12.- Protección

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—Sousuke, no entiendo nada de lo que estás diciendo. Explícame... —

Yamazaki suspiró.
A veces tenía que contar hasta más de cien para recordarse a sí mismo que debía mantenerse tranquilo, que podía tener problemas graves si se le ocurría moler a golpes a su jefe como siempre deseaba.

—Ya no quiero trabajar con Haruka — repitió por enésima ocasión —Quiero que me dejes trabajar solo —

Goro le miraba, como si le hubiese salido un tercer ojo o algo parecido.
No entendía por qué de pronto, Yamazaki quería dejar a su compañero, después de tres años juntos.

—¿Se pelearon? Sousuke, no puedo cambiarlos de compañero sólo por discusiones tontas — respondió, porque recordaba que en otras veces eso también había pasado. Haruka, durante sus primeros meses en la estación, acudió a él más de una vez para pedir un cambio.

Sousuke frunció el entrecejo.
Ya se le había acabado la paciencia.

—No es por eso, viejo imbécil — su voz resonó en la oficina, a pesar de que no estaba gritando ni alzándola.

—¿Entonces por qué? — Goro insistió.

—Sólo... dale otro compañero. O al menos quítale el caso de los secuestros, y déjame trabajarlo por mi cuenta —

Sasabe suspiró.

—Sabes que no puedo ayudarte si no me dices tus razones, ¿verdad? —

Sousuke desvió la mirada.
¿Cómo iba a decirle todo lo que se le había pasado por la cabeza cuando salió de la casa de Haruka sin despedirse? ¿Cómo resumir lo preocupado que estaba? No lo iban a entender. Nadie. De hecho, ni siquiera Haruka iba a entenderlo.

—He trabajado aquí seis años — Sousuke empezó, después de sentarse en la silla frente al escritorio de Goro —¿Alguna vez te he pedido algo, sin razones válidas? —

—No. Siempre has tenido tus motivos, por muy raros que sean —

—Exacto. El punto es, que esta ocasión es igual. Tengo mis razones, válidas, por las que quiero... no, por las que necesito trabajar en este caso yo solo — corrigió — No quiero que Haru se involucre en esto —

Sasabe se quedó mirándolo.
Se notaba preocupado, mucho. La forma en que evitaba mirarle a los ojos, el movimiento de sus manos y sus piernas. Y esas palabras.
No sabía por qué, pero él distinguía cuando alguien quería proteger a su compañero. Lo veía bastante seguido, y aunque no esperaba que fuera Sousuke quien quisiera proteger a Haruka, definitivamente no le sorprendía.

Soltó un suspiro.

—Lo pensaré. No puedo dejar que trabajes en algo así tú solo. Si Haru no coopera contigo, entonces tendrás que conseguir a alguien más —

Sousuke asintió.
Estaba de acuerdo con eso. Mientras Haruka no estuviera involucrado, cualquier persona le daba igual.

—Ahora ve a desayunar algo. Te ves horrible —

Yamazaki prefirió irse de la estación un rato. No quería estar ahí cuando Haruka llegara.
Además... seguramente se iba a ir sobre él, reclamándole por su decisión de sacarlo del caso después de todo lo que habían pasado juntos, y él no sabía cómo decirle.

No iba a poder explicarle el por qué no quería que estuviera en peligro, no cuando ni siquiera él mismo lo entendía.
















Haruka azotó la puerta cuando entró a la oficina del Jefe de Policía de Iwatobi.

—¡¿Por qué carajos lo dejas hacer lo que quiere?! — su reclamo fue escupido contra Sasabe, sin importarle que el resto de sus compañeros que estaban cerca lo escucharan hablar así, de forma tan impropia para él.

Un Millón De RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora