Ava sujetaba firme sus cosas viendo el montón de cajas por toda la casa, temía tropezar y caer sobre algo valioso, mientras Lewis la guiaba hasta la terraza, según el, ahí sería más cómodo el organizarse.—¿Por qué hay tantas cajas y maletas?
—Nos acabamos de mudar, creo que es un tanto obvio, maletas, cajas, plástico, papel, no hay nada en la alacena, ni siquiera chicos que estén sacando sus cosas de sus cajas y colocándolas en su respectiva lugar.
—Supuse que ya vivían juntos, después de tanto tiempo de conocerse, eso es lo que yo creía obvio
Los ojos de Lewis cambiaron por completo de seguridad plena, a nerviosismo, por suerte le daba la espalda a la chica y ella no podía notar lo que sus comentarios habían provocado. Tomo una gran bocanada de aire y se dio la vuelta para verla con una sonrisa "relajada" aunque en verdad parecía un psicopata que la llevaba a su propia muerte.
—O sea, si vivimos juntos desde hace tiempo, en realidad desde hace años, lo qué pasa es que nos mudamos de casa, la otra era un desastre, teníamos esos viejitos de vecinos que iban a pelearse por cualquier mínimo sonido de batería y querían llevar a un padre para bendecir la casa porque teníamos el diablo dentro después de que los chicos tocaran un cover de Kiss, sin contar las ratas y esas cosas.
—¿No les incomoda que su sala sea un desastre? Bueno, no solo la sala, la entrada también parece un almacén, y no me quiero ni imaginar el patio trasero que es el que no se mira en lo absoluto.
—P-pero no está tan mal... En tres o cuatro días ya habremos terminado. -La voz de Lewis pasó a un tono avergonzado, como si estuviera sido regañado por una madre o en su caso por una niñera.
Ava mantenía firme la mirada y la ceja alzada; y por alguna extraña razón Lewis se encontraba más enamorado de esta chica. Ella dejó sus cosas sobre el sillón y nuevamente miro al chico a los ojos, y con una seriedad profunda hizo que llamara a los demás chicos, Lewis sin ninguna alternativa subió las escaleras para llamar a sus compañeros de piso.
Una vez arriba a Lewis le tocó adivinar las habitaciones, sabía cual era la suya, pero no la del resto, dos estaban vacías, así que tocó en la tercera, ahí Aiden abrió la puerta de muy mala gana y regreso a su cama, que en realidad era solo un colchón pues la basé aún se encontraba en caja.
—Perdón por molestarte... Pero Ava quiere conocerlos y es tu oportunidad para causar una segunda buena impresión ¿Qué dices? Por favor, por nuestra antigua amistad. -Dijo en tono suplicante y casi a nada de ponerse de rodillas para conseguir un si.
—Vaya, en verdad deseas tener sexo con ella para que estés suplicando así.
—No es sólo sexo, ella me gusta y si la conocieras entenderías porque... Así que por favor. -Unió su manos y las movió frenético hasta que pudiese conseguir un si, no se daría por vencido rápido, no sabía lo que le esperaría si decepcionaba a la chica de sus sueños en algo tan simple como esto.
—Bien ¿Y que le diré?
—No te preocupes, ella te sacará tema de conversación.
Y si, era muy necesario evitar que la pequeña mujer de abajo lo pondría a limpiar y desempacar hasta la última caja, no importa que una de ellas tuviera puro aire, lo haría poner ese aire en su respectivo lugar. Abultó los labios con algo de arrepentimiento mientras el castaño claro bajaba las escaleras.
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Entre verdades y mentiras
RomanceAceptar un intercambio estudiantil al otro lado del mundo es lo último que queda cuando tu maestro favorito fállese y esa era su última voluntad, que pudieras explorar todo, sin contar que te abría la puerta a la experiencia de tu trabajo de en sueñ...