Ángela
Después de pasarle la sudadera a mi hermana sigo pensando.
Existen... Pero la chica no pidió ayuda... tenía miedo... Por eso no los mató, ni ella ni su hermano matan, solo su padre...
Alguien me saca de mis pensamientos al posar una mano en mi hombro. Giró la cabeza en busca de quién ha sido, encontrándome con unos ojos azulados grisáceos.
-¿Estás bien?- me pregunta Sandro entregándome uno de los sándwich que ha traído mi primo.
Yo asiento con la cabeza, aun pensando en todo lo que puede estar parando.
-Voy al baño.-Anunció con el último deje de voz que conservo.
Me levanto y me apresuro a ir hacia el baño. Me lavo la cara y salgo a mi habitación. Me cambio de ropa, algo más abrigado y cómodo para salir de noche. Entonces tocan a mi puerta.
-Ángela, estas tardando mucho ¿Te ha pasado algo?-oigo chillar a mi hermana desde fuera.
Gracias a Dios que tengo todavía todas las sabanas atadas. Hoy me tocará improvisar. Las ato al armario y antes de empezar a descender, contesto a mi hermana.
-Sí, tranquila, ahora voy.
Y sin más empiezo a descender. Esta ver son caídas y sin miedo, ya incluso con experiencia. Al llegar abajo compruebo que no hay nadie cerca y salgo corriendo dirección la playa.
Poco después de llegar a ella me pongo a observa la arena, está prácticamente lisa, solo se pueden percibir algunas pisadas leves. O eso creía, al seguir andando encontré pisadas paralelas y más profundas, como si no llevasen solo el peso de su cuerpo si uno uno añadido.
Los empecé a examinar, según lo que Sylvie nos había contado, el hombre mayor estaba a la derecha, es decir donde estaban las huellas más grandes, y enfrente el chico. Las seguí, ya con la luz de la luna, hasta encontrar unas marcas de sangre, estaban secas, es decir ya hacía tiempo que se habían ido.
Saqué de mi sudadera una pequeña bolsita y metí allí la sangre con arena.
Poco después perdí las huellas por el cemento. No eran tan tontos como para tirar el cuerpo al agua, pero... ¿Qué hicieron? ¿Lo lavaron para quitar sus huellas? ¿Tiraron todas sus pertenencias para que desaparecieran en el mar? Todo eso podía ser... Y de repente se me ocurrió donde podrían estar.... El embarcadero, iban a arrojar el cuerpo al agua, sí, pero al fondo, claro que solo se podía llegar allí a través de la playa.
Fui corriendo hacia allí. El problema era cuál de los millones de barcos era o peor aún, ya se habían ido. Al llegar empecé a ter más cautela. Estaba todo en silencio, por lo cual era más fácil de escucharlos, pero también de que ellos me escuchasen.
Segundos después oí un ruido detrás mío, no más que un rozamiento, pero suficiente para que me escondiera. Empecé a andar más rápido hasta llegar a una esquina, la crucé y me escondí detrás de unas cajas y desechos. Quien me seguía siguió andando hasta quedar de espaldas. En ese momento salí y me tiré encima del sujeto.
-Suéltame- Dijo una voz, ya conocida para mí. Sandro.
-¿Por qué me sigues?-Inquirí.
-¿Por qué te escapas?- Rebatió quitándome de encima suyo.
-Pregunté primero- me queje.
Pero no tuvimos tiempo para seguir con la conversación ya que se oyó el ruido de un moto viviendo a su puesto. Yo intenté acercarme más al ruido pero Sandro me cogió de la muñeca y me volvió a encajonar en donde me había escondido antes, pero ahora con él a mi lado.
-No saber sonde te estás metiendo- me echó en cara.
-Pues explícamelo- sugerí irónica en un susurro.- Tú no eres el que tienes sueños, o lo que fuese eso, sobre personas que no conoces, bueno, más bien asesinos.
Él negó levemente con la cabeza impaciente. Le miré a los ojos y en ellos pude descubrir temor, pero también peligro y muchas cosas más que yo aún no podía entender.
Nos quedamos un rato en silencio, sin movernos, solo mirándonos y esperando. Pero todo eso acabó cuando empezamos a oír pasa acercándose hacia nosotros, acompañados de unas voces, desde el sueño algo familiares, pero aun así aterradoras, malignas, pero sobretodo necesitadas...
Miré a Sandro con miedo, estábamos encerrados y cada vez estaban más cerca.
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Nueva ciudad, nueva vida, nuevo mundo...
Teen FictionDos hermanas obligadas por sus padres las toca mudarse a casa de sus tios, donde comviviran con su primos gemelos y su caótica vida.Allí encontrarán de todo, tanto PROBLEMAS, LOCURAS, E INCLUSO AMOR... Por: Laura Moreno y Ana Ortega Esperamos que o...