05.- Ayuda

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A Haruka realmente no le causaba grandes problemas el humor de su compañero, Sousuke.

Después de tres años llenos de discusiones, de problemas, de estrés y dificultades causadas tanto por sus personalidades distintas como por el trabajo, Haruka estaba acostumbrado a esos arranques de enojo por parte de Sousuke, y él estaba seguro de que su compañero estaba acostumbrado a sus silencios fríos y cortantes.

Y aquel día, por supuesto, ambos fueron víctimas de eso.

Haruka no dijo nada cuando Sousuke lanzó con molestia las cajas llenas de cintas de seguridad a la cajuela del auto, y Sousuke no dijo nada cuando Haruka permaneció en absoluto silencio durante todo el camino de vuelta a la estación.

Al llegar, la situación no cambió mucho.

Haruka se fue directo a su escritorio, buscando alguna información útil en la computadora sobre ediciones de video. Sousuke, por su parte, prefirió irse a fumar. Él sabía que no estaba en condiciones de ayudar al más bajo, principalmente porque ni siquiera tenía alguna idea de qué demonios hacer ahora, después de perder su mejor arma.

Haru lo entendía, en serio lo hacía. La frustración era igual en él, pero se manifestaba de diferente forma: en lugar de descargarla en alguna cosa, prefería ocupar su tiempo en buscar alguna solución. No podía darse el lujo de dejar todo de lado, de desconectarse. No cuando al fin tenían la oportunidad de seguir con el caso.

Largas horas se fueron escurriendo por el reloj en la pared. Cuando Haru volvió a mirarlo, éste ya marcaba las ocho de la noche, y supo entonces que debía parar.

Con cierto pesar, apagó la computadora y recogió sus cosas. No había encontrado absolutamente nada relevante, y ya estaba quedándose sin ideas. Tenía muchas dudas, como por ejemplo, ¿la edición de las cintas fue una casualidad, o alguien sabía que irían por ellas y por eso las editó? De ser así, ¿quién podría saber? Mientras guardaba sus pertenencias en la pequeña mochila que llevaba, miraba de reojo a sus compañeros, a esos que todavía se quedaban en la estación a esas horas. Se preguntaba si alguno de ellos sabía lo que estaban haciendo, si alguno de ellos era el responsable.

Sus pensamientos se detuvieron tan pronto como vinieron. No. Eso no era posible. Eran sus amigos, más que eso... habían trabajado todos juntos en alguna ocasión, se han protegido las espaldas mutuamente más de una ocasión en esos tres años de servicio. ¿Cómo se atrevía siquiera a sospechar de ellos?

Soltó un suspiro pesado y se colgó la mochila al hombro. Su mirada automáticamente se fue al comedor, y se dio el valor que necesitaba para ir a asomarse. Para su sorpresa, Sousuke no estaba ahí. De hecho, ni siquiera Momo estaba. Eso fue extraño, pero cuando se giró y topó con Gou, sus preocupaciones se detuvieron un momento para centrarse en la chica.

-Lo siento - se disculpó, revisándola de arriba abajo y aliviándose al no encontrar ninguna herida -¿Estás bien? - preguntó de todos modos.

Ella sonrió.

-Sí. Tengo un par de cosas que decirte -

Haruka se quedó mirándola, esperando. La pelirroja miró alrededor un momento antes de hablar.

-Primero, encontré el expediente de Seijirou - dijo ella, y Haru quedó algo confundido, por lo que añadió - Me pediste que te reportara cualquier baja anormal cuando te di los expedientes de los desaparecidos... -

Haru frunció un poco el entrecejo. No recordaba haberle pedido eso... pero en fin. Quizá le sería de ayuda saber por qué el hermano mayor de Momo se había salido de la policía.

-Gracias - respondió él, más calmado - Le daré un vistazo mañana - y pretendía irse, pero la insistente mirada de la mujer le dejó en su sitio - ¿Hay algo más? -

Un Millón De RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora