Capitulo 12

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Pobre mi pequeño...pensaba Carmen, David hecha mucho de menos a su padre aunque nunca me lo diga, por eso se siente bien siempre que se rodea de hombres y se apega a ellos si len dan calorcito, como por ejemplo su abuelito, Manuel, Arturo...y ahora que Alexander le da un poco de juego y es amistoso con él, mi hijo ya le entregaría su pequeño corazoncito, busca en todos ellos el amor y calor paterno que la vida le ha arrebatado.

-Muchas gracias Alex - se mordió de nuevo el labio inferior -

Alexander cada vez se aproximaba más a ella, y ella consciente de ello, comenzó a dar los mismos pasos que el daba hacía atrás alejándose de él hasta que chocó con el mostrador de recepción de la tienda, pestañeo un par de veces al notarse atrapada entre Alexander y dicho mueble. 

Alexander alzo su mano hasta tocar con sus nudillos sus mejillas, sintiendo ella como comenzaba a ruborizarse y  como éste con su pulgar acariciaba su labio inferior que estaba un poco hinchado de de lo fuerte que se lo había mordido segundos antes de que la acorralara, a continuación volvió a rozar sus mejillas con los nudillos hasta recogerle un mechón de pelo que le cayó a la cara y se lo puso detrás de la oreja.

Carmen tragó fuerte, tenía la boca seca, las piernas le temblaban tanto que pensó que en cualquier momento se caería, pero no estaba dispuesta a rechazar lo que venía a continuación, pero alguien entro interrumpiendo el momento..

Alexander dio un paso para separarse de ella, Carmen estaba en las nubes y cuando perdió el calor que desprendía el cuerpo de Alexander, cayó de golpe al presente, sintiéndose arrepentida de lo que estaba apunto de haber sucedido, dejarse llevar por la seducción que este hombre causaba en ella como si su mirada, su tacto y su presencia la hechizara.

Carmen parpadeó un par de veces y fijó su mirada en la dirección de la persona que los había interrumpido

-mierda!! -susurro, pues quien estaba en la puerta con cara de mala leche, brazos cruzados y una mirada que echaba fuego sobre todo en dirección a Alexander, era nada más y nada menos que Óscar .... oh dios ...oh dios mio....mi JEFE!!!      

Colorada como un día expuesta al sol y sin querer mirar a su jefe, Carmen comenzó a alisarse el chaleco por el nerviosismo que tenía al ver la situación en la que su jefe la había encontrado al entrar en la tienda.

- lo siento Oscar....yo...vaya!!!, Alexander - dijo mirando al italiano - te presento a Oscar, mi jefe, Oscar es el Alexander Salvatore nuevo socio y ahora amigo de Manuel... a venido con él, pero el está ayudando a Marta con unas cajas...

Y como si los hubiese invocado, estos entraron sonriendo por la puerta.

- Hombre, hola Oscar ¿cómo estas? - le tendió Manuel la mano para saludarlo, aunque era saber de todos que para él Oscar no era de su agrado, pero su mujer lo obligaba a que fuera simpático y amable con él pues este era su jefe

- mejor no contesto - rugió mientras miraba mal a Carmen - tú y yo mañana hablamos.

Se fue dejando a todos sin palabras y con miradas de asombros de Marta y Manuel, pero no a Carmen ni Alexander 

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