Capitulo 4.

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A la mañana siguiente Elliot por fin despertó, desubicado al no saber donde se encontraba ni cómo había llegado allí; pero después de varias observaciones pudo darse cuenta que era la casa de su hermano y se quejó consigo mismo porque ya imaginaba el sermón que se le venía encima y realmente no estaba listo para ello, menos con la cabeza a punto de reventarle, definitivamente no volvería a tomar esas pastillas, oh ¿A quién iba a mentirle? si lo volvería hacer solo que esta vez tendría más cuidado. Para su suerte creía que su hermano solamente pensaba que era una simple borrachera, más este ignoraba que Liam ya sabía toda la verdad y que estaba esperando por él en el comedor para decirle dos o tres verdades.

Cuando Elliot bajó por fin al comedor lo primero que encontró fue el rostro rígido de su hermano, sin ninguna mueca de emoción o de diversión y no hay cosa que lo asustara mas que ver a Liam enfurecido, realmente se volvía una bestia. No media sus acciones, ni sus palabras; Quizás por eso se había ganado el respeto entre los grandes empresarios en el mundo en el que se desenvolvía diariamente. Elliot tomó asiento en la otra esquina del gran comedor de 10 sillas, quería estar lo más lejos posible de su hermano y de la ira que contenía.

—Te haré una pregunta y espero que la contestes con la honestidad que creo que has visto en mí y que mis padres han inculcado en ti.—Habló, sin vacileo alguno.

El chico asintió rápidamente con los ojos abiertos de par en par. La voz del otro era profunda y realmente severa dándole a conocer de una vez que no estaba para juegos.

—¿Te drogaste ayer en la noche?—Preguntó mirando directamente a los ojos del menor

—¡Pero claro que no! te dije que solamente iba a tomarme unas copas con Oliver y Marco, luego ellos se fueron y yo me pasé de copas, sólo eso.

Dos grandes manos golpearon fuertemente la mesa haciendo un gran estruendo por toda la habitación, Elliot en serio quería salir corriendo de ese lugar.

—Creo que te fui muy claro cuando ordené honestidad.

El chico suspiró.

—Creo que tomé algo por accidente, pero es la primera vez que pruebo algo así, te juro que no volverá a suceder.

Liam se puso de pie de manera furiosa haciendo que la silla cayera al suelo, realmente odiaba las mentiras y más que eso odiaba que tratarán de subestimar su inteligencia.

—Elliot estoy perdiendo la paciencia así que comienza a hablar.—Advirtió

El chico fruncio en ceño mostrando que también se estaba molestado, odiaba cuando Liam intentaba ser su padre.

—Entonces enfurecete.—Retó, levantandose de la silla.—Haz lo que te de la gana Liam. Tengo 17 y tu definitivamente no eres mi padre.

Y solo eso bastó para que Liam agarrara a su hermano y lo estrellara de espaldas contra la pared, obteniendo un gemido de dolor por parte del menor.

—Escuchame mocoso, mientras yo trabajé para pagar tus caprichos vas a tener que darme explicaciones cada vez que las pida.—Le habló despacio y con mucha rabia contenida.— ¿Queda claro?

Cerró los puños en un intento de no actuar impulsivamente y complacer las ganas de golpear a Liam en el rostro. No lo intentaría ya que llevaba las de perder.

—Entendí.—Apretó los dientes.

—Bien.

Alisó su traje con sus manos arreglando cualquier imperfecto y recogió su maletín, listo como todas las mañanas para marcharse a su trabajo y sin decir ni una palabra más. Nunca le convino hablar molesto.

Love Lies. (Ziam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora