Relato #2

45 3 1
                                        



20/08/16

Tengo una extraña tendencia de siempre decir todo lo malo que pienso de las personas y las cosas, a menos de que hablemos de lectura o de música clásica.

Me gusta mucho leer. Mi hábito de lectura me lo inculcaron mis padres. Ellos son grandes personas y grandes lectores. Por eso leo todos los días desde los siete años, porque todo lo que ellos leían me lo pasaban a mí.

Recuerdo esa primera vez que conocí un libro. Yo estaba en mi habitación viendo televisión, un programa de Discovery Channel por cierto, con mis siete años y papá llegó diciéndome que tenía un regalo de conocimiento. Yo no entendía que era eso hasta que me mostro el libro: "El Caballero de la Armadura Oxidada" se leía en el título. Muchas personas imagino que lo han leído y para una niña la historia de un caballero que no se podía quitar su armadura hasta que completara su aventura y entendiera lo que debía cambiar, me pareció fascinante, y así empecé a recibir todos los libros que mi padre me obsequiaba. En menos de dos meses ya había leído siete libros que no contenían más de trescientas páginas y que eran educativos de una manera que era fácil de entender para mí.

A medida que fui creciendo me interesé por otros libros más descriptivos, más juveniles, más de novela, más de ciencia ficción. Y ahora, simplemente debo cargar un libro conmigo a donde vaya, porque siempre es un buen lugar para llenarse de historias inventadas o reales.

Mi amor por la música clásica despertó el día que mi primo me invitó a un concierto en vivo de una orquesta clásica. Para ser sinceros en ese momento no despertó mi amor por la música clásica, despertó mi amor por el violín. Mi primo, mucho mayor que yo, tocaba violoncelo y yo tenía nueve lindos años. Me dijo que quería invitarme a ese concierto para que viese otro mundo además de mis libros y acepté.

Mi mamá me llevó al teatro donde se presentarían. Ella se quedó conmigo. Ver a la orquesta bajo esos inmensos reflectores, sobre un escenario gigante y bajo la dirección de un chico de baja estatura que se le notaba que amaba la música, me emocionó, pero cuando el primer violinista toco un solo pulcro, hermoso y perfecto; me hechicé. Desde ese momento empecé a escuchar más conciertos de violín que un violinista y empecé a insistirle a mi mamá que quería ir a una academia de música donde me enseñaran a tocar violín.

-*No toco violín como tú ni le paro mucho a la música clásica porque soy más de otro tipo de música, pero te apoyo mucho M y en leer somos dos lectoras empedernidas. Es cuando trabajamos juntas*- la otra M tenía cara de victoria.

-*Nunca hemos trabajado como una sola, así que no vengas con cuentos*- le dije odiosamente.

-*Que odiosa*- bufó con voz ofendida.

-*Es mi amor por ti que me hace hablar así*- comenté con voz sarcástica lanzándole una sonrisa un poco hipócrita.

Saltando la pelea con M y continuando con la historia, logré el cometido de entrar a una academia de música un poco después y pienso que a partir de allí, todo empezó a ser diferente.




Hola a todos. Aquí les dejo el segundo capítulo para que sigan conociendo un poco más a la protagonista de este libro. UN BESOTEEEE!! Espero con ganas sus comentarios.

Yo...y alguien másWhere stories live. Discover now