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Los días transcurren con normalidad y no vuelvo a cruzarme con Yanan, el cual no tardó en aislarse en su mundo nuevamente.Cuando el viernes por la tarde llega acudo a la dichosa casa donde todo había comenzado sin comentarle a nadie, temiendo que mi hermano o alguno de mis amigos me metieran ideas ridículas sobre los aparentes sucesos extraños que envolvían al hermano de Joon o a esa casa.

Sin embargo...mentiria si dijera que no le había enviado un mensaje a Ji Min diciendo explícitamente que si no respondía a sus mensajes en menos de media hora que enviara a alguien por mí.No era ilusa como para dejarme llevar por los rumores, para nada...sólo se trataba de tener precaución, por si las moscas.

Había echo mi mejor esfuerzo en caso de que tuviera un breve encuentro con Joon: luego de husmear en el closet de mamá había encontrado ropa más o menos digna.Sus zapatos me quedaban grandes y no sabía exactamente cómo se suponía que uno lucía un collar de perlas con zapatos de hebillas.Mi sentido de la moda era cero y no estaba segura de si los cosméticos que le había robado de su estuche me sentaban bien tampoco.De alguna forma que aún no conseguía determinar el labial rojo se me había ido de la raya y tenía marcas negras en los párpados debido al rimel (del cual desconocía cómo era su aplicación, generando que me pícara los ojos con el aplicador varias veces y éstos se irritaran).

Estaba arreglando mi cabello corto, con el cual no había podido hacer mucho, cuando la puerta se abrió.Yo preparé mi mejor postura casual para la ocasión, intentando parecer atractiva, pero para mí desilusión no es Joon quién está del otro lado.

Es el rostro de Yanan el que se asoma por la puerta entreabierta.

–Por fin viniste.Pensé que te habías acobardado...–Yanan deja de mirar en dirección a la calle y se posa sus ojos en mí, deteniendose bruscamente antes de decir con estupefacción:–Pero...¿qué te has puesto?

Refunfuño, intentando ocultar mi descontento y la desilusión que me provoca verlo.

–Nada, nada.–Le digo entonces de mala gana–¿Vas a abrirme la puerta o qué?

Él me cierra la puerta en la cara antes de que el sonido de una traba resuene y a continuación la entrada se abra por completo.Yo le doy una ojeada desconfiada al interior de la casa: se ve muy diferente sin la presencia de adolescentes ebrios ni música al tope.De hecho, se ve más como una residencia normal y sería en un barrio bien ubicado.

–Pasa.–Me incentiva el joven rubio.

Hay una niña del otro lado de la calle jugando con una pelota, pero al percatarse de la presencia de Yanan y de como la está observando, sale corriendo pálida como si hubiera visto un espectro.

De acuerdo...

Al parecer los vecinos de Yanan también habían escuchado los rumores.Eso o no estaban muy acostumbrados a verlo.Por el tono pálido de su piel él parecía no salir muy seguido tampoco.

–Con permiso...

Al ingresar dejo mis zapatos a un lado de la puerta, percatandome de que sólo hay un par allí: mi pecho se desinfla de la desilusión ante la revelación de que Joon seguramente no está en casa.

Yanan debió de percatarse de lo que significaba mi expresión porque me espetó rápidamente:

–Joon está en la casa de un amigo.Se quedará a cenar allí, siempre hace eso después de los partidos.

Yo sólo asiento.

A continuación, mientras dejo mi calzado, él se apresura a cerrar la puerta.Yo automáticamente palpo el celular en mi bolsillo, algo incómoda.

What they say about Yanan » YananDonde viven las historias. Descúbrelo ahora