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Aún bajo la mesa, Luca y Kate se miraban mutuamente en silencio mientras escuchaban atentamente los ruidos a su alrededor.

-¡¿Dónde están Antonio Equisoain, Camilo Reyes y Julia Martinez?! -grito uno de los hombres.

-¡Aparezcan antes de que hayan más víctimas! -se escuchó decir a otro.

Al escuchar que buscaban a su padre, Kate se llevó la mano a la boca para evitar hacer cualquier ruido porque estaba a punto de largarse a llorar.

Y de repente, sintió como unos brazos que la rodeaban. Era Luca que la estaba abrazando mientras le acariciaba la cabeza en un intento de calmarla.

-Shhh... Ya está, ya está. No pasa nada, todo va a salir bien -le susurraba el chico al oído-. ¿Acaso no confías en tu papá? Él dijo que se encargaría.

Ella quiso creer en las palabras del chico y gracias a su contención se pudo tranquilizar un poco, sin embargo no podía dejar de preocuparse porque no sabía nada de su padre y temía por lo que pudiera llegar a pasarle.

En cierto momento, una niña se metió debajo de la mesa también intentando ocultarse. Pero no le funcionó ya que uno de los hombres la había visto.

-¿A dónde crees que vas mocosa? -le dice mientras tira del mantel para evitar que se esconda.

Pero al tirar del mantel también quedaron al descubierto Luca y Kate.

-Con que había otras ratas escondidas por aquí ¿eh? -exclama otro de ellos mientras se les acerca.

Luca, instintivamente, se puso delante de Kate intentando protegerla. Ella sólo se quedó observando la situación buscando una salida.

En la sala estaban todos los invitados tirados en el piso boca abajo, y había cuatro asaltantes. Uno vigilaba la ventana mientras veía su celular, otro vigilaba la puerta, otro era el que estaba agarrando del cuello a la niña que se había intentado esconder y por último el que se les acercaba. Todos estaban armados.

Luca había empujado a Kate fuera de la mesa contra la pared poniéndose delante de ella para tener más lugar para moverse, y de paso ponía la mesa entre ellos y el hombre. Sin embargo, no sirvió de mucho ya que estaba armado y les apuntó con el arma.

-No puedes hacer nada contra nosotros, así que no intentes hacer el héroe o los dos son boleta -le dijo el asaltante mientras hacía el amague de disparar.

Kate, impulsivamente, escondió su rostro en la espalda de su guardaespaldas porque se creyó el amague. Luca sólo se quedó mirando fijamente al hombre.

-¿Qué tanto vas a mirar? Yo te voy a enseñar lo que les pasa a los pibes como vos que se quieren hacer los valientes -le dijo el hombre mientras se subía a la mesa en un intento de acercarse a ellos.

-¡Dejalos! -otro de los asaltantes, el que parecía ser el jefe, lo detuvo antes de que lograra su cometido- ¡Tenemos que irnos ya! ¡Muevanse!

Todos los hombres se lo quedaron mirando un momento pero después obedecieron y de la nada en menos de un minuto ya habían desaparecido por la puerta del jardín.

Por el día el Romantico, Por la noche el Arrogante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora