Mailen Onisse, nacida en Santorini, Grecia, vivió allí hasta los 7 años, cuando se mudó a Holmes Chapel, un pequeño barrio en Reino Unido, allí estuvo durante 10 años, hasta que se muda a Beacon Hills, un pueblo en California, USA.
Ahora tiene que e...
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Mailen se levantó de la cama mientras tiraba el despertador al suelo. Estaba harta de el, del despertador y de las mentiras de sus "amigos". Que eran peor que un despertador, eran como un balde de agua fría en medio del sueño REM, y después muchas plumas que se pegan a tu cuerpo mojado. El peor sentimiento del mundo.
Se dirigió al armario y de puso una sudadera roja hasta el ombligo unos vaqueros negros rotos y unas vans, se ató el pelo en dos trenzas de raíz y bajó a desayunar.
Salió de su casa y se subió en su Mini para ir al instituto, no quería ir, no quería encontrarse con Stiles y que la mirase con cara triste, como si todo lo que estuviese pasando no se pudiese contar pero la afectase. O con Allison y que intente integrarla en su súper amistad con Lydia, estaba cansada de oír hablar de maquillaje y que la llamase Marine. O con Scott, y que la evitase. Estaba más que harta.
Llegó al instituto y cerró la puerta del coche con un golpe. Entró por la puerta principal y lo primero que vio fue a Lydia con unas manoplas rosas.
—Bonitos guantes Lydia— fue lo que Mailen le dijo al pasar por su lado, recordándole a la rubiofresa a alguien que le había dicho eso antes, Peter.
Mailen se encontraba en su taquillero, al lado de Scott y Stiles, mientras el pecoso intentaba entregar un mensaje de Allison a Scott. Ella estaba enfadada con los chicos a si que estaba sentada leyendo un libro de mitología griega, pasando varias veces por los licántropos.
—Siento lo del otro día. Lo intento. Conseguiremos superarlo. Uh, lo se, porque te quiero, te quiero más que...— Mailen soltó una carcajada, sin poderse contener—. Oh Dios mío, no puedo— dijo por lo bajo Stiles—. Tú y Allison tenéis que encontrar una manera mejor de comunicarse.
—¡Oh venga! Eres el único que lo puede hacer y el único en el que confiamos.
—¡Está Mailen!— gritó el pecoso señalando a la chica.
—Ni se te ocurra McCall, además, estoy enfadada— Mailen infló sus mofletes intentando parecer enfadada, pero haciéndose ver adorable en realidad, cosa que enterneció a ambos chicos, Mailen se levantó de su sitio y se fue frustrada.
—Bueno, da igual— Stiles bufó—. ¿Va a venir al juego esta noche?
—¡Si! Vale, mensaje entregado. Ahora dime de tu jefe.
—Cree que Los Argent guardan toda la información de las especies que han cazado en una especie de libro.
