Acostumbraba a verla cada mañana salir de su departamento a eso de las 7:30, siempre se miraba tan arreglada, con su uniforme bien planchado, su cabello era perfecto, creo que siempre me llamó la atención lo bien cuidado que se veía. Caminaba con delicadeza las dos calles antes de llegar a la parada de autobús, donde constantemente revisaba su móvil hasta que la recogía. Se sentaba en el tercer asiento junto a la ventana y centraba su vista hacia afuera mientras se colocaba sus audífonos y tarareaba algunas canciones en los 20 minutos que duraba el viaje. Sus ojos siempre tenían un brillo especial, algo que reflejaba calidez y ternura.
Me gustaba verla caminar, tenía gracia, sus níveas piernas se veían tan suaves, sus brazos se movían con delicadeza. Entraba al instituto siempre con una sonrisa, saludando a quien se cruzara en su camino, subía la escalera y se adentraba en el pasillo hasta el salón.
"Buenos días" decía mientras hacía notar su presencia, era tan dulce e inocente, con esa voz tan angelical. Se sentaba en el primer puesto, y yo en el último y desde allí la observaba durante toda la mañana. No, no era un psicópata, solo era un adolescente de 17 años con la suerte de tenerla de vecina y compañera de clase.— ¿Y tú que tienes?
— ¿Eh? — Esa voz burlona me traía de vuelta a la realidad.
— ¿Otra vez mirando a Tachikawa? — rio él.
— Claro que no...
— Yamato — se sentó a mi lado — Eres tan extraño...
— Ella no sabe que existo
— Pareces nena enamorada — enarcó una ceja — Tienes 17 años, la conoces desde los 10 ¡Claro que sabe que existes!
— Ese no es el punto, Taichi
Suspiró — Pues entonces ve y le hablas
— No, no sabría de qué hablarle
— De lo que sea, es una chica, le hablas de unicornios y arcoíris y ya se estarán entendiendo
Bufó — Solo me gusta mirarla
— Pues espero que con mirarla consigas algo más que asustarla por tus instintos psicópatas
El maestro entró y el silencio inundó el salón. No podía negarlo, había algo en ella que llamaba tanto mi atención que me sentía atraído con solo mirarla.
La conocía desde los 10 años, aún recuerdo la primera vez que la vi. Se había mudado desde Hikarigaoka con sus padres al departamento junto al mío. Aún conserva esa cara de niña inocente, pero había crecido, su cuerpo cambió, su voz ya no era tan chillona como antes, sin embargo, nunca me atreví a decirle una palabra, en los 7 años que llevamos viviendo juntos. Tenemos personalidades diferentes, no es que yo sea tímido, pero prefiero mi soledad, mi espacio, podrán decirme que soy raro, pero no, solo no me gusta relacionarme con cualquier persona. Aprendí a conocer el dolor y la amargura cuando mi madre falleció, yo solo tenía 7 años. Claro que tengo amigos, tampoco soy una especie de emo-anti-social, Taichi y Takato han estado conmigo bueno, desde siempre.
Ella en cambio era tan efusiva, estoy seguro que a cada lugar que va su presencia se le hacía agradable a todos, era tan carismática, tenía una sonrisa encantadora, tan mimada por sus padres pero a la vez tan dulce, Tachikawa Mimí sí que sabía cómo ganarse el corazón de la gente, por supuesto, que con el mío lo hizo.Siempre preferí pasar desapercibido en cualquier lugar donde esté. Mientras menos se notara mi presencia, mejor para mí.
Cada día era una rutina. Despertar por los gritos de un irritable padre reclamando que una vez más su despertador no sonó, siendo que lleva más de 5 meses averiado. Pelear por el baño con un inmaduro hermano y siempre terminar perdiendo. Desayunar a una velocidad increíble solo para salir del departamento a las 7.30, ya se imaginan por qué. Y pasarme todo el día en el instituto sin entender qué diablos hacía ahí. Por la tarde generalmente me encontraba solo, Papá no vuelve del trabajo hasta media noche, y Takeru entrena basketball hasta las 8. Por lo que mi única compañía, es mi guitarra. Como la amo, es la salida a todos mis problemas. Luego de que mi padre llegue con la cena, me voy a dormir esperando que el día siguiente sea diferente... Y... Creo que este día lo fue, el comienzo de lo que yo llamé "La peor semana en la vida de Ishida Yamato"
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La peor semana de Yamato
Fanfiction¿Cómo puede ser una semana, la peor de todas? Ishida Yamato cuenta la historia de como creyó que esa era la peor de su vida. Aunque, al final del día, no todo era tan malo.