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Dex caminó con pasos rápidos hasta donde estaba el ala de la enfermería, era un pequeño cuarto en la parte de afuera del lugar donde habían tocado, regularmente un par de médicos, enfermeras y una ambulancia se encontraban a su disposición las veinticuatro horas del día. Nunca antes la habían utilizado pero este podía empezar a ser un muy buen momento.

Al llegar a la pequeña enfermería le explicó un poco la situación a la cansada doctora que se encontraba aburrida mirando TV desde una silla, esta se levantó rápidamente y ambos se dirigieron hacia el autobús. Pero a medio camino una discusión a gritos desde una de las entradas que estaban bloqueadas llamó la atención de Dex.

—¡Déjenme entrar! ¡Ella está aquí! ¡Juro que la vi entrar aquí!

—Espere —murmuró Dex a la doctora y se dirigió hacia la entrada con una leve sospecha. En el lugar cuatro hombres de seguridad detenían a un hombre vestido con una camisa sucia y el cabello revuelto. Sus ojos brillaban con furia buscando más allá de la entrada entre las sombras. Se detuvo a un par de pasos de él y le frunció el ceño.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó cruzando sus brazos sobre su pecho, asegurándose que sus músculos se flexionaran y sus tatuajes resultaran intimidantes.

—Lo siento señor —respondió un hombre de seguridad— este hombre intenta entrar diciendo que alguien que conoce está aquí dentro.

Dex se dirigió hacia el hombre y lo evaluó rápidamente. Su ropa y su cabello eran un desastre, tenía una camisa arrugada y desde esa distancia podía oler el alcohol inundando su sistema, su mirada llegó a sus puños que se encontraban apretados pero sus nudillos estaban algo magullados como si hubiera golpeado algo recientemente. ¿O a alguien? Algo en su cerebro se prendió y se dio cuenta que probablemente este sujeto estaba buscando a la chica de su autobús y no para algo bueno. La furia hizo que apretara los puños y diera un paso adelante.

—No sé quién eres o que carajos buscas aquí, pero te juro que si no te largas en cinco segundos voy a llamar a la jodida policía para que saque tu trasero de aquí por estar invadiendo propiedad privada.

El hombre lo miró con los ojos entrecerrados y dio un paso a atrás. —¿Tú la tienes cierto? Dile a esa zorra que se cuide porque cuando la encuentre, y juro que lo voy a hacer, le irá mucho peor.

Los puños de Dex se apretaron. —Cinco... cuatro... tres...

El hombre le dio otra mirada de desprecio y se dio media vuelta alejándose del lugar.

—¿Quién carajo era ese sujeto? —preguntó el hombre de la puerta a Dex.

—No tengo una puta idea, pero si se acerca de nuevo llamen inmediatamente a la policía, no lo quiero cerca de este lugar. —Y dándose media vuelta se dirigió de nuevo a su autobús junto con la doctora.

Cuando entraron Mack estaba recostada sobre el sofá durmiendo profundamente. Dex al ver las oscuras ojeras debajo de sus ojos le pidió a la doctora que intentara revisarla sin despertarla y aunque fue un poco más difícil la doctora concluyó que solo tenía un par de contusiones y algo de desnutrición. También le recomendó que la acompañara a una clínica para asegurarse que el bebé no había sufrido ningún daño aunque era poco probable pues no había ningún golpe en el área del abdomen.

—Gracias doc, —dijo Dex acompañando a la doctora hasta la puerta. Ella lo miró pensativamente durante un rato.

—Asegúrese de llevarla esta noche a descansar a un hotel, la pobre chica ha pasado un día terrible seguramente.

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