Desde Cero

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Vagamente Liam paso el trapo por la isla sabiendo que el mármol rechina de lo limpio que está, pero no puede quedarse sin hacer nada, no después de estar cuatro días inconsciente y mantenerse tranquilo sólo le pone paranoico

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Vagamente Liam paso el trapo por la isla sabiendo que el mármol rechina de lo limpio que está, pero no puede quedarse sin hacer nada, no después de estar cuatro días inconsciente y mantenerse tranquilo sólo le pone paranoico. Solo han transcurrido dos días desde que despertó y no hubo señales de Zayn por ninguna parte, negaría si eso no le dolió en el pecho.

Un mareo se instaló desde su cabeza a los pies, se tambaleó y un ardor se dio en el mándala, Tora le había dicho la noche pasada que debía mantenerse en reposo por ciertos tiempos. Sin embargo, Liam no hacía caso a los gritos de su cuerpo por descansar y es que a veces se sentía tan cansado y pesado. Aun podía sentir las oleadas brillantes correr por todas partes de su piel y eso revivía el recuerdo de aquella noche tan intima y pasional con su pareja.

Reprochando por el calor en sus mejillas, Liam se exigió sentar un momento, Calum y Micky llegarían pronto con la cena y no quería preocuparlos si lo miraban en mal estado. Había hecho de todo para que Calum fuera a trabajar y dejara de insistir en pedir unos días para cuidarlo, como también el adolescente trató de chantajearlo con pucheros.

Camino como un zombie al fregadero y se lavó las manos del mal olor que tuvo por el trapo, la frescura del agua hizo suspirarlo dándole un escalofrío por los brazos. Empapó su rostro y gimió gustoso, se alzó abriendo los ojos y dio un salto al ver al demonio por el reflejo de la ventana. Sus caderas se vieron atrapadas y la boca de Zayn se posó en su oído, un beso fue dejado ahí y fue envuelto por completo en el cuerpo detrás suyo.

—Has regresado— susurró solo para él, bajando las manos húmedas por su estómago hasta entrelazar los dedos con Zayn.

—¿Creías que no lo haría?— a pesar de hablar bajito su voz seguía ronca y eso fue aliento que entró en lo más profundo de su cabeza.

—No sabía en qué creer— respondió. —Todo es tan confuso para mi— jadeo ante los labios cerrarse en la curva de su cuello.

—En lo que debes pensar es en descansar, estuviste muchos años dependiendo de poca magia y ahora tu cuerpo esta acostumbrándose a la gran sobredosis— lentamente Liam se giró dentro de los brazos del moreno, lo miró atento a la reacción facial y sus ojos tan oscuros lo llevaron a un profundo abismo donde estuvo perdidamente enamorado por mucho tiempo. —Déjame verlo— le susurró en los labios y Liam no se apartó, no hasta qué alzó la mano y empujó el cuello de la playera hacia un lado. El mándala en el hombro se relució como hace dos días.

Zayn se inclinó más, sus labios tocaron la tinta del dibujo y un escalofrío deslizante poseyó ambos cuerpos. Abrió los labios y la lengua tocó la piel, un jadeo sopló en su oído y la excitación creció de manera fugaz, acuno mejor el menudo cuerpo de Liam en sus brazos y comenzó un camino hasta el cuello.

—¿Que haremos ahora?— gimió, temblando las olas de placer que salen de su mándala y caminan hacia todas partes, sus rodillas pierden estabilidad pero no se ve incómodo en qué Zayn lo cargue.

Mándalas en la PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora