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El departamento de Lautaro esa tarde estaba ocupado y no por ella, sino por ellos, sus compañero de equipo. Quién fueron a pasar la tarde, conversando tomando mate y jugando a las cartas y darle ánimos previo a la gira donde iba a ir él con la selección argentina para los partidos de Italia y España, donde esperaba tener minutos para demostrar que estaba a la altura y que se merecía estar en la selección mayor.
—¿Jugas está? —le preguntó Musso, Lautaro negó.
Su celular empezó a vibrar seguido, supo que era llamada así que se alejó del grupo yendo a su habitación.
—¿Si?
—Hola lindo.
—¿Lola?
—Sí. ¿Quien más? —preguntó seguido de una risa—. ¿Como estás?
—Bien. ¿vos? Que raro llamándome... —dijo sincero aunque alegré de escucharla, se sentó en la cama.
—Bien, bien. Mejor ahora... Pasa que te extrañaba más por estos días que nos veíamos... Y estaba acá en mi cama viendo él oso mirarme y pensé en vos. —se río de nuevo, eso hizo que la sonrisa de Lautaro se agrande.
—Sos vos la que desapareces.
—Tengo mis razones Lauti.
—Quiero escucharlas...
—Otro día. En fin, ¿que estás haciendo? ¿estas solo?
—No.
—¿No?
—No. —se río el mismo al verse pausando la respuesta para saber como reaccionaba ella.
—Umh, bueno esta bien.
—Estan algunos compañeros del club acá. —término contando—. Pero supongo que en unas horas se van... ¿Vas a venir?
—Voy a ver.
—Lola, me voy dentro de dos días. —contó—. Y creo que va a durar dos semanas.
Dolores en cambio desde su habitación lo pensaba sabía perfectamente más que nadie lo que iba a pasar y de que hablaba él.
—Quiero verte. Antes de irme... Aunque cuando vuelva también. —pidió.
—Solo sí me das la camiseta que vas a usaste cuando volves.
—Lo que quieras. —le contestó rápido él con una sonrisa.
—Bueno, entonces voy a la noche.
—Te espero.
Y así fue, cuándo el dijo que quería verla antes de irse era en serio porque conociéndola como lo hacía no sabía sí cuando volvía ella iba a estar así de cariñosa o alejada y prefería tenerla antes de irse.
