Extra

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Disclameir: Hetalia y todos sus personajes no me pertenecen, son de Hidekaz Himaruya
Disfruten la historia
                              

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Ludwig pensaba que era incorrecto, era su hermano, así ¿Que era esa extraña fuerza que provocaba que estuviera siempre pensando en él?, su mente sólo reproducía su voz, su vista sólo lo veía a él, sus manos sólo querían tocarlo, sus oídos sólo querían escuchar su ruidosa, pero calmada voz, su nariz sólo quería estar inundada en su esencia, todos sus sentido estaban embargados por él, ¿Que le estaba pasando?
-Lud, mañana habrá una fiesta de té- dijo Gilbert entrando al estudio donde Ludwig leía un libro, pero perdiendo la concentración por pensar en su hermano, sólo había llegado hace un año, pero Ludwig ya había caído en el enamoramiento
El primer detalle que provocó su enamoramiento fue aquella vez que lo defendió de Roderich, aquel último día, Roderich le había impuesto un castigo por haber tirado todo el té sobre su ropa, estaba a punto de golpearlo con el fuete pero Gilbert lo detuvo.
-Te dije que dejarás eso, ahora yo soy su educador- dijo en tono serio,
-Lo...sí..ento- decía Ludwig, limpiando el traje de Roderich para apaciguar su enojo.
-Está bien, los accidentes ocurren- comentó, tomo la mano de Ludwig y le quitó el pedazo de tela y le guiño el ojo.
-Edúcalo bien Gilbert, sabes que el...- Rodeich respondió ante la ofensa.
-Guarda silencio, lo educare bien- dijo sin soltar su mano, y sin dejarle de sonreír,
-Yo iré a preparar más té- susurro Ludwig y Gilbert le sonrió, un pequeño sonrojo apareció en el menor.
El segundo detalle lo dejó en las nubes, fue aquel día donde Gilbert le había insistido en enseñarle a bailar.
-Aunque no vayamos a fiestas, siempre debes saber bailar- dijo y su sonrisa hipnotizada a Ludwig, aquella brillante sonrisas, que desbordada y contagiaba confianza, dejaba soñar toda la noche con él.
Y el tercero y último detalle y  con el que se dio cuenta que amaba a su hermano, fue aquella noche, las pesadillas de una pelea revoloteaban en su mente, su espada tenía sangre, la reina roja mantenía al conejo en sus garras, este sangraba, y aunque siempre se decía que el conejo y Gilbert no eran lo mismo, despertaba con miedo, pero Gilbert siempre estaba ahí, lo abrazaba, calmaba  su angustiado corazón, le repartía besos en la frente y lo arrullaba con su voz, y vigilaba su sueño después, y ese último detalle, Ludwig ya estaba perdido por su hermano.
Ahora la voz de su hermano le rompió el hilo de sus pensamientos y recuerdos.
-Me escuchaste, mañana hay fiesta de té- repitió Gilbert notando a su hermano distraído.
-¿Quiénes vendrá?- pregunto, formulando que preparaciones debía establecer.
-Elizabeta y Roderich- ambos lo conocían, también conocía las historia que Roderich le contaba de Gilbert y Elizabeta y un dolor punzante se instaló en su pecho, no le tomo importancia
Al día siguiente, Ludwig sintió un poco de nerviosismo, y más al ver a su hermano bañado en perlas de agua que recorrían su pálida piel, trago en seco, pues había entrado sin querer a la habitación, el abdomen trabajado  de su hermano, dejaba babear a Ludwig
-Ludwig, ¿Qué ocurre? - dijo sacando de su ensoñación.
-Ehhh informarte que los bocadillos ya están listos- dijo y salió apenado, pero con una excelente imagen para dormir
Acomodo la mesa en el jardín, colocando un mantel de bordados clásicos, mientras Gilbert salió con una tetera en mano, dejándola en la mesa que Ludwig apenas había acomodado,
-Traeré los bocadillos- dijo adentrándose a la casa, Gilbert miro su reloj,
Roderich llegó con una chica, una mujer de cabello castaño y demasiado linda, la punzada de dolor aumento y Ludwig no sabía interpretarla
-Así ¿que tú debes ser el pequeño Ludwig?- dijo apretando suavemente al nombrado
-Deja a mi adorable hermano - la voz de Gilbert se hizo eco sonrojando al menor.
-Pasemos al jardín, donde está la mesa - aclaró desviando la atención.
Gilbert servía el té con elegancia, mientras Ludwig, cortaba las rebanadas del pastel exactamente en un triángulo perfecto, como le había enseñado su hermano
-Aún recuerdo cuando Gilbert aprendió ese truco, había tirado tanto té que Arthur se había puesto furioso- comentaba Elizabeta y Gilbert río.
-Eso no es cierto, fue poco, pero era un amargado- comentó el albino riéndose.
-Claro cariño- sarcásticamente contestó y Ludwig sintió que algo se rompía en su corazón, suspiro
-Entonces Ludwig, ¿Qué nivel estas en estudio?- pregunto sin malicia Elizabeta.
-Último- contestó en seco Ludwig, tomando un poco de té.
