📖 C a p í t u l o 09

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Habían pasado días, y aquellos días se convirtieron en semanas, las cuales Wyatt parecía totalmente apartado de la vida, no tenía ganas de dormir, ni de comer, ni de sonreír, se sentía simplemente muerto en vida, claramente estaba vivo porque podía sentir su propio corazón latir y su pulso estaba bien. No estaba triste, estaba marchitándose poco a poco en su interior. No quería hablar y eso le preocupaba a su madre, trato de hacerlo sonreír muchas veces incluso llamó a su mejor amigo y lo convenció de que fuera y hablará con él, pero por más que intentaba hablarle y tratar de hacer que Wyatt volviera a ser el mismo chico de antes, no podía. Iba a la escuela y sólo se sentaba a tratar de poner atención, al principio ponía atención, incluso sus calificaciones mejoraron y los maestros se sorprendían, pero poco a poco el encanto fue terminando cuando Wyatt se saltaba las clases y se iba a cualquier otro lugar a llorar. Sin Finn, sin nadie a quien decirle todo lo que amaba a Jaeden, todo el cariño que le había tomado con dos o tres días de hablar con él, se sentía tan estúpido por haberle dicho lo que sentía por él. Se sentía sumamente cansado. Tenía demasiadas ganas de volver a hablar con Jaeden, pero definitivamente no podía hacerlo, Jaeden le había dejado muy en claro que no podían hablar hasta que Wyatt sintiera sólo amistad por él. Obviamente eso era casi imposible puesto que uno no puede enamorarse y desenamorarse de la noche a la mañana, es tonto y sólo sería engañarse a si mismo.

Después de muchas semanas logro sonreír un poco al ver a Jaeden, estuvo evitándolo todo el tiempo, y está vez lo había olvidado simplemente. Caminaba por los pasillos de la escuela en dirección a la clase de Química, estaba envuelto en sus pensamientos casi tan profundos como el amor que sentía por Jaeden y entonces lo vio, no supo cómo ni el porqué, pero se sintió totalmente paralizado, no podía mover las piernas, ni los brazos, nada le respondía, por más que quisiera moverse no podía, Jaeden, ahí, era un completo impedimento para poder hacer algo que no fuera balbucear, sonreír y se sorprendió a sí mismo mirándose en una de las ventanas de un aula, sonriendo, se sintió tan jodidamente genial, comenzó a recordar el porqué había iniciado todo. Había ido a la biblioteca a hacer la tarea, y sinceramente todo se lo debía a su madre, si su mamá no le hubiera dicho y castigado por no ir a la biblioteca no habría conocido a su chico de los libros.

Todo había pasado tan rápido y fue tan confuso que incluso Jaeden lo miro y sonrió con tristeza, aquellos ojos azules que observo detenidamente la última vez que cruzaron palabra seguían de la misma manera, hechos un mar de lágrimas que apuntaban por salir sin detenerse, sintió tantas ganas de ir y abrazarlo, no importaba que estaba pasando entre ellos, no importaba ya siquiera si él no le quería de la misma manera en que el lo hacía, lo necesitaba demasiado, nadie es indispensable en la vida, pero el lo era y lo era tanto, lo necesitaba de una manera en la que probablemente ningún chico podría necesitar a una chica para no sentirse completamente sólo. Era amor y Wyatt no podía negarlo, Jaeden tenía que aceptar que en el fondo comenzaba a sentir cosas extrañas desde que dejó de hablar con Wyatt, no podía dormir, ni comer, ni dejar de llorar, y lo peor era que ya no lloraba por Lilia. Era por Wyatt. Se sentía bastante tonto porque Wyatt estuvo dando cierta parte de su cariño a él, y lo que Jaeden había hecho era simplemente ignorarlo o pasarlo de largo, y eso dolía, lo había descubierto de la peor forma, había perdido a Wyatt y era su culpa, completamente su culpa.

-Hola- Wyatt, ¿eres idiota? ¿Qué demonios te crees que haces? Dijo que no quería vernos hasta que dejáramos de amarlo

-Hola- Jaeden lo miro, su voz estaba totalmente rota, tenía una expresión totalmente distinta a la del Jaeden que conoció en la biblioteca, tan alegre, vigoroso, amable, feliz. Este no era Jaeden, era una copia barata de Finn Wolfhard en sus días.

Hubo un silencio, Wyatt se sentía incómodo y Jaeden lo había notado.

-Bueno, creo que tengo que irme- hablo Wyatt y trato de caminar dándose la vuelta, pero sintió como alguien le tomaba del brazo, bajo hasta su mano y lo detuvo por completo. Era Jaeden sin duda alguna.

-Por favor, no te vayas, no de nuevo...- susurro Jaeden, su voz estaba completamente rota ahora, sus ojos comenzaron a lanzar aquellas lágrimas que tanto había guardado. Wyatt se giró y lo miro de nuevo, el corazón le dio un vuelco y pasó saliva dificultosamente. Le dolía verlo así y por una extraña razón sabía que era su culpa. Cuando Jaeden dijo que se alejara de él, probablemente significaba que no quería dejarlo ir, era un te quiero, por favor quedate hasta que esté seguro de que lo que siento por ti es en serio un Te amo. Y a Wyatt le dolía, porque no quería tenerlo lejos de él.

Wyatt lo abrazo y Jaeden le siguió el abrazo mientras lloraba, dolía ver así a Jaeden y dolía aún más porque la última vez que habían hablado Jaeden también estaba de esa manera, y ahora cuando por fin volvió a hablar con él, dolía de nuevo verlo de la misma manera que al principio.

-No voy a dejarte ir de nuevo, Jaeden- susurro y acaricio su cabello con un poco de ternura -Lamento todo, Jaeden, pero puedo alejarme de ti de nuevo si eso te hace sentir mejor- Jaeden negó aún sollozando y Wyatt solamente sonrió, sonrió porque era reconfortante saber que Jaeden estaba tomándolo en cuenta después de tanto tiempo.

-Wyatt lo siento tanto, pero también me gustas- susurro sollozando contra su hombro.

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Holi! Primera vez que no tardó demasiado en actualizar. Espero en serio que les guste este capítulo, lo hice con amor :)

×Soph

𝓔𝓵 𝓬𝓱𝓲𝓬𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓵𝓲𝓫𝓻𝓸𝓼; 𝓙𝔂𝓪𝓽𝓽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora