Capítulo 4

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Me miro y miro en el espejo del probador, pero por mas que quiera a este vestido no hay por donde cogerlo. Estoy con Paula en una tienda de ropa que no esta muy lejos del centro de masajes ya que estamos en nuestro descanso, a insistido en que me pruebe un vestido rojo brillante que es imposible de poner debido a las franjas muy finas, casi como cordoncitos que cruzan la espalda y regresan a la parte delantera.

-No creo que me quede bien y es demasiado atrevido para esa fiesta... - digo una vez que creo que he logrado ponérmelo al fin.

-Venga déjame verte – escucho la emoción en su voz. Cuando salgo y me ve estalla en carcajadas- Pero que le has hecho al pobre vestido!? – se acerca roja de la risa

-No le veo la gracia eh... - pero ya me estoy riendo cuando ella empieza a colocar las tiras y a desenredar el estropicio que he creado- Preferiría llevar algo mas normal, que no me haga destacar...

-Si pues con esa carita y esa sonrisa, ni aun que lleves una bolsa de patatas hija – sonríe y me arregla el pelo. - Pruébate los otros que te e traído, a este ya le has hecho un buen lio- le saco la lengua riendo y regreso al probador.

Miro las otras opciones que hay hasta que un simple vestido negro, con un bonito, pero igual de sencillo escote me llama la atención, al ponérmelo me siento bonita y las ganas de ir a esa fiesta aumentan.

-Madre mía... ese es... ese es perfecto, tía que cuerpo te hace, bueno el que tienes – ríe y se acerca y sonríe más- esos chicos van a estar mas pendientes de ti que de el cumpleañero – mueve sus cejas de arriba debajo de forma coqueta.

- pero mira que exageras – ruedo mis ojos sonriendo- voy con mi tía y ni si quiera creo que vaya a hacer amigos, ellos tienen su propio mundo y yo no encajo en el...

-Déjate de decir bobadas que al final te pego – finge enfado y yo rio más, en serio en dos días ya la adoro. - Vamos que te has cogido mucho tiempo con los otros vestidos...

-Pero si fue ese vestido del demonio! – jadeo y rio cuando corre por que la amenazo con tirar un zapato.

Entramos en el centro riendo y vemos a doña Clara hablando con un chico joven bastante guapo,  alto, pelo rubio oscuro y piel clara ademas de su trabajado cuerpo que quita el aliento.parece que se conocen de toda la vida por la complicidad con la que hablan y se miran.

-Mira estas son mis empleadas Paula y Raquel... - nos presenta cuando hemos llegado a su lado y ambas soltamos un hola educado- El es Richie mi sobrino pequeño

-Bueno tía el único que tienes – sonríe de forma tierna y nos mira pero noto como detiene su mirada en mi- espero que mi tía se este portando bien con vosotras – me sonríe y solo retira la mirada de mi cuando su tía le agarra del brazo.

-Claro que sí! ¿Por que clase de bruja me tomas querido? – ella le mira con un amor maternal y devoción, cosa que me hace sonreír más. - Richie está aquí porque necesita un masaje en sus hombros, es ayudante de unos de los mejores cantantes de la ciudad y tanto estrés le a hecho que se le carguen los hombros así que Paula puedes atenderle?

-Vera, me encantaría, pero ya mi agenda esta llena y mi siguiente cliente estará al llegar así que... - me mira reprimiendo una sonrisa. La mato, es oficial...

-Raquel tu puedes? - me mira algo recelosa, cosa que no entiendo, pero asiento

- si doña Clara... - cuando miro a su sobrino el me esta mirando como si tratase ver más de mí, y eso me causa risa por que lo que se ve de mi es lo que hay.

Tú, mi mejor decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora