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Lautaro esperó que ella se terminé de acomodar en su cama y suspiró, para ser la madrugada de un post partido era mucho.
—¿Te sentís mejor? —le preguntó, Lola asintió palmeando la cama para que el se acostará a su lado.
Apagó la luz y se rodeó la cama para meterse bajo las sabanas como ella.
—¿Que pasó? —cuestionó.
—Nada.
—Lola, en serio. Decime que paso. —presionó con un tono más duro.
Dolores quedo en silencio unos segundos. Iba a contarlo pero no con detalles.
—Pelee con mi mejor amiga en pleno boliche.
—¿Por que?
—Cosas de mujeres. —terminó la charla girándose para poder dormir ya.
Lautaro quería saber pero tampoco iba a presionar tanto. Así que se rindió y se giro para abrazarla apoyando su mentón en el hombro de ella.
—Sí te sentis mal o con ganas de vomitar avisame. —siguió preocupándose.
Ella sonrió con los ojos cerrados.
—Ya estoy bien, solo quiero dormir.
—Dolo... —nuevamente murmuró, ahora era él que no se podía dormir.
—¿Mhm?
—¿Por que no me dijiste que hoy es tu cumpleaños?
Ella abrió los ojos sorprendida.
—¿Quién te dijo?
—No importa quién. Respóndeme algo aunque sea.
La chica suspiró.
—No me gusta festejar mi cumpleaños Lautaro, solo eso... Además nosotros no hablábamos más.
—Porque vos no me hablabas. —contraatacó el jugador y como supo que ella no iba a contestar volvió a hablar—. ¿Por que veniste acá de nuevo?
—Porque quiero.
—¿Por que más?
—Porque te extrañé Lautaro. —gruño ella, para él fue suficiente y no dijo más nada.
Así de fácil se conformaba, con ella.
Casi toda la noche no pudo pegar un ojo, tenía miedo de levantarse a la mañana y otra vez no verla más, además que se le cruzaba en la cabeza que era su cumpleaños y sí el lo hubiera sabido antes le iba a preparar algo, aunque no era muy tarde.
Durmió tres horas como máximo; pasada las seis y media de la mañana abrió sus ojos no pudiendo seguir con el sueño, se giró a mirar a su lado y ella seguía, dormía fuerte.
