PRÓLOGO

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Los gritos de una mujer retumban en la oscura noche de primavera. Su cabello rubio estaba hecho un desastre mientras que goterones de sudor corrían por su rostro. Junto a ella se encuentra su esposo sosteniendo su mano firmemente mientras intenta soportar el inmenso dolor causado por el apretón de su esposa, quién está de parto.

-"¡Ya puedo ver su cabeza! Señora...¡Es hora de empujar de nuevo! A la cuenta de tres...Respire y...uno...dos...tres---¡Empuje!"-dice otra mujer frente a la que está de parto.

Esta tiene su atuendo lleno de sangre. Otras dos mujeres sostenían las piernas de la primera para que no las dejara caer. Finalmente se oye el llanto del bebé, y los ojos azules del hombre se iluminan de alegría mientras se prepara para recibir a su hijo.

-"¿Es un niño?"- pregunta el hombre con una amplia sonrisa en su rostro.

La mujer que asistió a su esposa mira al bebé y luego le corta el cordón umbilical. Lo mide y lo limpia hasta que finalmente lo arropa con unas mantas para mantenerlo caliente.

-"¡Felicidades! Es un bebé completamente saludable"- su cabello marrón le cae sobre el rostro mientras le entrega el bebé al padre.

El hombre inmediatamente mira a su bebé y sus ojos caen sobre una extraña marca de nacimiento en el deltoide del bebé.

-"Parece una mariposa...pobre niño"- el padre comenta con una semi-sonrisa.

-"Eh... Señor..."-  la partera trata de corregirle  en lo que las otras asistentes se fueron a limpiar la habitación. "Es una niña."

La mira repentinamente mientras sus ojos se llenan de tristeza. Luego deja caer su vista sobre si hija recién nacida. Era su quinta hija, no importaba cuánto lo intentaran, eran incapaces de concebir un varón. Para añadirle más a su desgracia, ninguna de sus hijas había heredado su sangre de lobo.

-"Gracias por decirme..."- él le agradece mientras le entrega su hija a su esposa Crina.

Luego acerca una silla a la camilla y se sienta junto a su esposa y su hija recién nacida.

La partera le baja las piernas a Crina lentamente y abandona la habitación para darles algo de privacidad.

-"Lo siento, Dan"-  Crina habla entre lágrimas.

Él simplemente le acaricia la mejilla y sonríe. Dan no odia a ninguna de sus hijas, solo odia el hecho de que lo volverán a criticar tan pronto se enteraran que el Alfa ha tenido una hija, otra vez, y no tiene hijos que puedan heredar su posición.

-"No es tu culpa, Crina. Mira. Me has dado una hija aún más hermosa...Ella tiene el color rojizo del lado de tu familia y hasta una marca de nacimiento rara. Tal vez ella sea capaz de hacer una gran diferencia en nuestras vidas"- dice Dan mientras acaricia las pequeñas manos de su hija.

-"¿Por qué no la nombras tu?"- le dice Crina mientras le sonríe a su esposo.

Él la mira con sus ojos llenos tango de determinación y emoción por unos segundos y luego sonríe ampliamente.

-"Dacia"- dice.

Él estaba extremadamente seguro que su hija era una bendición para su familia aunque los demás no lo vieran así.

Convirtiéndola en Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora