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Bella
–No voy a aceptarlo Joey– dije por décima vez entrando al salón de clases.
Desde que salimos de mi casa no paro de insistir sobre el teléfono.
–¿Por qué no?–- me miró cruzando sus brazos, dios maldito terco.– ¿Acaso no te gusto?
–No es Joey– me apoye frustrada en mi taquilla, el teléfono era hermoso por lo que podía ver en la caja. Pero no podía aceptarlo.
–¿Entonces? Lo compré para ti– me sonrió sin mostrar sus dientes extendiendo la caja.
–No quiero parecer interesada– murmuré– Gracias Joey pero no voy a aceptarlo.
–No lo eres, anda tómalo– me miró extendiendo la caja– vamos ten.
–Joey no, si lo acepto me sentiría mal una interesada, y las personas se darían cuenta– dije para comenzar a caminar hacia el salón pero no duró mucho Joey tomo mi brazo.
–No tienen por qué llamarte así– se acercó– tu sabes muy bien como deben llamarte, amor.
Recuerdo cuando Joey dijo que deberían llamarme Señorita Birlem o Bella Birlem el quería que sepan que le pertenecía a el aunque millones de veces hablamos que no le pertenezco.
–Lo se– susurró corriendo mi mirada, a veces el era capaz de joder mi mundo con una sola sonrisa.
–¿Por que deberían llamarte interesada?– por qué el es un chico diferente a mi de otra altura.
–Joey tú eres un chico de dinero y tus padres son dueños de una empresa importante cuando yo solo soy una chica de clase media con un padre alcohólico y violento.– en algún sentido yo estaba mal, todo lo estaba.
–¿Y?– hizo una mueca de confusión.
–Pensaran que estoy contigo por el dinero– lo mire, sus ojos estaban dilatados, un nudo se hizo en mi garganta.
–Tu y yo sabemos que no es por eso Bella– tomo mi mentón y se acercó lentamente.
<<Sus labios saben a menta>>
–Las personas no piensan eso – mi respiración se estaba comenzado a entre cortarse.
–Nosotros si Bella– dejó un beso corto en mis labios– vamos– beso– acéptalo.
Paso sus manos a mi cintura y dejó besos cortos varías veces. Hasta que me separé de el.
–No Joey, no lo aceptaré y punto– me alejé caminando al salón.
Entre al salon y me senté en el último banco de siempre. Hasta que Joey llego y se sentó a mi lado.
–Bella vamos acéptalo– insistió se no ser por qué estamos en el instituto lo golpearía para que se callara.
–Cállate la clase va a comenzar haz silencio– le dije ya que la profesora había entrado hace unos segundos.
–No hasta que lo aceptes– maldición es la persona más testaruda que conozco.
–Te dije que no haz silencio Joseph– murmuré enojada estaba perdiendo la paciencia.
–¡Oigan!¡Prestenme atención!.– este llamo la atención de todos haciendo que girarán a vernos.
<<Joder>>
–Maldición Joey– gruñi tirando de su brazo.
–¿Si les regalan un teléfono lo aceptarían?– dijo alzando su voz, moriré joder Joey.
–¡Si!– escuché decir a la mayoría este chico está loco.
–¿Lo aceptas ahora?– se dirigió a mi con una sonrisa de oreja a oreja.
–Si– dije casi en un susurro, no quería en parte aceptarlo.
–No te escuché– río levemente sentándose a mi lado de nuevo.
–Que si Joey– dije en un tono de voz audible.
–Ten– sonrió victorioso mirándome.
–Gracias– dije un poco molesta este tema podríamos haberlo dejado entre nosotros ahora toda mi clase sabe que Joey me regaló un estúpido teléfono.
–¡Oh vamos! Bella no te enojes– me miró haciendo puchero se veía jodidamente bueno cuando lo hacía.
–Como no quieres que me...– no termine de hablar los labios de Joey se estamparon sobre los míos uniendo los en un dulce beso.
