11.- Sentir

329 47 33
                                    

Haruka lo sabía.
Dentro de su inconsciente, sabía de los sentimientos de Rin por él, a pesar de que nunca había recibido una confirmación verbal. Jamás.

Y, si era honesto consigo mismo, no le disgustaba.

Ese preciso momento, no se sentía mal.
Era, más que cualquier otra cosa, sorpresa y una cierta sensación de que... de que aquello era inevitable.

Es decir, si lo pensaba de forma detenida, era obvio que ése sería el resultado.
Rin se desvivía por él, en más de un sentido. Daba todo lo que tenía para que estuviera bien, buscaba su felicidad en cada ámbito y nunca lo había hecho enojar en serio. Y todo eso, sin necesidad de agobiarlo a cada hora del día y sin insistir en decirle lo que sentía por él, o pedirle una respuesta.

Aquel beso era el primer acercamiento que hacía, literalmente, en años.

Porque Haruka sabía.
Él sabía que Rin lo quería... y le dolía.

Sus manos terminaron posándose delicadamente sobre el firme pecho de Rin, apartándole de forma tranquila pero segura. Matsuoka le miró, y poco le importó en ése instante el tener las mejillas completamente enrojecidas. De hecho, poco le importaba el posible rechazo, las palabras que fueran a salir de la boca de Haruka.
En ese momento, simple y sencillamente estaba feliz por haber cumplido uno de sus más grandes deseos.

Sí. Sonaba patético, estúpido incluso, pero no podía evitarlo. Amaba a Haruka, y ahora prácticamente estaba arriesgándose al todo por el todo, pero él sabía.

Sabía perfectamente bien que Haru no se sentía del mismo modo por él.

Suspiró.

Sin pensarlo, se levantó del sofá, dejando a Haruka ahí.
Recorrió la sala en un par de zancadas, y se pasó los dedos por el rojizo y suave cabello, desordenando las hebras.
Tener presente el rechazo de Haruka en su mente no era lo mismo que enfrentarse a ello de forma consciente.

—Sé que no soy yo quien quisieras que te besara — dijo de pronto.

No había rastro de pena, dolor... Haruka lo comprobó cuando levantó la mirada para fijarla en Rin mientras hablaba. Y de pronto, en ése rostro apareció una sonrisa. De esas que le gustaban a Haruka porque le hacían sentir mejor.

—Sé que no soy yo a quien quieres, pero tenía que hacerlo. Tenía que besarte, aunque fuera sólo una vez —

Haru entonces se vio obligado a desviar el rostro, porque ya empezaba a sentirlo caliente.
Rin suspiró, y regresó a sentarse a un lado de Nanase.

—Pensé que podrías sentir algo por mí pero creo que llegué tarde — rió.

Haru levantó la mirada al oírlo, con temor de encontrar lágrimas en sus ojos, pero no había nada. Parecía que Rin... se lo estaba tomando bastante bien, especialmente cuando las palabras volvieron a abandonar sus labios.

—Tú en verdad quieres a Sousuke, ¿no? —

Haruka estaba casi seguro de que los latidos desbocados de su pobre corazón podían ser escuchados por Rin.
Ah, bueno... ¿a quién quería engañar? Tres años conviviendo con Sousuke no pasaban en vano. Ése dolor que sentía cuando el otro se veía mal, y ése enojo que lo invadía cuando Yamazaki estaba junto a Momo no eran casualidad, ni "celos de compañero". Lo quería. No tenía sentido ocultarlo, ahora menos que nunca.

Asintió.

Le dolía tener que hacerle eso a Rin, la única persona que se preocupaba por él sin ser molesto. El único que le escuchaba y no se burlaba de él.

Un Millón De RazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora