Capítulo 1

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Mi padre y yo íbamos juntos en su auto. El camino se me hacía cada vez más largo, pero finalmente llegamos. Mi padre se bajó y le pagó al conductor de la grúa por traer mi auto. Yo tomé mis cosas y me bajé también para entrar a la casa. En eso llegó el camión con nuestras cosas. Dejé que mi padre diera instrucciones y comencé a explorar la casa por dentro. La casa era muy espaciosa y bonita, pero lo que más me gustó fue la cocina porque ocupaba mucho espacio y estaba bien dividida. Luego subí a ver las habitaciones: había un baño, dos cuartos con baño y uno sin baño. Supuse que mi habitación era la que tenía las paredes pintadas de negro y rojo.

Pronto los hombres comenzaron a colocar los muebles y las cajas dentro de la casa hasta que ya no quedó nada en el camión. Mi padre y yo bajamos algunas maletas y cajas de su auto y del mío y comenzamos a desempacar nuestras cosas primero. Nos tomamos un receso para comer pizza y luego guardamos más cosas. Para el final del día, la cocina ya estaba casi lista, sólo faltaba hacer la compra y acomodar las cosas en la sala, en la habitación vacía y en el baño del pasillo.

Esa noche me la pase guardando todas mis cosas y luego decorando mi habitación con posters y una que otra cosita que tenía guardada. Estaba algo nerviosa por la mudanza, la idea de tener que empezar desde cero me aterraba un poco. Al día siguiente mi padre fue a mi nueva escuela para inscribirme, por suerte era día libre y no tuve que verle la cara a nadie aún. Tuve que escuchar el típico sermón sobre las reglas escolares, incluyendo el uniforme. Odiaba tener que usar uniforme, pero reglas son reglas.

Era martes, me había levantado temprano a pesar de que apenas logré dormir la noche anterior. Me había alizado el cabello la noche anterior, así que no tuve que pasar trabajo peinandome en la mañana. Me puse el uniforme que consistía de una polo blanca y una falda no muy corta a cuadros rojos, negros y blancos junto con unas medias blancas cortas y mis converse negras. Me puse polvo en el rostro, me delineé los ojos alrededor y me peiné las pestañas con la mascara. Usé un chocker en el cuello y mi pulsera favorita de púas en mi muñeca derecha. Por último me puse perfume, tomé mis cosas y me fui de mi habitación.

"Buenos días" saludé a mi padre.

"Buenos días, cariño" me saludó de vuelta.

Me asomé en la nevera y recordé que no había nada en ella.

"Ya me voy. Suerte en tu primer día. Cómprate desayuno" dijo mi padre dejando dinero sobre la mesa y se marchó a todo prisa.

"Adiós" dije yo también y tomé el dinero para luego salir de la casa.

Cerré con seguro y me subí a mi Acura Integra del 94 en color negro. En el camino iba escuchando a Disturbed mientras tarareaba y fingía que el volante era una batería. Estaba tan nerviosa que no quise desayunar nada, fui directo hacia la escuela y me estacioné donde pude. Caminé lo más natural posible para encontrar mi primera clase. Alguna gente se me quedaba mirando de arriba a abajo y eso me ponía aún más nerviosa.

Finalmente llegué a mi salón, y justo a tiempo. Todos tomaban asiento mientras yo buscaba un lugar desocupado. Logré encontrar una mesa vacía al fondo del salón y ocupé la silla junto a la ventana. Algunos me miraron raro, pero mi expresión facial siempre se mantuvo seria. La maestra comenzó a pasar lista y cuando acabó se abrió la puerta. Todos volteamos a ver de quién se trataba. Era un chico de tez blanca, alto, delgado, cabello negro largo y ojos oscuros delineados alrededor. Vestía una chaqueta de cuero con una polo blanca, jeans oscuros con una cadena colgando, unos expansores enormes en las orejas, perforaciones en el labio inferior y converse negras.

"Alto ahí, Motionless. Llegas tarde" lo regañó la maestra.

"Vine caminando y se me hizo tarde" respondió él con fastidio.

The CrewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora