Capítulo 3

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En un par de horas había conocido al chico más random en su vida, incluso dudaba que el pudiese conocer a la banda y se estaba arriesgando mucho al entregarle su número, ademas de mostrarle su habitación, pero un periodista siempre da lo mejor de si mismo por las mejores historias, este era el inicio de su carrera y lidiar con un posible Frederick Clegg valdría la pena en cada sentido; después de todo las casas de Los Ángeles no tienen sótano ¿O si?

Ava sintiéndose agotada por el viaje y el trayecto a la habitación decidió darse un baño de burbujas y dormir un par de horas, claro, no sin antes asegurarse de que todo sus materiales del trabajo estuvieran listos para al despertar empezar a estructurar cada una de sus preguntas y practicar algunos diálogos para hacer una charla mas empatica con los chicos, sin contar que desempacó todas sus cosas que traía y las puso en sus respectivos lugares, agradecía que el apartamento estuviera amueblado sin importar lo pequeño que fuera.

•••

Lewis todo el camino se preguntó como lograría que esos "inútiles" como el los llamaba, aceptaran este pequeño gran favor. En el pasado con los chicos había sido una mierda de persona, como normalmente lo era con los seres vivos de su alrededor que no le interesaban; tenía mas de 7 meses sin verlos y rogaba que hubieran olvidado todo ese inconveniente.

Como si fuera a presentar una prueba, se paró frente a la puerta nervioso y tocó dos veces, al no ser atendido volvió a tocar, está vez más fuerte. Un chico rubio de ojos avellana abrió la puerta, tenía un corte muy al estilo de los 90s con un toque más natural, el miro a Lewis con gran sorpresa en sus ojos y sonrió en forma de burla ocultando su molestia, para su mala suerte, tenia una mirada muy expresiva.

-Miren a quien tenemos aquí ¿No te da vergüenza? Espera, claro que no, el niño de la cuna de oro no la tiene. -Se cruzó de brazos viéndolo de arriba a abajo, estaba a nada de cerrar la puerta, pero fue detenido al momento.- ¿Qué quieres? Sólo lárgate, ya hiciste mucho.

-Jackson, sólo dame una oportunidad, quiero hablar con ustedes y remediar lo que dije, por favor, sólo una oportunidad.

A diferencia de Lewis, Jackson entendía a la primera y no le gustaba ver insistir a las personas. Se hizo a un lado para que su amigo entrara y tras un suspiro cerró la puerta. La banda vivía en un pequeño apartamento con vista al mar, eran 2 habitaciones y una sala tan pequeña que apenas cabía la batería, las paredes eran delgadas, así que debían ensayar con el ruido mínimo para no molestar a sus vecinos. Tal vez no era mucho, pero ellos con mucho esfuerzo habían conseguido ese lugar y estaban orgullosos a pesar del pequeño espacio, por lo mismo el rubio no dudo en sentirse incómodo cuando Lewis miraba toda la extensión con una mirada de desaprobación.

-Habla rápido y vete.

-Quisiera que estuvieran todos, es algo muy importante, lo prometo.

~Que afán el tuyo de hacerle perder el tiempo a las personas. Acaba mejor con tu tiempo y no vengas a jodernos a nosotros que tenemos mucho que hacer.- Ese era posiblemente lo que más le había dolido a Lewis y no eran las palabras, si no la persona que lo había dicho. Vladimir había sido el mejor amigo de Lewis desde que empezó a estudiar, eran completamente unidos... Hasta que uno de ellos decidió arruinar las cosas, y no es necesario mencionar su nombre, Vladimir era un chico de rostro angelical que demostraba una edad menor a la que tenía, sus ojos eran pequeños y su nariz fina, al igual que sus rosados labios, igual que Lewis tenía esa distintiva barbilla partida, razón por la que siempre se reconocieron cómo hermanos.

-Solo quiero una oportunidad, es la última que les voy a pedir.

-Dinos a Vladimir y a mi que es lo que quieres, si nos agrada tu charla le diremos a Naim y Aiden, lo conversaremos en tu ausencia y sabremos si te perdonamos

Lewis se sentó en el sofá y bufó algo desesperado, no es que tuviera las horas contadas, pero quería hacer las cosas rápido para no estar presionado de ultima hora con lo que quería lograr para Ava, ademas que no sabía que cosas podrían pedirle a cambio estos "inútiles" aunque probablemente debería de empezar por dejar de nombrarlos de ese modo.

-Bien, conocí a una chica en mi viaje a Londres, ella es hermosa, es única y algo difícil de manejar, quiero acercarme a ella pero es muy reservada. Su nombre es Ava y por lo poco que sé, les hará una entrevista para un periódico, supongo que local, donde estará haciendo su pasantía mientras estudia de intercambio aquí,, yo le dije que los conocía y a cambio de su número me pidió tiempo para entrevistarlos mejor y de manera individual y...

-¿Nosotros que recibiremos a cambio? La entrevista ya está en nuestra agenda, que por cierto está muy ajustada, no tenemos tiempo para charlar con esa chica solo por un capricho tuyo ¿Lo entiendes? Tenemos que volver a la escuela, dar conciertos y demás cosas.- Resonó fuerte la voz de Jackson, tenía cara de no querer escuchar más al chico y sacarlo por la ventana, pero la curiosidad lo dominaba.

-Les daré lo que quieran, un mejor contrato con mi padrastro, más horas de grabación, un auto a cada uno si lo desean, un mejor apartamento en una calle más segura.

-No queremos que nos compres ¿Acaso sabes cuanto nos hemos roto la espalda para llegar a donde estamos?

~Cállate Jackson... Quieras o no, esta es una gran oportunidad, tendremos lo que queramos solo por extender nuestra entrevista con esa niña, eso nos dará más publicidad. Así que aceptamos, queremos salir del estudio de grabación del sótano y grabar un álbum completo, no solo sencillos, si quieres que esa chica crea que en verdad somos tus amigos debemos mudarnos a tu casa... Bueno, una casa más grande, queremos una camioneta que nos lleve a nuestros conciertos y la escuela, ya no queremos tocar en bares y fiestas de la facultad, queremos abrir conciertos de verdad, y supongo que podemos perdonarte.

A Lewis no le cabía la felicidad, se levantó alegre y fue a abrazar a ambos chicos con todas sus fuerzas, incluso besó sus mejillas. La puerta se abrió dejando ver a dos chicos bastante confundidos, Naim y Aiden, eran un par de gemelos idénticos, casi como dos gotas de agua, ojos azules y grandes, nariz un poco chata como de un lindo puerquito, labios gruesos y rosados y sonrisa de que siempre planeaban algo malo... La única diferencia entre estos chicos era el cabello, mientras uno lucia el cabello dorado como el sol, el otro lo tenía negro como la noche, parecía poco creíble, esto natural desde nacimiento.

~¡Chicos!, noticias, Lewis es de nuevo nuestro amigo y ya no vamos a peligrar porque nos roben nuestras cosas. -habló eufórico Vladimir que en cuestión de segundos puso al tanto a los gemelos.

Al fin después de más de 7 meses Lewis pudo compartir una cerveza con sus amigos, brindó con ellos como hace tiempo no lo hacía y se despidió con la promesa de que cumpliría todo lo del trato. Tal vez sus

amigos se aprovechaban de la vulnerabilidad del chico, pero vamos, el se lo merecía, no se podía confiar en alguien así.

Entre verdades y mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora