Sábado

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Aún no comenzábamos el maldito proyecto.

Era sábado por la tarde. La escuela ya se había acabado, me encontraba de camino a mi casa sin ninguna noticia de Mimí. Ni siquiera respondió mi mensaje para saber cómo se encontraba. Ni siquiera me dio alguna explicación después que me besó el día anterior. La confusión me estaba comiendo la cabeza.

El día se había vuelto eterno. Ni decir el castigo que me dieron por ausentarme al examen cuando ella estuvo enferma. Tuve que decir que estaba con indigestión y no podía salir del baño como para avisar que no asistiría a la escuela. 

— ¡Yamato! — Escuché a mis espaldas como alguien se acercaba a mí a gran velocidad

Me di la vuelta para encontrarme a la persona que menos quería ver, últimamente Taichi se había vuelto una molestia.

— ¿Qué quieres?

— ¡Como que qué quiero! — Me abrazó por los hombros — ¿Salimos esta noche?

— ¿Es una cita?

Me dio un golpe en la cabeza — Serás idiota. Vamos con Takato y los muchachos a la fiesta de cumpleaños de Orimoto ¡dicen que será un desmadre!

— No tengo ganas

— ¡Distráete un poco! Desde que has estado rayado esta semana con Tachikawa no te reconozco

Suspiré — Quiero dormir

— Un rato. Te prometo que la pasarás de maravillas — sonreía

Suspire otra vez — Si me quiero ir no te entrometerás ¿sí?

— Lo prometo — sonreía, odiaba esa sonrisa estúpida

Y allí estaba. Mirando mi móvil constantemente, esperando una respuesta de Mimí que nunca llegó. Alistándome porque Taichi y Takato vendrían por mí en unos minutos.

Como dije varias veces, no me caracterizaba por ser muy sociable, o fiestero, mucho menos popular. Era más bien discreto, solitario y poco conversador. Por lo que tampoco tenía mucha ropa adecuada para esto. Creo que Takeru me vio algo acomplejado, si no, no hubiese venido a ayudarme. Me coloqué solamente unos jeans rasgados color celeste, una camiseta blanca, una chamarra negra y el idiota de mi hermano insistió en colocarme una bandana negra en el cuello. Me sentía afeminadamente horrible.

Al salir de mi departamento, miré un par de segundos la puerta de Tachikawa. Al parecer no había nadie. Miré una última vez mi móvil, y salí de allí. No había tenido noticias de ella en todo el largo día. 

— Uh quien es este bombón — dijo Taichi cuando me acercaba a ellos

Rodé los ojos — Vámonos

Caminamos algunas calles hasta llegar a la casa de Orimoto. Era una casa grande, lujosa, en un sector residencial. Al parecer, no fue mala idea venir. Estaba casi toda la escuela, había buena música, comida y algunas cervezas. Sí, se lo que piensan, aún soy menor de edad. Pero una u otra no creo que me hagan daño ¿o sí?

Entramos y nos acercamos a donde habían algunos chicos de nuestra clase. Era extraño, gente con la que nunca había entablado una conversación se acercaba a mí. Se sentía muy bien. Incluso olvidé que no había tenido respuesta de Mimí durante todo el día.

Una cerveza... Dos... Tres... ya comenzaba a marearme. Takato... creo que ya lo habíamos perdido. Había demasiada gente. Taichi coqueteaba con una o cuatro muchachas al mismo tiempo. Me encontraba solo allí, por lo que decidí salir por un poco de aire. Si algo no he confesado aún, es que desde hace unos meses comencé a tomarle el gusto a los cigarrillos. No soy un adicto, pero si he fumado algunos sobre todo cuando necesito relajarme.

La peor semana de YamatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora