Capitulo 8: Jugando con la vida.

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Lex POV 

Poco a poco comencé a abrir los ojos deseando que todo hubiese sido una pesadilla, deseando poder abrir los ojos y encontrarme que no me había movido de la habitación de Nueva York, que seguía allí, pero el oido no me decía lo mismo, el tacto desmentía el suave y sedoso tacto de las sábanas, el olfato no corroboraba el dulce olor del ambientador, el gusto era nulo y lo más importante, la vista desmentía aquellas falsas esperanzas que me había forjado.

Me incorporé de poco a poco sintiendo el dolor en cada rincón de mi cuerpo, miré el chal que aún colgaba por mis brazos, en perfecto estado. No me encontraba sobre el acantilado como esperaba, estaba demasiado lejos de él, en la costa, cerca de la casa de mi abuela. Comencé a andar hacia la casa lamentando cada paso que daba y maldiciendo el momento en el que salí con aquellas pequeñas arpias.

Me costaba horrores subir la cuesta, cuanto más se empinaba más me costaba, tenia la sensación de estar escalando un rocodromo, de escalar una pared en una posición de 90º. Me tiré al suelo no pudiendo continuar con el camino, me costaba respirar y mantener los ojos abiertos, los párpados me pesaban demasiado, un dolor agudo de cabeza me martilleaba, me acurruqué temiendo lo peor, haber enfermado y no contarlo en un tiempo futuro.

Harold POV

-Buenos días, familia- dije dándo un beso a mi madre en la mejilla viendo como mi mujer se burlaba de mi- ¿Celosa, cariño?- dije dándola un beso.

-Para nada- rió- ves a avisar a tu hija y que baje a desayunar, es hora de empezar a pintar la casa, no quiero quedarme toda la vida acoplada a la casa de tu madre.

-Voy- dije asomándome a la escalera- ¡¡Lex, baja a desayunar!!.

-¡Harold, sube arriba y la llamas bien!

-Voy- dije subiendo pesadamente las escaleras- Lex, dice tu madre que bajes a desayunar que tenemos que ir a pintar la casa- dije llamando a la puerta- ¿Lex?- dije abriendo la puerta lentamente, no había nadie, me asomé al cuarto de baño y al resto de habitaciones para comprobar si se encontraba en alguna, pero no fue así.-Lex no está en casa- dije controlando un miedo demasiado grande al llegar a la cocina

-¿Cómo?

-Lex no volvió anoche a casa, no está por ninguna parte, voy a salir a buscarla.

-Oh Dios mio, espero que este bien- dijo Diana al punto del llanto- Voy contigo.

-Vamos- dije saliendo por la puerta de casa-¿Sabes dónde fueron?

-No tengo ni la más mínima idea, vayamos a la playa y miramos si están ahí- dijo echando a correr.

-Sí, será lo mejor- dije tras ella.

-¡Lex!¡Oh dios mio, Lex!- dijo tirándose al suelo para cogerle el rostro entre ambas manos.

-¡Lex!- dije cogiendola en brazos- Llevemosla a casa, mi madre sabrá que hacer- dije echando a andar todo lo rápido que podía de nuevo hacia la casa.

Lex POV

Noté como me levantaban de donde me encontraba, todo me daba vueltas, no escuchaba más que murmullos, no sacaba nada en claro de lo que sudecia a mi al rededor, gotas de sudor frio recorrían mi espalda provocándome más escalofríos, gotas que recorrían mi rostro. Noté como me colocaban sobre una superficie blanda, suave, y entoncés, sucumbí.

Poco a poco abrí los ojos sintiendo que me pesaban más que nunca, me incorporé y me di cuenta de que me encontraba en la habitación, no recordaba nada de lo que había pasado más allá de cuando me desplomé sobre el asfalto, rezando porque no me hubiese sucedido nada malo mientras me encontraba en ese estado. Me miré al espejo contemplando como mi precioso vestido estaba rasgados por todos lados, descolorido y el cinturon había desaparecido, me giré mirando el chal dorado que se mantenía intacto por completo. Decidí cambiarme colocándome así el pijama, ya había tenido suficiente por un par de días y lo tenía más que claro.

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