Torbellino sorpresivo (3)》Paul Lahote x Oc

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~Paul Lahote~

Desde hace unos meses he estado viviendo mi gran sueño. Estoy junto a mi esposa Adhara, aquella castaña de ojos grises que movió mi mundo y me hizo ver tantas cosas que creí nunca sentir. Hace unas semanas la había marcado, ahora si podía sentirme mas o menos cómodo con que nadie podría acercarse a ella, aunque los vampiros que nos rodeaban era un gran número.

Aunque eso no era un gran lío, ya que por ser familia "directa" de Runa, nadie puede si quiera hacernos algún daño, ya que de por si, nadie quisiera ver al caos en persona. Es que la verdad, todos prefieren a esa pelirroja tranquila y adormilada, que amenazante y echando fuego, como también incinerando.

Aun no olvido como terminó al chupasangres mayor y líder, fue una masacre tanto tortura, aquel día, creo que marcó nuestros días, ya que Adhara por insistir y llevarse por la curiosidad pudo conocer que a veces es mejor quedar lejos de mucha información. Mas seguridad para los estómagos.

La pena por haber torturado a muchos vampiros, asesinado, e incluso atacado a humanos por deseo y no necesidad, eran castigados por una muerte rápida, putrida y dolorosa. Del cual sólo los pecados capitales lograban con éxito hacerlo. Si fuera otro vampiro común, también sería carcomido por la pena. Runa había dejado bien en claro que nadie debía jugar con fuego, que ella no era de dar con mucha paciencia, y que esto por el bien de todos, no debía repetirse.

Hoy por hoy, Adhara ha estado bastante cambiada de humor y físicamente, al principio me preocupé mucho por sus nauseas y mareos, luego recordé el descontrol que tuvimos hace unos meses atrás, y me sentí totalmente extraño. Mi preciosa Soldatina, me había confirmado mis sospechas, estaba embarazada, y lo que mas le preocupaba era que Runa no lo tomara bien.

Y justamente ocurrió lo que ella mas o menos se imaginaba, pero lo que no nos imaginabamos es que a ella le afecta tanto hasta enfermar.

Ahora Runa se encuentra acostada a unos metros de mi preciosa esposa, en su forma tigre, con aquel collar tan singular que lo tiene desde que ha vuelto.

Adhara al acercarse a Runa, enseguida la tigresilla baja las orejas todo sumisa.

—¿Que te pasa, mamá? –pregunta Adhara.

Runa la mira, y solo cierra los ojos conteniendose el contestar. Sólo se dedica a lamerme le mano.
Luego su mirada recae en mi, y siento que algo en mi se aprisiona al ver sus ojos grises casi opacos.

Jadeo de sorpresa, y justo cuando voy a preguntarle porque he sentido ese dolor, enseguida se disculpa con una mirada hacia Adhara, y sale corriendo hacia el bosque.

Adhara se acerca rápido al verme.

—¿Que ha pasado, lobito?–pregunta.

—No lo se, pero tarde o temprano lo averiguaremos mi Soldatina –contesto, abrazándola.

Mientras acaricia el vientre, donde mi futuro hijo/a yace durmiendo. Siento como Adhara se estremece y suelta una sonrisa.

—Oye... No hagas eso, me da cosquillas –pide suplicando tras una sonrisa.

Sonrío y aun mas le acaricia, mientras la beso como deseo desde que se alejó de mi. Mi lobo y yo mismo se siente complacido al sentir como corresponde.
Gruño, y justo cuando la voy a saborear mas. Escucho una tos falsa.

—Lamento interrumpiros chicos, pero quisiera preguntarles algo –dice Carlisle.

Gruño, pero Adhara mi acaricia la mejilla suavemente, colmandome de paz, ocasionando que solo mire mal al vampiro.

Adhara no se separa mucho de mi, pero si se voltea para verlo.

—¿Que sucede?–pregunta curiosa.
—Desearía saber su Runa tiene algo con el que esté enlazada a ti... –pregunta con una mirada misteriosa Carlisle.