Lapislázuli ☆tk

07; Sexto grado

-Taehyung oppa ¿Por qué siempre te quedas mirando a Jungkookie?- preguntó la pequeña hundiendo su dedo en el hombro de Taehyung al ver que no respondía.

-¿Y tú por qué no estás en tu sitio con Seulgi?

Yerim se encongió de hombros y se dispuso a ver a Jungkook igual que su compañero; ojos redondos y de un color común, cabello castaño y desordenado, sonrisa de conejito y nariz grande. ¿Qué veía Taehyung en él?

-Oppa- llamó nuevamente- ¿Bailarás conmigo en la fiesta de promoción?

Taehyung giró a verla prestándole atención por primera vez en el día. ¿Fiesta de promoción? ¿Baile? ¿Cómo nadie le había avisado?

-¿Cuándo es la fiesta de promoción?- preguntó acercándose a ella.

-Es este fin de semana, mi mamá estuvo hablando con la tuya ayer cuando fuimos a tu casa...-habló la pequeña con ensoñación, sin embargo Taehyung había perdido interés a la conversación desde que la niña se desvió del tema.

Dió un brinco de su asiento y caminó directo a su objetivo, sí, ese objetivo desde el Kinder. Lo vió sentado al final del salón conversando entretenidamente con alguno de sus compañeros. Cuando llegó se sentó detrás de él y recostó su peso en la espalda del menor que se sobresaltó con su presencia.

Jungkook completamente rojo por ser avergonzado en frente de sus compañeros, empujó a Taehyung con una mano haciendo que el otro jalara de sus cabellos para no caer del asiento.

La escena que se armó cuando Jungkook al caer sobre Taehyung plantó su puño en uno de los ojos del contrario y éste fue tomando un color verdoso. Las niñas comenzaron a chillar por el moretón en el hermoso rostro del delegado y una alumna en particular fue directamente a quejarse con la profesora por el comportamiento inadecuado de Jungkook, más nadie se percató que el otro brazo de Jungkook había quedado atrapado en una de las sillas torciéndolo un poco.

El castañito que había quedado tendido en el piso y con el peso de su futuro esposo encima sólo sonrió para intentar tranquilizar los nervios de Jungkook, los ojos del pequeño desprendían miedo al ver el ojo hinchado de su compañero.

-¿Estás bien, Jungkookie?- preguntó Taehyung estirándo su brazo para acariciarle la mejilla. Éste sólo se tensó aún más y se dispuso a levantarse cuando vió a su profesora entrar casi corriendo al salón con un rostro que mostraba claramente preocupación y enojo.

-¿Qué es lo ha pasado aquí? - preguntó acercándose al pequeño círculo que se había formado alrededor de ellos- sólo fuí a los servicios y ustedes terminan agarrándose a golpes.

Taehyung que aún estaba en el suelo se levantó cuando escuchó a su profesora hablar.

-Los dos acompañenme a enfermería ahora-los señaló- luego hablaremos de esto.

La profesora salió del salón con los dos alumnos detrás de ella. Ningúno de los dos habló en el recorrido debido a la atenta mirada de su mayor. El ojo de Taehyung ahora estaba de tres colores y completamente hinchado, Jungkook tenía el hombro adolorido debido al golpe con la silla y un pequeño rasmillón en las rodillas.

-Quédense aquí y no vuelvan a armar una pelea o los castigaré- advirtió la mayor antes de salir.

Los dos alumnos caminaron directo a la camilla y se sentaron en el filo de ésta con en silencio embargándolos.

-¿Tienes pareja de baile para la promoción?

-¿Qué?-lo miró sintiéndose culpable por la enorme bola en el ojo de su mayor.

-Que si tienes pareja para el baile de promoción, si no tienes yo estoy disponible- sonrió revoloteando las pestañas de forma tierna.

-Oh ¿Hablas de eso?, no iré.- respondió, tratando de no sonar seco.

-Pero podríamos divertirnos juntos, bailar juntos...- se acercó.

-No, definitivemente no iré por que tú irás - gruñó- también lo siento por el golpe en tu ojo- se disculpó mirando hacia otro lado. Cualquiera dudaría si sus disculpas eran sinceras por la forma en la que lo hizo, a pesar de en verdad sentirlo.

Taehyung que se sorprendió al oír a Jungkook disculparse, se inclinó en la camilla para depositar un beso en la mejilla de Jungkook.

-Te disculparé si eres mi pareja- sonrió.

Jungkook sólo giró con los ojos totalmente abiertos y negando torpemente con la cabeza, más el rubor en sus mejillas y el rojo intenso de sus orejas lo delataban cruelmente.