-¿Qué significa eso?, ¿Que no le has enseñado, Gilbert?  - dijo la chica riendo y tocando el hombro de Gilbert,
-Claro que sí, Ludwig, dile tu nivel de aprendizaje- dijo riendo y Ludwig le dolió el estómago, debía guardar la compostura, pero aquel sentimiento que no pudo identificar lo cegó por completo
-¿Cómo quieres que sepa?, si estudio en casa, no sé qué nivel voy- dijo casi gritando, todos lo miraron horrorizados, al ver sus miradas miro la tetera medio vacío la tomo
-Lo siento, iré por té - dijo bajando la cabeza y retirándose
-Es tu mala educación, se ha vuelto más salvaje- escucho decir de Roderich y entró a la casa.
Colocó la tetera en la estufa, y escucho pasos acercarse, sabía quién era, así que se escondió detrás del mostrador
-Ludwig ¿Qué clase de comportamiento fue ese? - entró diciendo-Ludwig, sal ya, - dijo, el menor sabía que había hecho mal, pero no había podido evitarlo-Ludwig, sé que está detrás del mostrador, sal ya- dijo y suspiro- bien iré- amenazó y miro a un Ludwig temblando, no le gustaba aquel estado que mostraba el menor, pero no podía ser blando
-Habla, dime exactamente ¿Qué paso?- dijo y Ludwig se levantó con la carita sonrojada, sus ojos mostraban lágrimas.
-Yo... Lo...siento- dijo y Gilbert cruzó de brazos
-Eso no es lo que quiero escuchar, dime que pasó, tú no eres a...- fue interrumpido, pues el menor lo jalo de la solapa y lo beso, un contacto fuerte, e impaciente, Gilbert no correspondía, y el menor temblaba demasiado, cuando se separó. Gilbert tocó sus labios, y Ludwig temblaba y lloraba
-Lo siento-entre sollozos apenas si hablo y corrió a su habitación.
-Gilbert, ¿Todo está bien? - pregunto Elizabeta, mirándolo
-ehh, si, Ludwig le dolió la cabeza, lamenta su comportamiento- dijo y miro a Roderich que se mantenía en silencio, después de lo sucedido,
-También discúlpame por lo de hace rato- dijo el albino, pues cuando Roderich había terminado esa frase que hirió a Ludwig, Gilbert había tomado de la solapa a Roderich, y lo golpeó.
"-No te atrevas a decirle eso de nuevo-" había dicho con rabia, luego lo soltó, sabía que había hecho mal, pero nadie podía ofender a su hermanito, sin embargo se disculpó.
-No hay problema, también me sobrepase- murmuro Roderich
En la noche cuando Elizabeta y Roderich se habían ido, Gilbert subió a la habitación de Ludwig y entró, este estaba acostado en la cama, sabía que estaba despierto
-Lud, debemos hablar- dijo pero el otro sólo se tensó, Gilbert miro a su pequeño y amado hermano, así que tocó su hombro con el dedo y fue bajando, tocó la cintura y fue bajando, estaba a punto de llegar a su trasero cuando Ludwig se levantó sonrojado.
-Perve....- dijo, pero los labios de Gilbert lo interrumpieron  en un beso delicado, cariñoso, mordió el labio inferior del menor, provocando que abriera la boca  adentrándose a ella, un sabor único, las manos de Ludwig se colocaron en el albino cabello, mientras que las de Gilbert en la cintura del menor
-Así que fue por eso tu pequeño berrinche- comentó el mayor y Ludwig se sonrojo.
-Lo siento. Seguramente piensas que estoy enfermo- dijo sollozando
-Shuuu, jamás pensaría eso, eres mi amado hermano, y te amo con la misma intensidad - dijo limpiando las lágrimas de su mejilla
-Lamentó mi comportamiento de hace rato, estaba celoso- exclamó mirándolo en verdad se veía apenado
-lo sé, me imaginé, pero Elizabeta sólo es mi amiga, debo confesar he hace mucho tiempo estaba enamorado de ella, pero todo acabo cuando me di cuenta que ella amaba a Roderich, no sufrí, quizás porque no era verdadero amor- dijo y luego miro a Ludwig
-Entonces no te gusta, se veían muy felices, ella te llamaba cariño- exclamó con un puchero.
-Kesesese, me llama así porque es un juego, se llama sarcasmo- comentó riendo y luego miro a Ludwig.
-Creo que sé que significa sarcasmo- enojado lo miro, y Gilbert tocó sus mejillas y le dio un beso.
-Dime ¿En verdad te gusto?- pregunto en tono serio el albino, al cual el otro con la mirada clavada al edredón, asintió.
-Entonces Ludwig, dame tu permiso, para disfrutar contigo tu primer e inocente amor- dijo tomando la manos de Ludwig y besándolas.
-ehmm si,- dijo apenado, pero con una sonrisa en su rostro, Gilbert río y le dio un beso, más pasional, dejando a Ludwig sin aire, lo miró y sonrió.
-Aún eres tan inocente- exclamó y abrazo a Ludwig.

Un regalo, lamento la mala redacción y la ortografía, acepto comentarios constructivos
Créditos de imagen a su respectivo autor
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Germancest [Prusia/Alemania](Gilbert Beilschmidt // Ludwig Beilschmidt)

Ludwig en el país de las maravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora