Memorias

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La estación de radio estaba llena de ruido. Acá y allá escuchaba pasos, gente que hablaba, reía o llamaba a gritos a alguien. Mis amigos y yo estábamos sentados a lado del locutor que nos decía algo, pero yo apenas y prestaba atención, prefería pasar el rato planeando lo que haría dentro de poco.

—¿JungKook?

—¿Eh?

Volví a la realidad al oír que el locutor me llamaba. Mis amigos me miraban confundidos y me percaté de que ya estábamos al aire.

—Oh, disculpa... ¿qué dijiste? —pregunté.

Mis amigos y el locutor rieron.

—Parece que andas muy ensoñador en tus últimos días antes de viajar a Corea —comentó el locutor.

—No. Sólo... pensativo —corregí con cortesía. —Quiero que todo sea increíble.

—Seguro que lo será –asintió.

—Gracias.

—Pero volviendo a la pregunta... ¿Qué expectativas tienen para las ventas de su reciente álbum?

—Pues bastantes —aseguró uno de mis amigos, llamado John. —Creemos que tiene un concepto más profundo que el anterior.

—Los fans parecen fascinados —admitió el sujeto. —Su primer álbum salió hacia ya casi tres años, ¿no?

—El treinta y uno cumplirá los tres. Y también es el cumpleaños de JungKook.

—Sí, algo me habían comentado —me miró con alegría. —¿Y pasarás tu cumpleaños en Corea, JungKook?

—Sí, creo que para entonces estaremos en Busan o quizás Seúl —me encogí de hombros. —Depende de cómo vaya todo.

—Ya tendrás veinticuatro —comentó. —¿Cómo te sienta la edad?

—No lo sé... ¿bien? —la pregunta me confundió un poco, haciendo reír a los demás. Yo sonreí. —Sinceramente la edad no es algo que me preocupe musicalmente.

—¿Y sentimentalmente? —se dio cuenta de que no entendía y rio. —Digo, creo que va siendo hora de buscar con quién sentar cabeza.

Todos mis amigos se miraron entre sí mientras yo bajaba la mirada. El locutor pareció preocuparse por la escena tan tensa que acababa de emerger y preguntó dudoso con la mirada, pero yo no dije nada.

—Ehm... no creo que sea un tema adecuado —le murmuró John.

—Malas experiencias, ¿eh? —dijo con aire compasivo.

—No... —murmuré. —Sólo dolorosas.

Mis amigos parecieron apurados en cambiar de tema por lo que el locutor no quiso insistir. Casi no presté atención a lo que restó de la entrevista, estuve más ocupado perdido en mi cabeza, aunque cuando escuchaba mi nombre contestaba monosilábicamente y fingía sonreír.


Una hora después yo estaba en el pasillo, con un vaso de agua de papel en forma de cono entre mis manos, justo a lado del garrafón de donde lo había tomado. Bebí distraídamente y Tim me gritó desde una puerta:

—¡Oye, JungKook! —lo miré. —¿No quieres venir? Están entrevistando a ése chico que vimos en una revista, el que tiene la guitarra que te gusta —yo sólo negué con la cabeza gentilmente y él compuso una mueca. —De acuerdo... nos vamos en un rato, lo prometo.

—Sí, no te preocupes.

Volvió adentro y cuando lo hizo suspiré mirando mis tenis. No tenía ganas de estar en ése lugar ni un segundo más, pero sabía que sería egoísta exigir irnos.

Nuevos Latidos || JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora