Capitulo 2: Promesa

320 27 3
                                    

-''¡Lex, levántate ya!''- oía el golpeteó en la puerta, constate y martilleante, no sabía si levantarme de mi cama, la última vez que dormía en ella, era demasiado duro, 17 años en esta habitación, la cual me había visto reir y llorar, irónico que la tratase como una persona, como una mejor amiga, como una madre.

-''Ya voy pesados''- dije moviendome lentamente y levantándome poco a poco con tal de hacer callar el jaleo del pasillo y de evitar que tirasen la puerta abajo.

-''Lex, date prisa, que el camión de la mudanza tiene que estar al llegar''

-''Que ya voy''- dije poniendome la ropa que había dejado la noche anterior preparada encima de las maletas para el viaje. Una vez terminé de vestirme me miré en el reflejo de la ventana para hacer un intento de coleta que se viese aceptable, un par de huevos allí, un pelo suelto por allá, un desastre, pero no le dí más importancia y  coloqué orquillas en un intento de mejorar aquel desastre.

Abrí la puerta con las maletas en mano y las dejé en el rellano de la casa, me dirigí hacia la cocina para cojer un zumo y unas tostadas ya frías.

-''Podíais haber esperado a que hubiese salido para hacerlas, esto parece ahora chicle''- dije dándole un moridisco a una de las tostadas.

-''¿Puedes dejar de quejarte?''- refunfuñó mi padre cargado de cajas, dirigiendome una mirada mortífera.

-''Mamá, ¿cuando vienen los camiones? ¿Puedo ir en el segundo, lejos de ambos?- dije tirando a la basura el tetrabric del zumo ya vacio.

-''Puedes ir donde quieras, como si vas con las cajas, pero callate ya y ayuda''- dijo cogiendo tres maletas e introduciendolas en el ascensor, preparada para dar comienzo a la larga aventura que me esperaba en un pueblo costero de mala muerte.

-''Espero que el conductor sea más amable que vosotros dos juntos, porque sino preveo que me daré un tiro en la sién''- dije cogiendo mis maletas y bajando por las escaleras, mis pasos pesados acompañados del estrépito ruido del choque entre las ruedas y las escaleras.

-''¡Lex, hay gente durmiendo!''- gritó mi madre un piso por debajo de mi, en el rellano del edificio, entregando las maletas a un rudo hombre con pintas mugrientes.

-''¿y? Tendré que bajar las maletas, y si tengo que esperar al ascensor no salimos de aqui nunca''- dije colocándome a su lado.

-''Buenos días, chime''- dijo el hombre arrancándome las maletas de las manos e introduciendolas en el camión.

-''Buenos dias, mugre''- dije mirándole con cara de asco, tanto que, mientras se encaminaba hacia el camión con mis maletas, acercó su cabeza despacio e intentando que no se percibiese, hacia su axila para más tarde levantar la cabeza rápidamente con cara de asco con una sonora carcajada.

-''¿Quieres ir con él en el camión?''- preguntó mi madre señalándole con cara de asco mezclada con súplica.

-''Está claro que no quiero''- dije echándo un vistazo a la cabina del segundo camión-''prefiero ir en el segundo sino te causa mucha molestia''- dije acercándome a la cabina, abriendo la puerta del copiloto y sentándome, esperando al que sería mi acompañante durante largas horas de trayecto.

Mientras me abrochaba el cinturón pude notar como la puerta del piloto se abría y subía un hombre de adentrada edad en la cabina. 

-''Vaya, parece que voy a tener compañía, ¿no es asi?''

-''Sí''- dije mientras asentía levemente-''Es que verá, su compañero, mugre, no me agrada mucho, espero que no le importe si viajo con usted''

-''¿Hablas de Fredd?''

-''Sí, ese mismo, supongo''

-''Entiendo perfectamente que no quieras montar en el camión con Fredd, es bastante desagradable al olfato, pero te acabas acostumbrado''- dijo bajando la ventanilla y cerrando la puerta, preprarándose para la marcha.

-''Prometo que no daré guerra, he traido cosas para distraerme, yo le dejo a usted hacer su trabajo''- dije alcanzando la mochila que se encontraba a mis pies, bajo el asiento.

-''No serás una molestia sino me cuentas los típicos problemas adolescentes, creo que he escuchado demasiadas versiones sobre los mismos problemas''

-''No soy un libro abierto, si me permite la comparación, prefiero guardarme mis problemas o contarselos a alguien en que verdad pueda confiar, no digo que desconfie de usted, solo que bueno, no le conozco para ser así''

-''Oh, no te preocupes, ni siquiera sabes como me llamo, es comprensible tu desconfianza''- dijo abrochándose el cinturon-''Marc''- dijo tendiéndome una mano.

-''Lex''- dije agarrando energéticamente su mano para más tarde soltarla.

-''Pensaba que Lex era nombre de chico''- dijo extrañado

-''En verdad, Lex es nombre de chico''-aclaré-'' pero en mi caso es un diminutivo, en mi familia soy Lex, para mi mejor amiga soy Lexyni, y para los amigos Lexy, pero en verdad me llamo Alex, ya sabes, de Alexandra''

-''Entiendo''-dijo asimilando la relación que había entre mi nombre y el diminutivo.

''-¡Marc, preparate, partimos ya!''- gritó alguien desde la cabina del primer camión, supuse entonces que sería Fredd, el maloliente Fredd, Fredd el mugre. 

Marc posicionó la mano sobre la llave, la cual hizo girar, motores arrancados, mi verdadera aventura acababa de empezar, mi vida daba un paso, dejando atrás todo cuanto tenía, ya no podía tirar la toalla.

Cogí la mochila y la abrí, sacando de su interior un viejo libro que había tomado prestado de la casa de mi abuela. Era un libro viejo de mitologia griega, trataba sobre los antiguos dioses, semidioses, seres mitologicos como el minotauro, el cíclope, y como no, aquel tema que tanto amaba desde siempre, las sirenas.

Abrí el libro allá por la página 30, marcada con una esquina doblada como marcapáginas. <<Las Sirenas>> comencé a leer todas las páginas, empapándome de todo de lo que se contaba en cada parrafo, en cada linea, en cada palabra. 

-''¿Puedo preguntar que lees?''- preguntó Marc mirandome de reojo mientras cambiaba de brazo para sujetar el volante.

-''Claro''- dije haciendo una nueva marca en la esquina derecha superior para más tarde cerrar el libro y enseñarle la portada-'' Se llama <<Mitologia griega: el mundo de los misterios>> me lo he leido varias veces pero el tema que nunca me cansa es el de las sirenas, me parece fascinante, de pequeña siempre que iba a la playa y entraba en el agua me sentia como una verdadera sirena, era una sensación realmente indescriptible...''

-''Yo se mucho sobre sirenas la verdad, siempre le contaba a mi hija historias sobre las sirenas, pena que no me hiciese nunca caso...''- dijo mirando al frente, agarrando con más fuerza el volante.

-''¿Le importaría contarme esas historias sobre las sirenas? Le prometo que yo le haré caso''- dije dejando el libro sobre el asiento vacio que se encontraba entre ambos.

-''¿Segura que quieres oir la historia de las sirenas?''- preguntó mirandome una milesima de segundo, intentando no desviar demasiado la mirada de la carretera para no causar un accidente.-''Solo tienes que prometerme hacerme caso, hacer cuanto te diga''

-''Prometido''- dije dubitativa-''Pero por qué me hace prometer esto, no lo entiendo''

-''Ya lo entenderás, creeme''

MermaidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora