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Bella
Desperté por la luz del sol que entraba por mi ventana. Olvidé cerrar las cortinas otra vez, me levanté y me dirigí al baño.
Al salir del baño me cambie colocándome un jean negro y una sudadera gris oscuro los colores oscuros son mis favoritos.
Baje a la cocina para desayunar tenía un poco de hambre, mi padre no se encontraba en la casa por suerte. Entre a la cocina en busca de algo de comer, abrí el refrigerador y tomé una botella de jugo. Terminé de preparar lo que desayunaria y me senté en el desayunador.
Comencé a desayunar, escuché movimientos dónde está ubicada la puerta de entrada seguro que era mi padre.
‹¿Si te ve? Mierda›
Estaba en la cocina no me vería eso es lo que pienso, los nervios recorrieron mi cuerpo al escuchar los pasos se acercaban. Me quedé quieta sin hacer ruidos si no sería peor. Los pasos seguían escuchándose más cerca, giré mi cabeza hacia la puerta y vi a Joey como entro, mi padre habrá dejado la puerta sin seguro al irse.
—¿Que diablos? ¿Joey que haces aquí?— intenté sonar calmada, ya que los nervios seguían ahí.
—Buenos días Joey, buenos días Bella ¿Amaneciste bien? Oh sí y tú, bien—creo una conversación con el mismo.
‹La idiotez le ganó›
Joey se sentó a mi lado sonriendo no debería estar aquí si mi padre lo ve...
—Te pregunté algo ¿Piensas responderme?— lo mire sería el sonrió ampliamente.
—Quería saber si estaba bien—tomo mi mano que estaba sobre la mesa y jugó con ella.
—Estoy bien, ahora vete—quite mi mano y señale la puerta de la cocina.
—Quería disculparme por lo de ayer también—me miró tiene que ser tan amable.
–Conmigo no tienes que disculparte, con Charles– hice un movimiento con las manos restándole importancia.
–Entonces, cuando llegue al instituto me disculpó con el– sonrió.
–¿Seguro? No quieres– volví a preguntar no me molestaba hacerle un desayuno.
–Gracias, estoy b...– la voz de mi padre no dejo que terminará.
–¿Quien está ahí?– santa mierda, estoy problemas.
–Diablos, mi padre– susurré mi preocupación se notaba a kilómetros– soy yo papá estoy desayunando.
Alce un poco mi voz para que pudiera escuchar, Joey, Joey, Joey lo único que me preocupa ahora.
–No me tomes de idiota Isabella– su voz sonaba enfadada– hay alguien más.
–Es solo una amiga– mi corazón iba a explotar, mis nervios estaban por los cielos y mi preocupación por Joey ni hablemos.
–Es la voz de un hombre– los pasos se dirigen hacia nosotros. Moriré.
–Es un amigo papa– las lágrimas amenazaban con salir, no puedo aguantar las hasta que salieron.
–Me voy por unas horas y traes un hombre a la casa, eres una puta igual que tú madre– estaba ebrio no sabía lo que decía aunque mi sangre hirvio.
–No insultes a mama– mi sangre hervía como se atreve, no soporto la idea de que aún estando ebrio insulte a mi madre.
–¿Que harás zorra?– me amenazó camine hacia el con enojó no pensaba nada más que en lo malo que hizo, sentí un golpe en mi mejilla perdí el equilibrio cayendo al suelo.
Repetidos golpes en mi estómago el aire que contenía salió de golpe, mi respiración comenzó a dificultarse.
–¿Que diablos cree que hace?– la voz de Joey se dirigió a mi padre con enojó.
‹¿¡Que diablos hace!?›
–No te metas o te irá mal– mi padre se le acercó amenazante, por dios Joey.
–No permitiré que golpee a una mujer– le dió un empujón.
–¡Vete! Joey vete– no tenía fuerza me sentía débil sin fuerzas.
–No te dejare sola puede matarte– Joey me miró con preocupación y tristeza.
–No vuelvas a tocarme– mi padre le lanzó un golpe.
Joey se lo devolvió con más fuerza al estómago, mi padre pudo aguantarlo y se mantuvo de pie lanzó otro golpe. Joey lo esquivó y tomo una botella de vidrio, se la quebró en la cabeza haciendo que cayera inconsiente.
–Te llevaré al hospital– me levanto del suelo cargandome.
