7Caminando con el demonio

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Ángela


Mientras iba camino a casa, no podía dejar de pensar en mi nueva clase. Era muy peculiar, en ella estaba tanto Matthew, como su amigo el creído, quiero decir, Eric, el que me salvó de más moratones por la caída. También había algunos de sus amigos los cuales no conocía, y no me importaba, ya que suficiente tenía con soportar a los demás mastodontes. Eric no dejaba de mirarme y hacer el tonto.

Y allí también estaba el chico de la sala, Raphael, el cual era mucho más majo de lo que parecía, el problema era que no le gustaba ni a los gemelos ni a Eric. Y encima creía que Filippo era mi novio.

El autobús aparcó en la estación más cercana a mi casa, la que aun así me parecía bastante lejana y que con mi tobillo era como hacer un maratón.

Me bajé del autobús con otras dos o tres personas. Yo empecé a andar hacia la casa de mi tío maldiciendo a los gemelos por no haberme avisado de que llevaban coche, aunque fuera sin un adulto.

Un chico de los que salieron del autobús a mi vez, me adelanta mientras mira el móvil.

Yo a mi paso y sin tener nada entretenido que hacer, me le quedo observando. Era algo más alto que Eric, mediría como uno noventa y pico, su piel era clara pero no excesiva, sus ojos de un azul oscuro por dentro y un gris por fuera y su pelo era azabache.

En cambio Eric era todo lo contrario, su piel ara algo más morena, sus ojos de un verde intenso aunque con una mezcla de azul por su interior y su pelo era de un rubio precioso.

De repente el chico se paró, algo más lejos de donde yo me encontraba, guardó en móvil y se me acercó.

-Oye, perdona, ¿no conocerás o abras visto a dos chicas andando hacia aquí? Se supone que tendrían que ir a casa de sus primos, ellos me han dicho que son: muy torpes, algo tontas, que escalan las paredes y comen barro...- se paró para ver si contestaba.

Yo asentí con la cabeza y fui directa a coger el móvil. Llamé a Filippo. Al segundo tono me cogió.

-Trato fuera, prepárate para que esa casa se convierta en un infierno.-dije simplemente.

Antes de colgar, le oí tragar saliva fuertemente.

Mi giré hacia el chico y me presenté.

-Soy Ángela, una de las primas de Filippo y Matthew, mi hermana se ha quedado en el colegio. Iba hacia la casa. ¿Y tú eres...?

-Yo soy Sandro, el mejor amigo de tus primos.- dijo son una sonrisa coqueta.

- Ahhhh... Yo creía que su mejor amigo era Alan o Eric-dije dubitativa.

Él soltó una sonora carcajada mientras negaba con la cabeza.

-Si al final ellos tendrían razón, vas a ser rarita, eres la primera que piensa eso. Pero estás buena, ese detalle se les olvidó.-lo último lo dijo más bajo que lo demás, pero aun así me ruboricé, cosa rara en mí.

Puse los ojos en blanco y empecé a caminar, a lo cual, él me siguió.

Durante gran parte del trayecto no hizo más que meterse conmigo. Ya estábamos casi llegando cuando mi tobillo no pudo resistir más y se me torció, pero rápidamente Sandro me sujetó y me ayudó a levantarme. Yo, esperaba que me volviese a dejar, pero no, me sujetó y no me soltó.

Empezamos a caminar en silencio, hasta que no pudo aguantar más y explotó con otra de sus bromas.

-Así que eres tú la que estuvo escalando por las paredes.-Anunció, alegre por su descubrimiento.

-No fue culpa mía, ¡me encerraron!- intenté defenderme, ganándome me una carcajada de su parte a lo que contesté con un gruñido.

-¡Oye! No me gruñas, que te he salvado la vida, en tal caso deberías darme un beso- sugirió él con una sonrisa aún más grande.

Iba a contestar a este diablo encarnado en persona, cuando Filippo me llamó.

Tardé un poco en contestar para hacerle rogar. En cuanto cogí su voz resonó en mi móvil.

-¿¡Os queda mucho!?¡Estamos muertos de hambre! ¡Incluso Sylvie ya ha llegado!- se quejó el.

-Estamos en la puerta.-le contesté.

Y entonces la llamada se cortó y la puerta se abrió dejando ver a ocho personas mirándonos. Algunos como mis primos y Eric mataron a Sandro al ver que me tenía cogida, otros en cambio, como unas chicas muy monas, miraban la escena de forma coqueta, en cambio mi hermana me miraba de forma interrogativa.

Me separé rápidamente de él y me apoyé en la puerta, mientras él se excusaba.

-No podía andar y casi se cae.- Avisó y sin más entró en la casa.

Y yo a su vez mientras saludaba, también lo hice.

Nueva ciudad, nueva vida, nuevo mundo...Where stories live. Discover now