I.

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Baekhyun está apoyado en la barra de mármol que separa la cocina de la sala-comedor. A través de las mamparas ve cómo los cinco mejores estudiantes de su padre entrenan exhaustivamente en el patio, mientras su madre está preparando una gran y saludable merienda para cuando seis hombres sudorosos ingresen a su casa.


―Mamá, tú sabes que me gustan los chicos, ¿verdad?


Afuera su padre daba órdenes, contaba con el cronómetro y repetía rudas frases de aliento. Sehun, Jongin, Kyungsoo, Minseok y Chanyeol se convertían y revertían obstáculo tras obstáculo. No había duda de que los cinco chicos eran los más fuertes y capaces dentro del clan y del equipo que comandaba su padre; sin embargo, siempre había uno que resaltaba y no solo por su destreza física.


―Sí, Baekkie, tu padre y yo lo sabemos.


―Bueno, ¿y qué pasaría si me gusta un hombre? ―pregunta, tan casual como a quien se le escapa sin querer― Ya sabes, uno mayor...


Baekhyun tiene la manía de llevarse los dedos a los labios y tocarlos o introducirlos entre estos cuando está distraído, cuando algo lo pone muy caliente o ambas a la vez. Park Chanyeol es el más alto de ellos, tiene brazos poderosos y unas orejas muy llamativas. Su fuerza, rapidez y agilidad son excelentes, así como su valentía, estrategia y disciplina. Un alfa completo. Su padre siempre tiene buenos comentarios acerca de Park, por ello no es de extrañar que lo haya escogido como el entrenador personal de su pequeño hijo: Byun Baekhyun.


―Baek, estás por cumplir la mayoría de edad, tú padre y yo no podríamos decirte gran cosa. Tan solo podríamos seguir preocupándonos por tu bienestar.


Desde los doce años Baekhyun estaba, a decisión de su padre, listo para ser entrenado. A Baekhyun la idea de hacerlo junto a los aprendices de su padre ―que en su gran mayoría eran chicos muy altos y fornidos, en contraste a él― no le agradaba, pues las veces que había presenciado las lecciones, aquello le parecía un campo de sufrimiento. Así que fue dejado a cargo de un entrenador no tan exigente: el amistoso y confiable Park Chanyeol. Para el pequeño Byun fue inevitable enamorarse... pero había un diminuto problema.


―Entiendo ―Baek al fin despega la mirada del patio, el grupo de hombres ha terminado allá afuera― Y qué si ese hombre es como... no lo sé... ¿Chanyeol?


Su madre gira hacia él inmediatamente al reconocer ese tono de voz en su hijo.


―Byun Baekhyun, ¿qué estás tratando de decir?


Baekhyun encoge los hombros y adopta una posición más derecha cuando seis hombres muy agitados ingresan transpirando a la cocina.


― ¡Buenos días, señora Byun! ―se escucha al unísono, a excepción del padre de Baekhyun, quien da un saludo más cariñoso a su esposa.


Todos rápidamente se dirigen a la barra muy hambrientos, donde los esperan platos con bocadillos y bebidas.


―Hey ―llama Baekhyun con la mejor voz que puede usar, apoyado a un lado.


Chanyeol gira con dos panecillos entrando a duras penas en su boca y una bebida en una mano. Se ve como un imbécil que solo sabe usar la fuerza bruta y en su cabeza no cabe más que puños y comida. Baekhyun sabe que Chanyeol está muy lejos de ser así, pero esa apariencia es la mejor fantasía erótica que tiene. El alto necesita quitarse las masas de pan para contestar.


―Hey, bebé Byun. Espero que estés listo para el entrenamiento del sábado ―dijo el hombre alto, empujando la frente de Baek con el dedo índice.


Baekhyun siente que se derrite con el apodo, aunque el gesto no haya tenido nada de coqueto.


Sí, el problema de Baekhyun era que Park Chanyeol continuaba viéndolo como a un niño y no como el joven atractivo y resuelto en el que se había convertido, aquello era frustrante. Y, claro, una cosa pequeña que a Baekhyun no le gustaba tomar en cuenta era que Park Chanyeol estaba comprometido.



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Lamento tanto haber tardado:(


Visto con otros ojos (ChanBaek)Where stories live. Discover now