📖 C a p í t u l o 10

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Los días contiguos a lo ocurrido con Wyatt, Jaeden podía verse con mucha más alegría, poco a poco, era claro que Wyatt lo hacía feliz, con el simple hecho de saber que existía era feliz.
Por el lado de Wyatt, no podía con tanta felicidad, era como vivir en un sueño, no podía creer que Jaeden, uno de los chicos más atractivos de la escuela estuviera haciéndole caso, estuviera "gustando" de Wyatt.

Era viernes por la tarde, las clases habían terminado y consigo llegaron las vacaciones de verano, esas en las que los chicos populares rogaban a sus padres porque los dejarán a cargo de cuidar sus casas con la piscina mientras los adultos felices se largaban a Hawaii, Londres, Europa, Francia, a cualquier lugar lejos de sus hijos dejándolos solos y claramente con casas completamente solas, cosa que no fue el caso de Jaeden, de Wyatt no fue tanto él hecho de que su madre tuviera ganas de ir de viaje, más bien fue porque necesitaba el trabajo y alguna clase de cambio de aires.
Wyatt caminaba tomándole la mano a Jaeden, aún no eran nada, pero Jaeden daba ese adelanto, como queriendo decir "Probablemente estamos en proceso de". Wyatt más feliz que nunca caminaba mirando de reojo a Jaeden, admirando cada parte de su rostro, cada facción, cada movimiento, sabía que cuando pasaba la lengua por sus labios estaba nervioso y si acaso alzaba la ceja mientras lo miraba y sonreía un poco quería decir que realmente le estaba prestando atención, sin embargo cuando movía sus manos rápidamente mirando por encima del hombro de Wyatt, claramente sabía que no le importaba en lo absoluto. Eran esas pequeñas acciones que las demás personas pasaban por alto, pero a Wyatt, por Dios para el era como saber algún idioma especial entre ellos.
Wyatt sabía cuándo callarse, sabía que cosas decir, sabía cuándo algo era inapropiado e instantáneamente guardaba silencio o cambiaba de tema tratando de saber cómo había ido su día o dejando que Jaeden le contara sus problemas, normalmente no habían problemas, sólo aveces cuando Jaeden contaba que últimamente su padre había estado llegando tarde y de vez en cuando escuchaba a su madre llorar en la planta baja, Jaeden sabía que sus padres estaban mal.

Ambos chicos habían acordado ir a la casa de Wyatt, sólo para pasar el rato, le llamaría a su madre, ella lo entendería.
Llegaron a la casa de Wyatt mientras el anterior nombrado sacaba las llaves de la casa, Jaeden miraba la calle, la casa de Wyatt estaba a unas cuantas casas de la de él, y no podía evitar pensar el, por qué nunca lo había visto, o ¿tan distraído era?.

—Bienvenido a mi casa— dejo pasar primero a Jaeden mientras sonreía, Jaeden entro y miro todo, era realmente bonito, una casa estilo rústico y antiguo, todo era de un color blanco, las escaleras estaban al frente había un piano obscuro en una esquina, parecía que nadie lo hubiera utilizado en un par de meses quizá, habían algunas plantas extravagantes en las esquinas junto a algunos conectores, macetas blancas y azules —Ven, te mostraré mi casa, ahora también tu casa— sonrió y caminaron a la cocina. Un pasillo lleno de pinturas que conducía a la cocina, la cocina tenía un comedor pequeño, una mesa color caoba con cuatro sillas altas, una barra y tres bancos, la cocina estaba impecable como si nadie la hubiera usado nunca, cosa que era mentira, la anterior noche la madre de Wyatt había cocinado algunas cosas en el horno y había un verdadero desastre, pero esta mañana la persona que ayudaba a su madre a hacer el aseo lo limpio todo y después se marchó.

—Es muy bonita tu casa, Wy— Jaeden, que miraba todo con alegría e interés sonreía, esa sonrisa que pareciera iluminar toda la habitación.

—Tengo una piscina y no soy popular, mira— wyatt río y corrió a la puerta corrediza que había en la cocina, la que daba al patio trasero, Jaeden corrió dejando su mochila en el comedor y dirigiéndose al patio trasero

—¿Wy, donde estás?— Jaeden, parado mirando a todos lados no podía ver a Wyatt, camino y después se rindió, dio la vuelta y cuando estaba a punto de entrar de nuevo a la casa sintió como dos brazos lo levantaban como si fuera un bebé, Jaeden soltó un gritito y miro a Wyatt sonriendo —Bajameeee— reía pataleando inútilmente en los brazos de Wyatt, Wyatt camino a la orilla de la piscina —¿Estas seguro que quieres que te baje?— hablo poniendo a Jaeden cerca del agua —¡No! ¡Por favor no, no se nadar!— río y grito un poco, Wyatt lo bajo en la orilla de la piscina —¿En serio no sabes nadar?— Jaeden negó y Wyatt río —¿Solo me estabas chantajeando?— Jaeden asintió y río —Tonto— río y miro el agua, estaban callendo gotas de lluvia —Deberíamos entrar, está a punto de llover— ambos chicos entraron y dicho y hecho comenzó a llover minutos después.

—Jaeden, ¿quieres un poco de chocolate caliente?— Hablo Wyatt caminando al frigorífico

—Claro, hace un poco de frío— Jaeden se sentó en un banco de la barra y tomó su teléfono para llamarle a su madre —Avisare a mi madre que llegaré un poco tarde— Wyatt asintió y se dispuso a calentar un poco de chocolate caliente para cada uno.

Cuando Jaeden aviso y el chocolate caliente estaba listo, Wyatt le dijo a Jaeden que lo siguiera, había una parte de aquella gran casa que Wyatt adoraba, pero jamás había invitado a alguien a esa parte.
En su habitación había un ventanal que tenía vista a la mayor parte de la ciudad, podía ver atardeceres, amaneceres y los días enteros, cuando se sentía triste iba ahí con un montón de mantas y una taza de chocolate caliente o cualquier otra cosa que lo hiciera sentir bien, y ahora más que nunca era especial, puesto que esa tarde sería de las mejores que Wyatt podrá recordar por siempre.

∆∆∆
Yo sé que van a decir "hay que kk es puro relleno" but más delante entenderán que esto es algo importante, en cierto sentido.
L@s quiero :3

×Soph

𝓔𝓵 𝓬𝓱𝓲𝓬𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓵𝓲𝓫𝓻𝓸𝓼; 𝓙𝔂𝓪𝓽𝓽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora