tres: ¿cambiar?.

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Murdoc ocupaba todo el sillón ya que estaba acostado, mirando el sillón color oliva obscuro dónde yacía Darwin, su mejor amigo, quién estaba pensando a qué podría recurrir para encontrar a la joven de cabello azul. Murdoc estaba mirando al techo pensando en la misma chica.

La noche caía lentamente, hacía demasiado calor para moverse un poco, al azabache le daba mucha pereza prender el ventilador y el castaño estaba a gusto, bebiendo un poco de agua fría.

—¿Qué tal si le preguntas a Jane, la hermanastra de Penélope? —preguntó Darwin, el azabache hizo una mueca.

—¿La hermana de la pija? —preguntó Murdoc y Darwin asintió —, está bien, pero después de levantarme del sillón y ¡Oh! Vamos en tú auto, no iré caminando ni de suerte —aceptó el azabache intentando de levantarse del sillón.

Ambos salieron de la casa a buscar el auto grisáceo que se encontraba en el patio de la casa de Darwin, quién condujo el automóvil. Un viaje corto, silencioso y relajante. El castaño prestaba demasiada atención a lo que hacía, cada movimiento era perfecto; Murdoc miraba por la ventanilla, las casas de diversos colores claros eran agradables de ver, algunas ya con todas las luces apagadas, mientras que otras aún habían niños jugueteando en el jardín delantero.

—A veces es agradable viajar contigo -habló Darwin, aún concentrado en el manejo del auto, Murdoc lo miró y sonrió levemente -, a decir verdad, esto lo de la chica que has visto te ha cambiado mucho la actitud. Es... raro, ninguna mujer te había cambiado tanto el ánimo ni las actitudes, ¿No crees que al conocerla en profundidad te enferme? -preguntó Darwin, eso fue un golpe en el pecho para Murdoc, él se amaba como era, un hijo de puta más, el que todos odiaban y aún así respetaban, fumando marihuana o tabaco y burlarse de quienes veía, quedar borracho y volver a la casa a las 7:00 am, luego de una pelea callejera. E igualmente no había hecho eso durante dos días, no era tan malo, no había cambiado tan rápido.

-Deja de decir tonterías. Yo no cambié, idiota -habló Murdoc y su contario sonrió «volvió Murdoc» pensó el castaño -, además ¿Crees qué cambiaré por una chica?. Yo no cambiaría por cualquier mujer. Jamás. Mas ella de verdad me encanta, quedará claro que te pediré perdón.

-Oh, no es necesario pedirme perdón, solo una cosa: no cambies tan rápido y no te intoxiques, no lo hagas, por favor -suplicó Darwin y el azabache asintio.

Justamente llegaron a su destino, ambos bajaron del auto, Murdoc se adelantó e hizo sonar el timbre. Espero un buen rato y un hombre de cabello negro atendió a la puerta.

-¿Sí? -preguntó el hombre mirando a Murdoc -, ¿qué sucede, muchachos?.

-¿Qué? ¡No! Solo venimos a ver a Jane, queremos hablar con ella, ¿Se en encuentra en casa? -preguntó Murdoc y el contrario asintió.

-Claro, ¡Jane! -gritó el mayor de los tres, la nombrada gritó "ya voy", la chica se encontró en la puerta en cuestión de segundos. Lucía un hermoso vestido celeste pastel con dos líneas amarillas patito en el final, era al estilo musculosa y no llevaba puesto zapatos, solamente un par de calcetines con dos líneas rojas en la punta de éstas, tenía muchas pulseras de colores variados; su cabello azabache estaba mal recogido y por eso tenía algunos mechones fuera.

La chica miró a ambos jóvenes se sonrojo y empujó al padre hacia adentro y cerró la puerta, se alcanzó a oír murmullos y pisadas, los jóvenes que se encontraban en el jardín delantero se miraron entre sí con una expresión de no entender lo que sucedía.

Nuevamente Noodle abrió la puerta, ésta vez algo más arreglada, con zapatos puestos y el cabello bien recogido.

-Lo siento, mí padre es algo descuidado. Y... ¿A qué venían? -preguntó la chica recostándose en el marco de la puerta.

hi sweetheart;; 2doc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora