Capítulo 12

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Mi padre coge la caja con la mano izquierda y pasa por en medio de John y de mi como si ni siquiera estuviéramos en cuerpo presente en el sótano con él, como si la cosa no fuera con nosotros. Lo que él no sabe es que, si alguien quiere y necesita enterarse de todo esto, soy yo. Mi padre corre escaleras arriba, más bien vuela, y nosotros lo seguimos hasta el hall de la casa.

Creo que dentro tiene que haber algo muy importante porque ha sido ver su contenido y subir corriendo a marcar al teléfono a mi abuela. Quisiera saber que hay dentro de esa caja que nos pertenece a nosotros más que a él, pero creo que no piensa soltarla.

- ¿Mamá? Ya tengo la caja. No puede ser. Me has mandado que buscara esta caja durante días y no la he encontrado y ha llegado Chuck con la caja diciendo que la tiene desde que era pequeño y la ha encontrado.

- ...

- Pues no sé, el caso es que tengo la caja y no entiendo qué valor tiene un mapa de Blouston de valioso para ti para haber removido el sótano todos estos días.

¿Un mapa de Blouston? John y yo nos miramos con cara de sorprendidos sin saber que significa eso. Es más, la decepción que la sorpresa. Es decir, todo este tiempo atemorizado por las incesantes amenazas de alguien que busca algo más valioso que la vida de otras personas y resulta que es un mapa, nada de esto es coherente con la gravedad de todos los hechos acontecidos.

- Vale, sí, sí, entiendo. Está aquí mismo, yo se lo digo – Responde mi padre con una voz irritada y a la vez baja mientras se separa el teléfono de la cara y se gira para mirarme.

- John, es tu abuela, quiere decirte algo, ponte al teléfono – Me replica mi padre mientras sostiene el teléfono con una mano y la caja con la otra.

Quizás todas las respuestas las tenía alguien cercano a mí, alguien de mi familia y ni siquiera lo sabía. Era tan fácil como descolgar el teléfono. Puede que todas estas preguntas acaben respondiéndose.

- Hola abuela, ¿Qué me querías decir? – Casi le pregunto con miedo.

- ¿Sigue tu padre ahí? – Me pregunta mi abuela en voz muy baja que apenas puedo escucharlo bien.

- Sí – exclamo.

- Entonces escúchame, no sé cuánto sabes de todo esto, pero si tenías esa caja, estás más metido de lo que deberías de estarlo. No estás a salvo si tienes esa caja. Deshazte de ella lo antes posible. Ya no tiene ningún sentido que nadie busque la tercera caja.

- ¿Una tercera? – le interrumpo.

- Shhhh. Calla que tu padre puede escucharte.

- Sí, comprendo, sigue – le digo confiado.

- Existen 3 cajas como esa. La que tienes no deberías de tenerla tú, es la segunda que lleva a la tercera y última caja y luego está la caja falsa que fue la que tu abuelo pidió a tu padre que escondiera y que, llegado el momento, te libraría de cualquier peligro de poseer la segunda caja. No entiendo cómo has podido encontrar la segunda caja. Pero es muy importante que te deshagas de ella, ¡ahora mismo! – termina la frase subiendo el tono de voz.

- ¿Pero que hay en la última caja? – grito.

- Te he dicho que no dijeras nada en voz alta.

- ...

Mi abuela me colgó el teléfono. Creo que esto también ha acabado con la relación tan buena que tenía con mi abuela. Cuelgo el teléfono y dirijo mi mirada a mi padre.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2018 ⏰

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