Me gusta un caballero que sea interesante
Que sea un buen amigo pero más un buen amante ¿Qué importa unos años de más?
A mí me gustan mayores de esos que llaman señores
De los que te abren la puerta y te mandan flores
Las jovencitas no podían contener su emoción reunidas ahí en la fuente de la plaza principal de la Villa, para todos los pobladores era bien sabido que esa ocasión estaba dispuesta para que las doncellas en edad casadera, así como los varones se conocieran, y luego se comprometieran con la previa autorización de sus padres claro está. La jovencita de castaña cabellera solo rodó sus orbes verdes al contemplar el comportamiento de sus vecinas, quienes gritaban cuando uno de los muchachos se armaba de valor y trataba de iniciar una conversación con una de ellas, antes de alejarse en su compañía. Pronto solo un par de ellas quedaron.
-Vamos Agasha, no te puedes quedar aquí sola –le llamó Eunice, la hija del Panadero –mira aún hay varios muchachos a los que les puedes gustar –le susurró al oído cuando señalaba al frente
Agasha les reconoció de inmediato, se trataban Éban, el hijo del Carpintero y de Urian, el hijo de un pescador.
-Tienes que decirte amiga; ¿qué te gusta más? la pálida piel y negra cabellera, los brazos fuertes y hábiles de Éban; o prefieres los rizos dorados, la piel bronceada y el torso varonil de Urian –agregó Eunice con un tono soñador
La ojiverde negó con suavidad, porque ella ya conocía el epítome de la belleza masculina de primera mano, una sedosa cabellera celeste, piel blanquecina, un rostro de finas facciones y mirada celeste, con músculos duros y cincelados.
-¿Quién te gusta más? –le interrogó Eunice
-Me gustan los hombres inteligentes y fuertes, los que conocen del mundo y no tienen la mente cerrada, que le gusta que sus mujeres sean libres e inteligentes –explicó jugueteando con el agua de la fuente recordando cómo era que el señor Albafica le había encomendado al señor Degel que le enseñara a leer, o que incluso le había recomendado aprender del joven Pefko algo de medicina
-¡No hables así Agasha! ¿Para qué quiere un hombre que su mujer sea inteligente? ¡Mucho menos libre! –exclamó indignada Eunice tomándole de los hombros
–lo que más detesto son los mocosos brutos y toscos –agregó recordando los rumores acerca de ambos muchachos, como cuando Urian abofeteó a la hija del Sastre, o cuando Éban destrozó la cesta de la anciana tejera. –prefiero los caballeros que saben tratar a sus semejantes con amabilidad y respeto –afirmó la ojiverde ante la memoria del señor Albafica arropándola con su capa para que no sintiera frío o cuando la ayudaba a llevar las ofrendas de flores al Santuario
-¡¿Qué dices?! ¡Por los cielos Agasha! Te vas a convertir en una solterona si no eliges a tiempo –le recriminó Eunice cruzándose de brazos
Más la florista no respondió nada dejando atrás al grupo de mocosos que trataban de engatusar a sus congéneres, se encaminó hacia ese paraje en los alrededores de la aldea, donde descubrió la figura gallarda del Guardián de la Doceava Casa del Zodiaco.
-Buen día señor Albafica –asintió la castaña disimulado su sonrisa cuando el Santo le colocó una rosa en su cabello.
-Buen día Agasha –le respondió antes de tomarla de la cintura para robarle un dulce beso.
Nota: La abreviatura CPA, es el título de uno de mis fics "Cuán Profundo es tu Amor" que es un Semi-UA del LC, que no he publicado aquí.
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Diez Canciones, Diez Historias
RomansaReto de Saint Seiya Unión Fanfickera... o algo así xD... 10 mini historias con diferentes temáticas y parejas...