Despedida de soltero.

Capítulo 8: ¿Qué haces aquí?

Kenny abrió la puerta de la habitación. Butters entró. Se quedó parado en el medio de la habitación. Kenny lo abrazó por detrás y empezó a darle besos en el cuello. Butters no respondía. Cerró los ojos. Sintió como Kenny se detuvo.

- ¿Te encuentras bien? -Le dijo Kenny.

- Eh, sí, sí, continúa -dijo Butters.

Kenny dejó de abrazarlo y se paró frente a él. Lo acarició.

- ¿Puedo besarte? -Le dijo a Butters.

- Claro. Para esto pagaste ¿No?

Kenny miró a Butters, dio la vuelta. Se sentó en la cama.

- Ven -le dijo Kenny palmeando la cama.

Butters se sentó de brazos cruzados sin mirar a Kenny. Este se acostó. Butters giró y lo miró.

- ¿Qué quieres que haga? -Dijo Butters.

- Lo que tu quieras -dijo Kenny.

Butters empezó a temblar un poco. Sus ojos se iban tornando cristalinos, hasta que no pudo más. Se largó a llorar.

- ¡Hey! -Dijo Kenny sentándose y abrazándolo- ¿Por qué lloras?

- ¡Lo siento! -Gritó Butters- ¡Soy nuevo en esto! ¡Soy nuevo en todo! ¡Nunca pasé por más de un beso, lo juro!

- ¿Nunca pasaste de un beso y pretendías tener sexo por dinero? -Dijo Kenny sorprendido.

Butters asintió, y volvió a llorar. Kenny lo abrazó más fuerte.

- Shh... Tranquilo -le decía Kenny.

- Disculpa de verdad. Ya voy a tener el valor de hacerlo. Dame unos minutos, por favor.

- No -le dijo Kenny seriamente.

- ¿Cómo que no? -Dijo Butters mirándolo a los ojos.

- No tendré sexo contigo.

- ¿No? Pero pagaste para esto...

- No voy a tener sexo con una persona que no quiere. Y claramente no quieres.

- Pero ¿Y tu dinero?

- Eso no importa. Tu no quieres hacerlo, yo no voy a hacerlo contigo y se acabó.

Butters sonrió.

- Gracias, muchas gracias.

- No tienes nada que agradecer.

Se quedaron unos minutos abrazados.

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Token seguía bailando con Clyde. Cada vez estaban más cerca. "¿Qué estoy haciendo?", se decía a si mismo. Pero de inmediato pensaba "Que hermosa mirada tiene. Oh, y sus labios, me pueden". Token no aguantó más. Apretó a Clyde, lo más que pudo, contra su cuerpo y lo empezó a besar. Ese beso podría tomarse como la definición misma de pasión. Sus lenguas chocaban intensamente. Y solo se separaban por milisegundos. Token acarició toda la espalda de Clyde. Bajó hasta llegar a su trasero. Lo apretó. Esto hizo que Clyde se separara un momento, lo mirara sonriendo, mientras se mordía los labios, y volviera a besarlo.

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Damien se había quedado solo en la mesa. Ya se le había acabado el alcohol.

- Quiero morir -dijo Damien.

En esos momentos un joven vestido de ángel, con un trapo, le tocó la espalda. Damien giró violentamente.