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Mack subió a la azotea del hotel mirando con curiosidad y sorpresa su teléfono. Antes de abrir la puerta hacia el exterior parpadeó un par de veces para asegurarse de que lo que estaba en su pantalla era real.

Y lo era. El nombre de Ray no se borró de la parte de remitente ni siquiera cuando talló fuertemente sus ojos frente a la pantalla. Ray jamás le había mandado un mensaje, ni siquiera sabía que tuviera su número. A pesar de que ya no la miraba con molesta desde hacía más de un mes todavía se esforzaba por ignorarla monumentalmente cuando se encontraban en una habitación. Y si tenía que hablar con ella por algún motivo no la miraba a los ojos, era como si tolerara su existencia solo porque Dex se lo pedía.

Dex, cuando pensó en él su corazón se detuvo por un segundo y una sonrisa se formó en sus labios. Aun cuando salido huyendo de la habitación por fin había admitido que le gustaba, había dado un paso hacia adelante, hacia ella. Y eso era suficiente, si en ese momento Dex se congelara y no pudiera dar otro paso más, ella se aseguraría de correr los pasos que hicieran falta para estar juntos. No iba a rendirse, no era su estilo.

Con ese pensamiento en mente abrió la puerta que conducía a la azota la cuál milagrosamente se encontraba vacía. Ahí se encontraba una zona de descanso para huéspedes con un par de jacuzzis y mesas para comer, pero la única que se encontraba ocupada era la del borde más alejado, ahí Ray miraba hacia la ciudad con aburrimiento, su rostro apoyado sobre una de sus manos.

—Hola, —dijo Mack con inseguridad cuando se sentó frente a él. Ray no hizo ningún movimiento por un momento, siguió viendo hacia el horizonte como si le costara entablar una conversación con la chica recién llegada. Después de unos segundos soltó un suspiro y casi con renuencia se volvió hacia Mack.

—Hola, —respondió con una mueca que al parecer pretendía ser una sonrisa. —Gracias por venir.

Mack asintió. —Estoy... sorprendida. Pensé que me odiabas.

La sonrisa que esbozó en ese momento Ray fue un poco más sincera. —Te equivocas, —dijo sacudiendo la cabeza. —No te odio.

—Entonces ¿por qué...

—¿Soy tan duro contigo? —Ray se encogió de hombros. —No lo sé. Principalmente supongo que es por Dex. Cuando te conoció te miraba de una forma tan... no sé cómo explicarlo, solo puedo decir que hacía años que no veía a nadie así.

Mack frunció el ceño confundida. —No entiendo.

—Lo sé, —alzando sus manos Ray se estiró y soltó un gruñido antes de mirarla de forma muy seria. —Mack, sé lo que Dex siente por ti. Y sé que tú sientes algo por él, no estoy muy seguro de qué es lo que pasa entre ustedes, pero hay algo que debes de saber de él. Antes de que tomes cualquier decisión, antes de que te enamores por completo quiero contarte su historia. —Por un segundo su mirada bajó hasta su barriga y luego subió de nuevo hasta sus ojos. —Sé que tú tampoco has tenido una vida fácil, y que de alguna forma te duele hablar de tu pasado. Dex es igual, él no te hablará de ello, pero tienes que saberlo. Si vas a decidir estar con él tienes que conocerlo todo y después vas a poder tomar una decisión.

—¿Una decisión? —Mack ladeó la cabeza mientras preguntaba.

Ray asintió. —Sí. Vas a decidir si puedes cargar sus partes rotas junto con las tuyas o es mejor alejarte de una vez todas de él. Por su bien y por el tuyo.

A pesar de la mirada tensa de Mack, Ray se echó hacia atrás en su asiento y mirando al cielo comenzó.

—En esta historia todo comienza y termina con Ronnie...

Once años atrás... (Ray POV)

Dex se convirtió en mi mejor amigo cuando teníamos nueve años. Íbamos juntos al mismo colegio y el día en que intenté robarme su lápiz preferido y él me tiró un diente de leche de un golpe nos volvimos inseparables. Nunca antes había tenido un mejor amigo, y no tenía hermanos, así que conocer a Dex había sido lo mejor que me había pasado en mis nueve años de vida.

Pero junto con Dex también entró Ronnie.

Ella era hermosa. Siempre tenía su largo cabello miel recogido en dos coletas que caían hasta sus hombros y sus ojos verdes parecían desafiarte con cada mirada. A pesar de ser dos años más pequeña que nosotros siempre terminaba siendo la que mandaba y no podíamos hacer nada para contradecirla, era como si estuviéramos bajo su hechizo. Más Dex que yo, él amaba a su hermana pequeña más que a nada.

Los tres éramos inseparables, Dex y Ronnie pasaban mucho tiempo en mi casa cuando mis padres salían de viaje lo cual era seguido. Y yo solía comer con su familia cada que podía, mamá no solía cocinar así que la comida casera en casa de los Darren era lo mejor del mundo.

Me enamoré de Ronnie a los once años.

Y después de dos años y varios golpes y amenazas de Dex, ella se convirtió en mi primer novia.

Aunque tenía trece años yo estaba casi seguro de que Ronnie iba a ser la chica con la que me iba a casar y Dex estaría con nosotros siempre. Seríamos los tres por toda una vida. Iba a ser perfecto.

Pero no fue así.

Cuando cumplimos catorce las cosas en casa de Dex y Ronnie comenzaron a cambiar. Su padre comenzó a hacerse adicto a las apuestas y el alcohol, todo comenzó con juegos inocentes con sus compañeros de trabajo que lo arrastraron a un mundo de vicios. Llegaba a su casa borracho, sin poder reconocer a nadie y exigiendo que le dieran más dinero. Tiraba los muebles, gritaba e insultaba a su esposa y golpeaba a Dex cuando intentaba defenderla.

Todo esto lo sabía de Ronnie, quién se salía de casa con ayuda de Dex y corría siempre hasta la mía. Siempre corría a mí, pero yo no sabía qué hacer para ayudarlos, solo podía abrazarla mientras lloraba y se preocupaba por su hermano. Me sentía inútil.

Ronnie comenzó a cambiar unos meses después.

Se volvió más callada, había veces en las que llegaba con golpes en sus brazos que intentaba ocultar de mí. Dejó de salir con Dex y conmigo y casi nunca aparecía por mi casa. Varias tardes Dex y yo intentamos seguirla para saber que pasaba con ella, pero era imposible encontrarla. Dex estaba muerto de preocupación por Ronnie, a él nunca le importaron los golpes de su padre, ni si estaba en peligro, el hacía todo por protegerla. Ronnie era su mundo.

Después de un tiempo comencé a desesperarme del misterio de Ronnie. Peleábamos por cosas sin sentido. Me gritaba cada que intentaba abrazarla. Y no me hablaba por días enteros si no me disculpaba. Finalmente en una pelea que tuvimos la acusé de engañarme con alguien más y terminé con ella.

Fui cruel y no me importó.

Dex me golpeó en el estómago cuando se enteró y tampoco me importó. Fingí que terminar con ella no me afectaba en lo absoluto, pero dentro de mí sentía como si cada día me rompiera.

Ese fue el principio del fin de Ronnie.


Secreto: El anime Fukumenkei Noise fue el que me inspiró a escribir todo esto

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Secreto: El anime Fukumenkei Noise fue el que me inspiró a escribir todo esto. XD Chinos power.

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