uno de los niños, que se encontraba vestido del ranger rojo. Ese era el pequeño que había comenzado a molestarlo cuando una vez lo encontró dibujando corazones y estrellas cuando todos los demás solo dibujaban grandes robots y autos. Lo que no sabían esos niños era como se sentía Nath de destrozado por la constantes peleas de sus padres. Solo quería que le dieran un poco de más de amor del corazón.

— No escucho, no escucho, soy de palo, tengo orejas de pescado— le respondió Nath, tapando sus oídos con sus pequeñas manos, apretándolas con fuerza, no quería escuchar a nadie.

— ¿Qué significa marica? — preguntó el niño que estaba vestido con el traje azul.

El ranger rojo se limitó a encogerse de hombros:— Así le dice mi mamá a mi papá cuando pelean... ¡Tu tonto!, ¿Sabes que le pasan a los niños que no quieren ser niños?

— ¡Soy un niño! — gritó Nath.

— No lo pareces— le respondieron los niños y a la orden del que parecía mandarlos comenzaron a empujar a Nath.

El pelirrojo cayó en el suelo de pompas sintiendo como su traje amarillo se desgarraba de esa parte, sabía que su bóxer ahora estaría al descubierto, sintió como su pastel cayó sobre sus pies y también sintió débiles golpes de puños inseguros. Le estaban golpeando, soltando pequeños gritos de guerra. Nath no sabía cuándo se había convertido en el enemigo.

— ¡Déjenme en paz!

— Nunca.

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Mess || Luka x NathanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora