Sentimientos Vivos

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—Él debió ser mío— Niall rompe en los brazos de Tora, dejando libre las lágrimas fluir sobre sus mejillas.

—Pertenece a Zayn— la mujer acarició suave los cabellos castaños del hombre, dándole un roce en la piel para llevarse la gota salada.

—No lo merece— dientes apretados hizo escucharse en amargura. —Desde que ese demonio apareció en el camino de Liam, no hizo más que dañarlo y hacerlo sufrir. Dándole dolor que ahora cuesta la muerte.

—Duerme, cariño— Tora posó su mano en la espalda de Niall y desprendió una aura dorada, pronto la pesadez se hizo presencia en los párpados y Niall quedó inconsciente.

—¿Quien eres?— Micky apareció sosteniendo una taza humeante en sus manos.

Una sonrisa tan preciosa se iluminó en Tora, parpadeo mirando al chico y se dio cuenta de cuan encantado tenía a Liam. El niño tenía unos ojos hermosos y eso no dudaría en que eran la joya más preciada.

—Micky— susurró en terciopelo.

. . .

—Debe descansar— Zayn retrocedió, los dígitos de sus dedos perdieron el contacto del hombre.

—No puedes hacer nada, no si Liam quiere— el demonio de ojos verdes miró la nuca del moreno, dándose cuenta de la necesidad por tomar al hombrecillo mágico en brazos y hacer algo por cambiar el estado.

Zayn apretó los puños, el pulso en su vena salto y un poco de culpabilidad se disparó. Si hubiera hecho las cosas diferente, ahora Liam no estaría a un hilo de morir, pero eso no iba a durar mucho y él y Liam, lo sabían.

En un asentimiento se esfumó de la habitación, dejando al castaño y su hijo dormir. Liam permanecía en medio del cansancio, si daba paso al sueño dudaría mucho en despertar.

A dedos temblorosos tocó el cabello de Calum, su pequeño quedó velando su estado y quedó desplomado sobre su estómago. Enredo las hebras en su dedo, tocando lo sedoso que es, un escalofrío corrió por su brazo por el frío. Busco estabilidad a sus costados y pudo tomar una postura cómoda, jadeo por el esfuerzo.

Contuvo un lloriqueo cuando recargó la espalda en el cabecero, Calum se removió y sujetó con fuerza su cadera. Un agradable aroma comenzó a brotar en toda la habitación, Liam alzó los ojos tan apagados a la mujer que dio presencia de una luz dorada justo a los pies de su cama.

—La ultima vez que lo vi era un niño— Tora dejó caerse con gracia en la cama, su piel brilla tan intenso que Liam juraba desde la calle podría verse la iluminación.

—Tiene sus recaídas— murmuró Liam, sin dejar de acariciar el cabello, ahora con ambas manos. —Pero es un hombre ahora.

—No tengo duda de eso— la hermosa mujer se sintió conmovida, los cabellos dorados parecían flotar sobre las olas de magia y brillos que desprendía como aura.

No tengo tanto tiempo— dijo aquello con dolor en su voz.

—No pienses en ello— Una de las manos de Tora se deslizó por la cama y tocó la punta del pie del castaño.

Lazos dorados salieron de los dedos de Tora y viajaron por todo el cuerpo de Liam, pronto la piel grisácea se convirtió en un bronceado dorado, las mejillas coloradas y los pómulos altos se hicieron presencia. Los cabellos tomaron sus rizos, esponjosos y brillosos.

Una linda sonrisa de agradecimiento salió para la mujer, las fuerzas regresaron en Liam, quien pronto abrazó a su hijo.

—¿Como ha tomado la situación?

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